Pequeña
con expresión de enfado y contrariedad. Foto Teksomolika-Freepik.
agencia efeRicardo Segura
La transición de actividades con pantalla a otras sin
pantalla se parece a otros cambios que experimentan los niños a
diario, como dejar de jugar para vestirse, pasar del desayuno a subirse al
coche o bajarse del columpio para salir del parque, y requieren habilidades de
autorregulación, según expertos australianos.
Si bien pasar un tiempo con los dispositivos está bien para el
entretenimiento y la educación de los pequeños, también es importante que
efectúen actividades lejos de las pantallas, según los investigadores del
proyecto australiano Young Children in Digital Society (YCDS) o Niñ@s
en la Sociedad Digital.
“Los padres deben fomentar en sus hijos un equilibrio entre las
tecnologías electrónicas y las actividades de la vida real. La educación
digital debe comenzar en los primeros años del niño, estableciendo límites e
inculcándoles la importancia del buen uso de los dispositivos”, señala Emily
Lawrenson, de Qustodio.
Niño gritando hacia arriba durante una rabieta. Foto Freepik.EFE
En muchas
familias hay una batalla diaria para alejar a los niños de las pantallas y
evitar sus “rabietas tecnológicas”, ese gran enfado que experimentan cuando sus
padres intentan que utilicen los dispositivos electrónicos y permanezcan
conectados durante un tiempo razonable en lugar de excesivo, señalan desde el
proyecto australiano Young Children in Digital Society (YCDS).
La iniciativa
YCDS o Niñ@s en la Sociedad Digital, sugiere prácticas para que los niños
pequeños, sus familias y los educadores las utilicen para interactuar con las
tecnologías digitales poniendo el foco en que sean saludables y positivas para
las niñas y niños de corta edad.
“La transición de actividades
con pantalla a actividades sin pantalla es una transición tecnológica y algo
que muchos niños hacen más de una vez al día”, según un equipo de YCDS,
compuesto por investigadores de las universidades
de Curtin (Juliana Zabatiero y Leon Straker); Canberra (Kate Highfield) y
Católica Australiana (Susan Edwards), en Australia.
Estos investigadores efectúan una
investigación que analiza cómo los padres y cuidadores pueden ayudar a los
niños con las llamadas ‘transiciones tecnológicas’, según explican en la
publicación de divulgación académica The
Conversation.
Señalan que “estos
cambios pueden resultar complicados porque implican habilidades de
autorregulación (psicológica y emocional) que los niños aprenden y desarrollan
a medida que crecen”.
Padre columpiando a su hijo pequeño en un parque. Foto Freepik.
“A menudo, las
transiciones tecnológicas pueden parecer más difíciles para los niños y sus
cuidadores que otras transiciones porque los dispositivos pueden ser muy
atractivos y los desarrolladores y diseñadores de medios trabajan activamente
para mantener a los niños conectados”, explican.
Por eso muchos niños se enfadan, estallan y experimentan desbordes
emocionales, en las llamadas “rabietas tecnológicas”, cuando
los adultos intentan alejarlos un tiempo de la tecnología.
DOS ESTRATEGIAS ‘ANTIRABIETAS’.
Desde YCDS describen
dos estrategias que los padres pueden aplicar para apoyar las transiciones
tecnológicas de sus hijos, basadas en su investigación, la colaboración con la
organización.
PREPARA A TUS HIJOS.
Los niños pueden
sentirse muy molestos y frustrados cuando de repente les quitan su dispositivo,
especialmente cuando están disfrutando de un juego o viendo contenido que les
gusta, por lo que es necesario prepararlos y hacerles saber cuándo terminará su
tiempo frente a una pantalla, explican.
Indicaciones como
“puedes ver dos episodios de este programa”, “cuando termine este juego,
pararemos”, “cuando hayas terminado ese juego será hora de comer” o “después de
que hayas visto ese programa iremos al parque”, pueden ser estrategias muy
útiles, según los investigadores.
BUSCA INSPIRACIÓN.
Desde YCDS sugieren
aprovechar las preferencias de los niños proponiéndoles que hagan algo
inspirado en el mundo digital, como completar un rompecabezas de un personaje
de una serie de animación, dibujarlo con papel y lápiz, imitar algunos de sus
comportamiento divertidos o construir algunos ambientes o elementos de la serie
con bloques de juego y otros materiales.
Niño feliz y sonriente jugando en la naturaleza. Foto Freepik.
Los padres “también
pueden reproducir la música o las canciones de un programa que les guste a los
niños como una actividad divertida que los mantenga ocupados”, añaden.
EDUCACIÓN DIGITAL EN LA INFANCIA.
Para Emily Lawrenson, gerente de comunicación de la plataforma de
control parental y bienestar digital Qustodio (www.qustodio.com), es fundamental que “los
padres inculquen en sus hijos una relación saludable y segura con la tecnología
digital desde que son pequeños”.
Así, “cuando crezcan,
sus hijos habrán adquirido esta responsabilidad y sabrán que no tienen que
invertir todo su tiempo libre en la vida ‘online’ “, puntualiza.
Lawrenson reconoce
que los dispositivos electrónicos y los contenidos digitales ofrecen a los
niños una fuente inagotable de diversión y distracción y que son un estímulo
difícil de esquivar para los más pequeños, pero “los padres tenemos que hacer
un esfuerzo para que desarrollen su imaginación y sepan manejar el
aburrimiento”, enfatiza.
“No hay que tener
miedo a dejar que nuestros hijos se aburran. De hecho, el aburrimiento alimenta
la imaginación y la creatividad de los más pequeños, las cuales se han visto
reducidas en las nuevas generaciones debido al aumento del uso de los
dispositivos tecnológicos”, puntualiza.
PACIENCIA Y ACOMPAÑAMIENTO.
“Ante una ‘rabieta
tecnológica’, los padres deben tener paciencia, acompañar a sus hijos y
hacerles ver que están a su lado, pero es importante no ceder ni tratar de
calmarlos dejándoles más tiempo delante de la pantalla”, señala Lawrenson.
“El punto de partida
para lograr una armonía entre la vida en línea (online) y fuera de línea
(offline) y manejar las rabietas tecnológicas, consiste en gestionar el uso de
las pantallas y poner límites, fijando la hora de inicio y finalización y el
tiempo máximo de uso, y estableciendo un lugar para usar las pantallas, priorizando
los espacios comunes de la casa”, indica.
Otra
solución es “ayudar a nuestros hijos a pasar el tiempo de una manera diferente,
planteándoles actividades al aire libre y ofreciéndoles planes diferentes y
llamativos para que disfruten también de su vida ‘offline’ y se diviertan”
añade.
“Para poder
encontrar actividades alternativas, que permitan disfrutar de momentos en
familia sin pantallas de por medio, es importante conocer los intereses y
gustos de nuestros hijos” según Lawrenson.
“La tecnología
puede tener múltiples beneficios para los pequeños, pero es necesario saber
integrarla en la vida infantil, de una manera razonable y estableciendo un
orden”, señala.
“En este sentido, los padres
tienen que servir de ejemplo haciendo ver a sus hijos que hay otras maneras de
entretenerse más allá de las pantallas, y construyendo una relación saludable
con la tecnología, para poder desactivar las temidas rabietas y huir de la
dependencia tecnológica”, concluye Lawrenson.