CARACAS —
Con movilizaciones y
concentraciones de un extremo a otro de la capital venezolana, el oficialismo y
la oposición saldrán el jueves a medir sus fuerzas en el cierre de la campaña
electoral para los comicios del domingo en los que el presidente Nicolás Maduro
se juega la reelección por un tercer mandato.
La campaña estuvo dominada
en las semanas previas por la polarización y la tensión ante los mensajes de
Maduro de que una victoria del bloque opositor, liderado por María Corina
Machado con la candidatura de Edmungo González, podría desatar un “baño de
sangre” en el país.
El oficialista Partido
Socialista Unido de Venezuela (PSUV) convocó el jueves a la “toma de la Gran
Caracas” con marchas y eventos en diferentes puntos de la ciudad.
La principal coalición opositora, que promete un
cambio para Venezuela tras 25 años de gobiernos socialistas, llamó a sus
seguidores a una concentración en una barriada de clase media del este de la
capital, uno de sus principales bastiones de la oposición.
Machado invitó el jueves en una conferencia de prensa
a los capitalinos a sumarse a la movilización y aprovechó para agradecer a las
miles de personas que la acompañaron en los recorridos que hizo por todos los
rincones del país con su mensaje de “cambio” y “libertad”.
“Esto va a pasar a la historia”, dijo la dirigente
ante la prensa al asegurar que su campaña “ha sido el movimiento cívico más
profundo que ha tenido Venezuela”.
“Vivimos el cierre de un ciclo y el nacimiento de una
nueva era”, agregó.
Por su parte, el presidente Maduro envió un mensaje
televisado desde uno de los salones del palacio gobierno y recordó al fallecido
gobernante Hugo Chávez. El también candidato exhortó el jueves a los
venezolanos a “decidir con mucha conciencia y desde el corazón por la Venezuela
que soñamos”.
“Hoy estamos en las mejores condiciones para dar un
salto cualitativo y cuantitativo hacia el porvenir”, recalcó Maduro al
presentar al país su “programa de futuro, el plan de la 7T”, que aseguró que
tiene como gran objetivo “preservar la paz y consolidar un nuevo modelo
económico productivo para el bienestar”.
El aspirante opositor Edmundo González calificó la
campaña como “heroica” y aseguró que fue posible gracias a “la unión de todas
las fuerzas democráticas y el liderazgo de María Corina Machado”.
González, un exdiplomático de 74 años, fue elegido en
marzo como abanderado de la oposición luego de que la Contraloría General
inhabilitara por quince años para ocupar cargos públicos a Machado y eso le
impidiera inscribirse como candidata.
En Venezuela la inhabilitación política es una pena
accesoria que aplica cuando existe una sentencia judicial firme por un hecho
punible cuando se determina que una persona incurrió en abuso de poder, entre
otros casos previstos en las leyes locales. Pero esos preceptos legales no se
cumplieron en el caso de Machado, una exlegisladora de 56 años, que no tiene
condena en contra.
Horas antes del cierre de la campaña, Maduro llamó a
sus seguidores a salir el domingo a votar masivamente para “hacer respetar a
Venezuela con el poder del voto”.
En un mitin en la ciudad del centro occidental de
Barquisimeto, el gobernante, de 61 años, afirmó en tono retador que el 28 de
julio “vamos a coronar la madre de todas las victorias, la victoria definitiva
contra la extrema derecha”.
Analistas y observadores han dicho que en estas
elecciones la oposición venezolana tiene posibilidades reales de ganar.
En los 11 años de mandato de Maduro, Venezuela ha
vivido la peor crisis económica y social de su historia reciente, que llevó a
más de siete millones de venezolanos a migrar. El presidente prometió que a
partir del 29 de julio se consolidará la recuperación y aseguró que el país ya
“está renaciendo como el ave fénix”.
A cuatro días de las elecciones, la oposición superó
el miércoles una de las trabas que enfrentó en el proceso y logró el registro
de más de 90.000 testigos que estarán en la totalidad de las mesas de votación,
informó González. La coalición opositora había denunciado que los sistemas del
organismo electoral no estaban permitiendo el registro de sus representantes.
Durante la campaña, que se extendió por casi un mes y
en la que predominó la propaganda del oficialismo en los medios locales y las
redes sociales, Maduro procuró mostrarse como un gobernante fuerte y retador y
recurrentemente envió el mensaje de que si la oposición retornaba al poder
habría violencia en Venezuela.
Los mensajes del gobernante generaron preocupación en
la comunidad internacional.
Entre los líderes mundiales que expresaron inquietud,
el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, admitió a inicios de semana
que estaba “asustado” por los recientes comentarios de Maduro sobre que podría
darse un “baño de sangre” si pierde los comicios y no logra la reelección.
“Si no quieren que Venezuela caiga en un baño de
sangre, en una guerra civil fratricida… Garanticemos la más grande victoria de
la historia”, recordó Lula sobre las palabras de Maduro y añadió que le había
manifestado a su par venezolano que la “única posibilidad de que Venezuela
vuelva a la normalidad es que haya un proceso electoral ampliamente respetado”.
El gobernante venezolano le restó importancia a los
comentarios de su par brasileño y sin mencionarlo dijo que “el que se asuste,
que se tome una manzanilla”.
Desde Chile, el presidente Gabriel Boric también hizo
alusión al mensaje de Maduro y el jueves dijo ante la prensa internacional que
“no se puede amenazar bajo ningún punto de vista con baños de sangre, sino que
lo que reciben los mandatarios y los candidatos son baños de votos”.
“Y esos baños de votos representan la soberanía
popular que debe ser respetada”, subrayó Boric.
En los comicios del domingo estarán como observadores
delegados del Centro Carter, con sede en Atlanta, de la Comunidad de Estados
Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), de la Comunidad del Caribe (CARICOM) y
expertos de las Naciones Unidas que fueron invitados por las autoridades
electorales.