El amor por la NFL llegó a la Amazonía brasileña mucho antes que el partido del viernes en Sao Paulo

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Pedro Canuto, de Manaos, lanza un pase durante un partido ante Galo el sábado 24 de agosto de 2024.

(Edmar Barros / Associated Press)

Por MAURICIO SAVARESE

MANAOS, Brasil —  

Pedro Canuto usa su equipamiento de protección y practica enviando pases, a unos cientos de metros del lugar donde varias embarcaciones repletas de turistas recorren el Río Amazonas para adentrarse en la selva.

Canuto, quarterback del equipo Manaos FA, quizás el mejor de fútbol americano en la región, tiene 20 años. Podría estar jugando fútbol, el deporte que genera pasiones en Brasil.

En cambio, eligió practicar un deporte del que la mayoría de sus compatriotas sabe muy poco.

Unas 200 personas, incluyendo decenas de aficionados entusiasmados, esperan en el graderío del Estadio Ismael Benigno la llegada de Canuto y sus compañeros. Entre ellos están familiares del quarterback, orgullosos indígenas baré.

Su madre suele pasar días caminando en la selva del Amazonas para impartir clases en pequeñas aldeas dentro de uno de los lugares más aislados del mundo. Y aun así, acude a buena parte de los partidos de su hijo como local, para apoyarlo.

“Si ella es tan valiente para hacer todo eso, ¿cómo no podría yo hacer lo que deseo y dar el 100% al deporte y a la ciudad que amo?”, preguntó Canuto al hablar con The Associated Press en las oficinas generales del equipo, un día antes de su partido en casa contra Galo FA, el campeón defensor. “Mi sueño es que Manaos retire un día mi camiseta con el número 1. Varios equipos trataron de contratarme después de la temporada más reciente, pero no me veo jugando en otro lugar de Brasil. Quiero hacerlo aquí”.

La devoción de Canuto y de su equipo por el fútbol americano ilustran lo mucho que ha crecido este deporte durante las últimas dos décadas en Brasil. Aunque no es suficiente para llenar el estadio de 10.000 asientos en la Amazonía, el interés por el fútbol americano es ahora tanto que la NFL decidió jugar en Brasil el primer partido de su historia en Sudamérica.

El viernes por la noche, los Eagles de Filadelfia enfrentarán a los Packers de Green Bay en la Arena NeoQuímica de Sao Paulo,

Ibope Rapucom, grupo investigador local, informó en 2022 que brasil tiene unos 38 millones de aficionados al fútbol americano, la segunda mayor comunidad internacional para este deporte, después de México.

Los analistas de mercadotecnia consideran que esa cifra ha crecido al menos 10% desde que los partidos de la NFL son transmitidos por ESPN Brasil, que tiene un contrato para emitirlos desde 1992. Se difunden también por el canal abierto RedeTV.

La liga brasileña en la que juega Canuto se emite principalmente en canales de las redes sociales.

En Brasil, la liga principal se conoce como BFA. Cuenta con 72 equipos, desde la Amazonía hasta el sur del país, en la frontera con Uruguay.

La liga realiza su sexta campaña, la cual incluirá más de 200 partidos en 20 estados entre junio y diciembre. Los equipos pueden contratar incluso a tres jugadores nacidos en Norteamérica, Europa y Japón, y pueden usar a un máximo de dos en los partidos.

Hace una década, los equipos brasileños rara vez jugaban con equipamiento completo. Muchos se enfocaban en la variante de “flag football”.

Algunos equipos como Manaos llegaron a tener a varios jugadores que usaban cascos de motociclista con material de evaporación de refrigerador en la parte frontal, como protección para sus cabezas. Ninguno de los deportistas seguía dietas estrictas para mantenerse en forma o se sometía a protocolos de conmoción cerebral tras recibir golpes.

Recibir un sueldo por jugar era prácticamente un sueño. Pero los tiempos cambian lentamente.

