El
laboratorio dirigido por Ángela Nieto en el Instituto de Neurociencias
(IN-CSIC-UMH) ha estado investigando durante dos décadas un proceso conocido
como transición epitelio-mesénquima (EMT). Este mecanismo, fundamental durante
el desarrollo embrionario, permite que las células migren a diferentes lugares
para formar órganos y tejidos. Sin embargo, en el contexto del cáncer, este
mismo proceso se utiliza para diseminar células tumorales y formar metástasis,
responsables de más del 90% de las muertes por cáncer.
Un nuevo
estudio publicado en la revista Nature Cancer ha
revelado que dentro de un tumor existen distintos grupos de células con roles
opuestos: algunas están programadas para expandirse de manera maligna, mientras
que otras trabajan para combatir el daño del tumor. Este hallazgo proporciona
una nueva comprensión de la heterogeneidad intratumoral, un fenómeno que hasta
ahora era desconocido.
Khalil Kass
Youssef, el primer autor del artículo, explica que una única célula puede
responder de maneras diversas dependiendo de su activación. Así, el programa de
EMT se activa tanto en células relacionadas con el desarrollo embrionario como
en células que responden al daño, lo que genera un ambiente complejo dentro del
tumor. Las células del desarrollo se localizan en la periferia, mientras que
las de reparación se concentran en el centro.
Este estudio
también destaca la importancia de la plasticidad celular. Ángela Nieto señala
que, durante el desarrollo, las células reciben instrucciones que determinan
sus funciones. Sin embargo, cuando enfrentan un estímulo como el daño,
necesitan revertir parcialmente esas instrucciones para cumplir nuevas funciones,
un proceso esencial para la regeneración.
Los
investigadores identificaron dos factores de transcripción clave en este
proceso: Snail1, que aparece en ambas trayectorias de EMT, y Prrx1, crucial
para la diseminación tumoral. La eliminación de Prrx1 resulta en la pérdida de
la capacidad metastásica del tumor. Además, bloquear la trayectoria de
diseminación no solo reduce las metástasis, sino que también aumenta la
incorporación de células a la trayectoria inflamatoria, lo que favorece la
respuesta inmune contra el cáncer.
Para llevar
a cabo esta investigación, el equipo utilizó tres modelos de ratones: uno
embrionario, uno de fibrosis renal y otro de cáncer de mama. A través de
análisis de célula única y técnicas computacionales, definieron los diferentes
estados celulares pro y antitumorales. Los datos obtenidos en modelos animales
se correlacionaron con tumores humanos, particularmente en el caso del cáncer
de mama triple negativo, que presenta un pronóstico desfavorable.
Este
estudio, financiado por diversas instituciones, abre nuevas oportunidades para
diseñar estrategias terapéuticas dirigidas a tipos de cáncer agresivos y
altamente metastásicos, lo que podría mejorar el tratamiento de estos casos
difíciles.