La
tradicional festividad del Día de los Muertos en Haití, celebrada el 1 y 2 de
noviembre, conocida localmente como Fete Gede, ha sido marcada este año por un
ambiente de inseguridad y violencia. En el Gran Cementerio de Puerto Príncipe,
un sitio cargado de simbolismo, solo un puñado de personas se aventuraron a
celebrar debido al control de las bandas armadas y la creciente violencia que
afecta la capital y sus alrededores.
Frente a una
cruz que simboliza al espíritu de Barón Samedi, guardián de los muertos,
pequeños grupos de devotos, en su mayoría mujeres, colocaron velas y ofrecieron
pan y licor mientras rezaban y cantaban para honrar a sus ancestros. Sin
embargo, el ambiente ha cambiado drásticamente en comparación con años
anteriores, cuando miles de personas de todo el país llegaban al cementerio.
Ahora, los pocos celebrantes de Puerto Príncipe prefieren huir a otras ciudades
en busca de un espacio seguro para honrar a sus difuntos.
Miedo y
Tradición en Peligro
Raymond
Valcin, director del cementerio, lamenta la disminución de los asistentes y
señala que la inseguridad ha sido un factor crucial. "Envié un mensaje
pidiendo a los peregrinos que vinieran, pero tienen miedo", expresó
Valcin, recordando que incluso la presencia de un tanque de la Policía Nacional
y disparos cercanos han ahuyentado a muchos fieles que solían acudir en estas
fechas.
Año tras
año, la participación en Fete Gede ha ido reduciéndose, lo que amenaza la
continuidad de esta festividad. Los cementerios no solo eran espacios de culto,
sino también lugares donde la gente acudía a pedir protección, agradecer a los
espíritus y realizar rituales para pedir hijos o cónyuges. Ahora, la violencia
ha transformado estos rituales y el número de personas que se atreve a asistir
disminuye constantemente.
El
Control del Gran Cementerio por las Bandas
El Gran
Cementerio, en otro tiempo un espacio de respeto y devoción, ha sido tomado por
la coalición armada 'Vivre Ensemble,' dirigida por el ex policía Jimmy
Cherizier, alias "Barbecue". Desde febrero pasado, las pandillas
controlan la entrada al cementerio, donde reciben a los pocos visitantes, y han
instalado altavoces para mantener un ambiente festivo en medio del temor y la
inseguridad. Según Valcin, “no atacan, viven con nosotros”, reflejando la
realidad en la que las pandillas han establecido un dominio de facto en la
zona, utilizando el cementerio como trinchera y refugio.
Este lugar
emblemático, donde descansan figuras históricas como Jean Jacques Dessalines,
líder de la independencia haitiana, está ahora en peligro de perder su
propósito como lugar de entierro. El miedo generalizado ha llevado a que ya no
se celebren funerales en el Gran Cementerio, y muchos prefieren enterrar a sus
seres queridos en otras zonas.
Un País
Devastado por la Violencia
A pesar de
la presencia de la Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad en Haití,
liderada por Kenia desde junio, los índices de violencia continúan en aumento.
Entre julio y septiembre de este año, al menos 1,223 personas fueron asesinadas
y 522 resultaron heridas en Haití, según datos de la Oficina Integrada de
Naciones Unidas en Haití (Binuh). Estas cifras se suman a las 3,900 víctimas
reportadas en el primer semestre de 2024, tras un 2023 que cerró con un total
de 8,000 víctimas.
La situación
de inseguridad en Haití sigue devastando las tradiciones y el tejido social,
dejando un país sumido en el miedo y la desolación. Fete Gede, una festividad
que celebra la conexión con los muertos y la identidad cultural de los
haitianos, podría ser una de las tradiciones que desaparezca si la violencia y
el control de las bandas no cesan en el país.