Gente
limpiando sus casas afectadas por las inundaciones en Utiel, España, el
miércoles 30 de octubre de 2024.
(Manu Fernandez/AP)
Los sobrevivientes del peor desastre natural que ha golpeado a España en este siglo despertaron el jueves ante escenas de devastación después de que varias poblaciones fueran arrasadas por monstruosas inundaciones repentinas que se cobraron al menos 95 vidas. La cifra de muertos podría aumentar a medida que continuaban los esfuerzos de búsqueda. Las autoridades retiraban cuerpos de edificios y vehículos y aún había un número desconocido de personas desaparecidas.
“Desafortunadamente hay
personas en algunos de esos vehículos fallecidas”, dijo el ministro español de
Transportes, Óscar Puente, en referencia a cientos de autos y camiones varados
en carreteras teñidas de marrón por el lodo.
El paisaje posterior
mostraba un sombrío parecido con los daños provocados por un fuerte huracán o
tsunami.
Vehículos destrozados,
ramas de árboles, tendidos eléctricos caídos y enseres cubiertos de lodo
cubrían las calles de Barrio de la Torre, un suburbio de Valencia y que era una
de las docenas de poblaciones afectadas en la maltrecha Comunidad Valenciana, donde
murieron 92 personas entre el martes por la tarde y la mañana del miércoles.
Muros de agua que bajaban a toda velocidad transformaron calles estrechas en
trampas mortales y generaron torrentes que rompieron los pisos bajos de las
casas y arrastraron coches, personas y cualquier otra cosa en su camino.
Derribaron puentes y dejaron carreteras irreconocibles.
“El barrio está destrozado,
están todos los coches uno encima de otro, está reventado literalmente”, dijo
Christian Viena, un dueño de bar en el pueblo valenciano de Barrio de la Torre.
Las autoridades regionales
dijeron el miércoles por la noche que parecía que no quedaba nadie varado en
tejados o en coches necesitados de rescate después de que rescatistas con
helicópteros salvaran a unas 70 personas. Pero equipos terrestres y ciudadanos
seguían inspeccionando vehículos y hogares dañados por el embate del agua.
“La prioridad ahora mismo
es evidente, es encontrar a las víctimas de los desaparecidos para aplacar la
ansiedad y la angustia que puedan estar sufriendo las familias”, dijo el
presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, tras reunirse con funcionarios
regionales y servicios de emergencias en Valencia el jueves, el primero de tres
días de luto oficial en el país europeo.
Gente limpiando sus casas
afectadas por las inundaciones en Utiel, España, el miércoles 30 de octubre de
2024.
(Manu Fernandez/AP)
La costa mediterránea
española suele sufrir tormentas de otoño que pueden causar inundaciones. Pero
estas fueron las inundaciones repentinas más graves que se recuerdan en tiempos
recientes. Los científicos lo vinculan al cambio climático, que también está
detrás de las temperaturas cada vez más altas y las sequías en España y el
calentamiento del mar Mediterráneo.
Aunque la Comunidad
Valenciana recibió la peor parte de la tormenta, se reportaron otras dos víctimas
en la vecina región de Castilla La Mancha. Se registró otra muerte en el sur de
Andalucía.
Los cortes de agua
corriente se extendían al suroeste hasta en la localidad de Málaga, Andalucía,
donde un tren de alta velocidad descarriló el martes por la noche aunque
ninguno de los casi 300 pasajeros resultó herido.
Los invernaderos y campos
de cultivo en todo el arco sur de España, conocido como la huerta de Europa por
sus exportaciones, también sufrieron daños por lluvias intensas, inundaciones y
vientos. Las tormentas generaron un inusual tornado en Valencia y una tormenta
de granizo que perforó agujeros en coches en Andalucía.
Un hombre reacciona ante
casas afectadas por inundaciones en Utiel, Espala, el miércoles 30 de octubre
de 2024.
(Manu Fernandez/AP)
El tiempo dio algo de
alivio en las áreas más afectadas el miércoles, cuando dejó de llover. Pero las
precipitaciones intensas continuaron el jueves más al norte y la agencia
meteorológica española emitió una alerta roja para varios condados en
Castellón, la provincia más al norte de la región de Valencia, y una alerta
naranja para el sur de Tarragona, en el noreste de Cataluña, y la costa oeste
de Cádiz, en el suroeste.
