De izquierda a derecha, la candidata presidencial demócrata a la vicepresidenta Kamala Harris, el presidente Joe Biden, Michael Bloomberg, el candidato presidencial republicano Donald Trump y el candidato republicano a la vicepresidencia, el senador JD Vance (republicano por Ohio), asisten a la ceremonia conmemorativa del 11 de septiembre en el 23er aniversario de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, el miércoles 11 de septiembre de 2024, en Nueva York.AP
agencia apEstados Unidos
Estados Unidos recordó las vidas perdidas y transformadas por los
ataques del 11 de septiembre el miércoles, en un aniversario rodeado por la
política de la campaña presidencial donde el presidente Joe Biden, el expresidente
Donald Trump y la vicepresidenta Kamala Harris estuvieron juntos el miércoles
en la zona cero.
El 11 de septiembre —la fecha en el que los ataques con dos aviones
secuestrados provocaron la muerte de cerca de 3.000 personas en 2001— cae en
medio de la temporada electoral cada cuatro años, y esta vez se produce en un
momento especialmente agudo. La ceremonia de aniversario en el World Trade
Center reunió a Harris y Trump, los nominados demócrata y republicano
respectivamente, cara a cara pocas horas después de su primer debate, realizado
la noche del martes.
Trump y su compañero de fórmula, el senador JD Vance, llegaron al lugar
alrededor de las 8 de la mañana y se tomaron fotos con algunas personas del
público. Harris llegó con Biden cerca de media hora después, entre vítores
de “¡Kamala!” por
parte de algunos miembros de la audiencia.
Biden y Trump se dieron un apretón de manos, y el exalcalde de Nueva
York Michael Bloomberg acudió a facilitar un saludo entre Harris y Trump.
Luego, los rivales presidenciales quedaron a unos cuantos pies de distancia,
con Biden y Bloomberg entre ellos, mientras la ceremonia iniciaba con un toque
de campana y un momento de silencio.
El telón de fondo político no fue lo más importante para los familiares
de las víctimas, como Cathy Naughton, quien acudió para honrar a su primo,
Michael Roberts, uno de los cientos de bomberos muertos en el ataque.
Veintitrés años después, “es
tan crudo”, dijo.
“Queremos asegurarnos de que la gente recuerde
siempre, y decir los nombres siempre, y no olvidar nunca”.
“No se vuelve más fácil con cada año que pasa”, añadió.