El contador Renner Silva ha desempeñado cualquier papel posible en el equipo de Manaos a lo largo de los años. Ha sido jugador, entrenador, dirigente, aficionado y coordinador.

“Necesitamos más equipamiento, un lugar apropiado para entrenar y más apoyo para viajar por el país a fin de jugar durante la temporada regular. Pero una de nuestras mayores dificultades para atraer a más jugadores y aficionados al deporte acá es el calor”, comentó Silva una noche reciente, mientras los jugadores entrenaban en las instalaciones deportivas olímpicas de Manaos, con una temperatura de unos 31 grados Celsius. “El estadio donde jugamos no tiene una cubierta, y el partido comienza a las 3 de la tarde. La gente comienza a llegar a las 4 para mirar. Y los jugadores ya están desgastados para la segunda mitad, cuando las condiciones se vuelven un poco más frescas”.

Manaos FA comparte sus campos públicos de entrenamiento con otros deportistas, incluidos algunos que practican atletismo. Los pateadores deben usar su imaginación, dado que no puede haber postes de gol de campo, pues ello impediría la práctica de los lanzadores de jabalina y disco.

El campo mide apenas 80 yardas de largo, las mismas dimensiones usadas en la liga brasileña pero sin las 10 yardas para cada zona de anotación. Silva dijo que hay otros campos en la ciudad donde el equipo podría prepararse mejor, pero las autoridades no creen todavía en el potencial de este deporte.

Aun así, el equipo logró atraer la atención del quarterback y linebacker estadounidense Malik Brown, quien no había puesto un pie en Sudamérica sino hasta hace unos meses. Ahora, considera que el fútbol americano puede desarrollarse más después del partido de la NFL.

El jugador nacido en Chicago tuvo una carrera semiprofesional en Estados Unidos durante dos temporadas y se disponía a jugar en la liga canadiense. Pero llegó la pandemia y el equipo para el que jugaría jamás lo volvió a convocar.

Brown continuó su carrera en Alemania, al mismo tiempo que emprendía en un negocio familiar en casa. Y de pronto, “una llamada divina” llegó desde Brasil.

“Pasé muchas dificultades con los entrenadores, el portal de transferencia y todo eso con Estados Unidos. Estaba hecho un lío. Éste es el lugar donde yo necesitaba estar”, dijo Brown. “No necesito ser siempre quien da la cara. A veces se trata de levantar a otros, de ayudarles a que eleven su potencial. Mi capacidad especial consiste en conectarme donde haya ataque, defensa, equipos especiales, la sala de entrenadores, el vestuario, no importa. Voy a participar y a dar todo lo que tengo”.

Tiene dos puestos en el equipo de Manaos. Alterna como quarterback con Canuto y juega también como linebacker.

“Quiero ayudar a que Pedro se desarrolle, quiero hacer de este equipo algo de lo que todos podamos estar orgullosos”, comentó Brown.

Brown y Canuto se repartieron el ataque de Manaos durante su partido más reciente, ante Galo FA. Fue una táctica implementada por el entrenador mexicano Rodrigo Ríos.

Ninguno logró llevar al equipo a la zona de anotación, y los visitantes ganaron por 23-0.

Canuto abandonó decepcionado el terreno, pese a los aplausos del público. Considera que el partido de la NFL en Sao Paulo será un parteaguas para el deporte en Brasil, y que un día tendrá más seguidores.

Confía en jugar por otro par de décadas, posiblemente después de una estadía en Alemania y México. Luego, abriría una academia en la Amazonía.

Participa en un programa educativo en una universidad local, con miras al futuro.

Su amor por el fútbol americano sigue indoblegable, pese al futuro modesto que puede atisbar para sí mismo.

“Me he grabado en lo más profundo de mi mente que llevo el peso del fútbol americano en la Amazonía. Soy de aquí. Eso sólo me ha motivado para jugar más, con más dedicación”, indicó. “Apenas hemos comenzado”.

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