Sánchez advirtió que la
tormenta “aún está con nosotros”, dijo Sánchez. “Quedémonos en casa, hagamos
caso a las recomendaciones porque así estaremos salvando vidas”.
La búsqueda
continúa en medio de la destrucción
Más de mil soldados de la Unidad Militar de Emergencias se sumaron a los
trabajadores de emergencias regionales y locales en la búsqueda de cuerpos y
sobrevivientes. La ministra de Defensa dijo que sólo los soldados habían
recuperado 22 cuerpos y rescatado a 110 personas para el miércoles por la
noche.
Los soldados buscaban casa
por casa, indicó el jueves Ángel Martínez, oficial de la UME, a la emisora
nacional de radio RNE desde el pueblo de Utiel, donde al menos seis personas
murieron.
Unas 150.000 personas se
quedaron sin electricidad en Valencia el miércoles, pero aproximadamente la
mitad tenía energía para el jueves, informó la agencia de noticias española
EFE. Un número desconocido no tenía agua corriente. Muchos compraron toda el
agua embotellada que pudieron encontrar.
Un hombre limpia su casa afectada
por inundaciones en Utiel, España, el miércoles 30 de octubre de 2024.
(Manu Fernandez/AP)
La gente caminaba entre
coches varados que bloqueaban las calles. La región permanecía parcialmente
aislada con varias carreteras cortadas y líneas de tren interrumpidas, incluido
el servicio de alta velocidad a Madrid, que según las autoridades tardaría
varios días en repararse.
Un hombre lloraba en
imágenes emitidas por la televisora nacional RTVE mientras mostraba los restos
de lo que alguna vez fue el piso bajo de su casa en Catarroja, un pueblo al sur
de Valencia. Parecía que una bomba hubiera estallado dentro y destrozado sus
muebles y pertenencias, incluso desprendiendo la pintura de algunas paredes y
dejando barro a su paso.
Cuestionan a
autoridades por retraso en las alertas
La violencia del evento meteorológico sorprendió a las autoridades regionales.
La Agencia Estatal de Meteorología, Aemet, dijo que en el pueblo valenciano de
Chiva llovió más en ocho horas que en los 20 meses anteriores, y calificó el
aguacero de “extraordinario”.
Sin embargo, la relativa
calma del día siguiente también dio tiempo para reflexionar y cuestionar si las
autoridades podrían haber hecho más para salvar vidas. El gobierno regional
valenciano ha sido criticado por no enviar alertas de inundación a los
celulares de la población hasta las 8:00 de la tarde del martes, cuando las
inundaciones ya habían comenzado en algunas partes y mucho después de que Aemet
emitiera una alerta roja por lluvias intensas.
Andreu Salom, alcalde del
pueblo valenciano de L’Alcudia, dijo a la cadena estatal RTVE que su pueblo
había perdido al menos a dos residentes, una hija y su madre anciana que vivían
juntas, y que la policía aún buscaba al camionero desaparecido. El alcalde dijo
que no tenían noticias de que el río pudiera desbordarse, algo que había
ocurrido a las 6 de la tarde.
Un hombre reacciona mientras espera noticias de sus familiares atrapados en inundaciones en Valencia, España, el jueves 31 de octubre de 2024.
(Alberto Saiz/AP)
“Yo mismo me dirigía a ver
en ese momento el nivel del río, porque no tenía ninguna información”, dijo
Salom. “Con la patrulla de la policía local nos dirigíamos a comprobar el nivel
del río cuando tuvimos que dar media vuelta porque ya como un tsunami de agua,
barro, cañas, suciedad, entraba ya dentro de la población”.
Mari Carmen Pérez dijo por
teléfono desde su hogar arrasado en Barrio de la Torre que su teléfono vibró
con la alerta de inundación después de que el agua ya hubiera abierto a la fuerza
la puerta de entrada e inundado su sala, cocina y baño y obligara a la familia
a huir al piso de arriba.
“No tenía ni idea de lo que
pasaba aquí”, dijo Pérez, que trabaja como limpiadora. “Todo está destrozado.
La gente de aquí nunca había visto algo así. Era como una peli de desastre”.
Carlos Mazón, presidente
regional de Valencia, defendió la gestión de la crisis de su gobierno y dijo
que “es un sistema protocolizado que se ha seguido por todos los técnicos”.
Wilson informo
desde Barcelona, España. Teresa Medrano contribuyó desde Madrid.