Deportaciones de indocumentados haitianos. Fuente externa.
agencia efeNaciones Unidas
El Gobierno haitiano denunció,
en términos inusualmente duros, las "deportaciones masivas" de haitianos desde la República Dominicana, "que no
son solo violaciones de derechos fundamentales, sino además contrarias a las
leyes internacionales", en palabras de su embajador ante la ONU, Antonio Rodrigue, ante el Consejo de Seguridad.
El Consejo celebraba una de sus sesiones trimestrales sobre Haití, que
sirvió una vez más para constatar la lentitud del proceso político de
transición en el país y el deterioro de la seguridad, pero en esa ocasión
sirvió de escenario para un rifirrafe diplomático entre haitianos y
dominicanos.
En el primer semestre del año, según la Dirección General de Migración
de República Dominicana, se deportó a sus países a 67,844 extranjeros, de ellos
la inmensa mayoría haitianos (66,227).
Pero la cifra aumentó exponencialmente en octubre: en los veinte días
transcurridos, se han deportado a 27,352 personas al país vecino. El presidente Luis Abinader ha
prometido deportar a 10,000 por semana.
El embajador Rodrigue llegó a pedir "solidaridad internacional para
poner fin a estas graves violaciones a los derechos humanos, que azuzan la
tensión e impiden las relaciones pacíficas entre las dos naciones", tras
asegurar que las deportaciones, criticadas por la ONU, son contrarias a los
acuerdos firmados entre los dos países.
Al embajador haitiano le respondió el canciller dominicano, Roberto
Álvarez, en términos no menos contundentes: "Mi Gobierno no puede aceptar
este llamado insensato a parar las repatriaciones, que equivaldría a una
frontera abierta y que fomentaría aún más la migración irregular a mi país. Eso
nunca lo vamos a permitir".
Y abundó en la idea de que la República Dominicana no ha causado los
problemas de Haití: "La crisis rampante en Haití es responsabilidad de
Haití, agravada por la falta de apoyo de la comunidad internacional. Los
dominicanos nunca fuimos la causa de sus problemas humanitarios, económicos o
de seguridad, pese a que seguimos teniendo que lidiar con esta crisis durante
décadas, casi en solitario".
La República Dominicana ha optado por estar presente a nivel ministerial
en las últimas sesiones del Consejo de Seguridad dedicadas a Haití precisamente
para llamar la atención a la carga que el país debe asumir como único país con
frontera terrestre con Haití, con los consiguientes flujos migratorios que no
cesan por la crisis casi crónica del país.
Álvarez ejemplificó con cifras la presión de la inmigración vecina:
según él, 147,000 niños haitianos ocupan un pupitre en las escuelas del país, y
el 16 % de beneficiarios del sistema público de salud son haitianos. "Hay
límites", concluyó.