Más de 200
millones de ciudadanos estadounidenses están convocados para participar en las
elecciones presidenciales de noviembre. Sin embargo, el desenlace de la
contienda podría depender de un número relativamente pequeño de votos,
posiblemente solo de unas decenas o cientos de miles.
Esto se debe
a que los resultados en siete estados conocidos como "estados
bisagra" tendrán un peso desproporcionado en comparación con otros. Estos
estados son cruciales porque no muestran una preferencia clara hacia los
partidos demócrata o republicano, a diferencia de otros que ya son considerados
bastiones de un partido, como California y Nueva York para los demócratas, o
Texas y Florida para los republicanos.
El sistema
electoral estadounidense se basa en que los votantes seleccionan al candidato
que quieren que represente a su estado en el Colegio Electoral. El candidato
que obtiene la mayoría en un estado recibe todos sus votos electorales, salvo
en los casos de Maine y Nebraska. Para ganar la presidencia, un candidato necesita
sumar al menos 270 votos de los 538 totales.
Tanto Donald
Trump como Kamala Harris están dedicando la mayor parte de sus recursos y
estrategias a estos estados claves. Algunos de los más relevantes son:
Pensilvania: Es uno de los estados más disputados con 19 votos electorales. Trump se llevó el estado en 2016 por un margen estrecho, pero Biden lo recuperó en 2020. Harris cuenta con el apoyo de los sindicatos y los planes de infraestructura de la administración Biden, mientras que Trump confía en el apoyo de las zonas rurales.
Michigan: Con 15 votos electorales, este estado, tradicionalmente demócrata, sorprendió al elegir a Trump en 2016. Biden ganó en 2020 y Harris tiene el respaldo de los sindicatos del sector automotriz. Sin embargo, algunos votantes musulmanes y árabes estadounidenses han expresado su descontento por la postura de Estados Unidos en la guerra de Gaza, lo que complica la situación.
Wisconsin: Este estado, con 10 votos electorales, también fue clave en la victoria de Trump en 2016 y en el regreso de Biden en 2020. Los demócratas están destacando la amenaza que representa Trump para la democracia, buscando captar a los votantes moderados.
Georgia: Con 16 votos electorales, ha sido históricamente un estado republicano, pero apoyó a Biden en 2020, influenciado por una gran participación de la comunidad afroamericana. Harris espera mantener ese apoyo, mientras que Trump apela a los votantes religiosos, resaltando su papel en la suspensión de la protección federal al aborto.
Carolina del Norte: Este estado tiene 16 votos electorales y no ha respaldado a un candidato demócrata desde Obama en 2008. No obstante, los demócratas buscan movilizar a los jóvenes y a la comunidad afroamericana para cambiar esa tendencia.
Arizona: Este estado con 11 votos electorales eligió a Biden por un margen muy estrecho en 2020. Trump ha enfocado su campaña en temas de inmigración, mientras que Harris confía en la tendencia reciente de apoyo a candidatos demócratas en las elecciones estatales.
Nevada: Con seis votos electorales, este
estado ha respaldado a los demócratas desde 2004. Sin embargo, los republicanos
esperan atraer a parte del electorado latino que se ha alejado de los
demócratas, mientras que Harris apuesta por el voto de los nuevos residentes
jóvenes y capacitados, muchos de los cuales provienen de California.