Un grupo de personas frente a una bodega durante una ola de calor veraniega en el barrio neoyorquino del Bronx el 11 de julio de 2024ANGELA WEISS/AFP
"Vivimos en una jungla
de cemento", lamenta Reinaldo Morales, un militar retirado que ha ido en
busca de aire fresco a un centro para mayores en el Bronx, el distrito más
pobre de Nueva York que sufre de lleno el calor y es reflejo de las
desigualdades medioambientales reconocidas por la ciudad.
De 68 años, el hombre
afronta la canícula con "preocupación" porque el gasto de energía
para enfriar, "aunque sea solo una habitación", es "sumamente caro".
"Está bien que haya un
centro para refrescarse como este. Pero la idea de que ni siquiera podamos
enfriar nuestra casa es indignante", sostiene.
Con temperaturas de entre 30 y 35 grados centígrados
esta semana, Nueva York se libró relativamente de la ola de calor extremo que
azota Estados Unidos y disparó las temperaturas hasta los 48 °C en Las Vegas.
Sin embargo, una imagen
llamó la atención: el lunes, el puente móvil que une el barrio de Harlem, en
Manhattan, con el Bronx permaneció atascado en la misma posición durante varias
horas porque el acero se había dilatado por el calor.
En el Bronx, que sufre
una combinación de problemas de pobreza, salud y contaminación atmosférica,
algunas zonas se ven aún más afectadas por los efectos de isla de calor de las
grandes ciudades, debido a la falta de árboles y la densidad de la
construcción.
"En este distrito no
tenemos muchos árboles ni mucha sombra, así que la temperatura sube mucho,
sobre todo cuando el sol está en su cenit", dice Sandra Arroyo, gerente
del centro de mayores Casa Boricua.
"NOS ASFIXIAMOS"
Entre los edificios de este
barrio de población predominantemente hispana y afroamericana, los pocos
árboles no bastan para proteger del calor húmedo, difícil de soportar para Juan
Lorenzo, un dominicano de 72 años. "Das la vuelta a la manzana y es
sofocante", dice.
"Te sientes muy
cansada", añade Stephanie Rodríguez, cajera de 21 años, sentada en un
banco a la sombra, delante de su hijo de 2 años que juega con el agua en el
único gran parque de todo Bronx Sur, un barrio en plena revitalización
económica.
En su apartamento de tres
habitaciones, donde viven ocho personas, todos se reúnen en la única habitación
que tiene aire acondicionado, cuenta.
"Necesitamos más
espacios verdes", suplica incansablemente Arif Ullah, director de la
asociación comunitaria South Bronx Unite.
A dos pasos de sus
oficinas, la orilla del río frente a Harlem está ocupada por centros de
tratamiento de residuos, una central eléctrica y almacenes, entre ellos el de
la empresa de reparto de alimentos Fresh Direct, contra la que la asociación
había luchado porque la acusaba de favorecer la circulación de camiones
contaminantes.
En el extremo más alejado, un pequeño parque infantil
se encuentra encajonado, a plena luz del sol, bajo una serie de vías elevadas
de acceso a la autovía.
Para Arif Ullah, esta
situación no es inevitable, sino "el legado de políticas públicas
discriminatorias y racistas, que hacen que una comunidad como esta se convierta
en una isla de calor urbana y produzca más problemas de salud".
Los barrios de Hunts
Point y Mott Haven, en el sur del Bronx, registran tasas de visitas a urgencias
por problemas respiratorios atribuibles a la contaminación muy superiores a la
media de la ciudad, según un extenso informe elaborado por el ayuntamiento de
Nueva York en abril, el primero en estudiar la cuestión de la "justicia
medioambiental".
La municipalidad
neoyorquina calcula que unas 350 personas mueren cada año a causa del calor o
de problemas de salud agravados por las altas temperaturas, una tasa de
mortalidad que afecta a los afroamericanos el doble que a los blancos.
Uno de los factores
agravantes, según el ayuntamiento, es la falta de acceso al aire acondicionado
en los hogares, que afecta al Bronx más que a otros barrios.
En Estados Unidos, las
olas de calor extremas y peligrosas en las grandes ciudades han aumentado como
consecuencia del cambio climático, y este fenómeno va a empeorar, según los
científicos.