Seguidores de la oposición, participan en un acto por el inicio oficial de la campaña para
las elecciones presidenciales del 28 de julio en Caracas, Venezuela, el jueves
4 de julio de 2024/AP
jorge rueda apCaracas, Venezuela
Cuando restan 24 días para las elecciones presidenciales de Venezuela,
el proceso electoral entra el jueves en su último tramo con el comienzo oficial
de la campaña de unos comicios en los que se elegirá entre la continuidad del
proyecto político ideado por el fallecido Hugo Chávez o tomar otro rumbo tras
25 años de gobiernos que se consideran socialistas.
Aunque los
10 contendores —incluido al presidente Nicolás Maduro que aspira ser reelecto
para un mandato de seis años— recorren el país desde hace meses con el
propósito de animar a los venezolanos registrados en el padrón electoral a que
acudan a votar el día de los comicios, las autoridades fijaron la campaña
oficial desde el 4 al 25 de julio, justo tres días antes de la elección
presidencial.
Como ha sido habitual en el país sudamericano en las últimas
dos décadas, gobierno y oposición miden fuerzas el primer día de campaña con
caravanas y marchas en Caracas a corta distancia unos de otros.
La
Plataforma Unitaria Democrática, la principal coalición opositora, anunció que
en la capital venezolana se realizará la primera de 10 caravanas para acompañar
en las distintas regiones al exdiplomático Edmundo González Urrutia, su
candidato unitario.
Al respecto
la coalición indicó en un comunicado que los distintos puntos de concentración
en Caracas y en otras regiones serán anunciados oportunamente. Según varios de
sus dirigentes la idea es “no facilitarle las cosas al gobierno”. Exhortaron en
consecuencia a sus seguidores estar “atentos” a los anuncios.
Como suele ocurrir en Venezuela desde 1999 —cuando Chávez
asumió el poder— cada vez que la oposición hace una convocatoria los militantes
del gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela realizan actos en las
inmediaciones y bloquean el paso de los opositores, argumentando razones de
seguridad para evitar posibles enfrentamientos.
El comienzo
de la caravana opositora fue tenso debido a que agentes de la Policía Nacional,
bajo el mando del gobierno de Maduro, bloquearon brevemente su paso.
Los agentes argumentaron que se trataba de un procedimiento
de rutina para verificar que estuviesen en regla los documentos del conductor
del camión, que fue acondicionado con una plataforma, con González y Machado
abordo. Luego de una tensa conversación con la líder opositora, finalmente los
policías permitieron que los vehículos reanudaran el recorrido.
Los opositores no tenían previsto instalar una tarima. Los
dirigentes políticos se movilizarán en un camión y declararán sobre el
vehículo.
Las personas
congregadas a los lados de la ruta de la caravana, que marcó el comienzo de la
campaña, gritaban “¡libertad, libertad, libertad!” y “este gobierno va a caer”.
Muchas de ellas agitaban el tricolor nacional, en tanto, los automovilistas se
sumaban a ellos tocando sus bocinas.
El oficialismo, por su parte, anunció que la tarde del jueves
sus seguidores marcharán desde 22 puntos de la ciudad rumbo al palacio de
gobierno en el centro de Caracas.
Los comicios del 28 de julio marcan el retorno del principal
bloque opositor a una elección presidencial pues en 2018 los comicios en los
que Maduro fue reelecto fueron boicoteados por los principales partidos de
oposición —muchos de los que hoy forman parte de la Plataforma Unida— alegando
que no existían condiciones justas y transparentes para la elección.
En las
elecciones regionales de 2021 la oposición alcanzó varios éxitos, incluida la
gobernación de Barinas, estado natal de Chávez —un feudo de la familia del
exmandatario durante casi dos décadas— y aunque las condiciones están lejos de
ser las ideales los opositores están particularmente animados por el descenso
en la popularidad de Maduro, para muchos asociado con la compleja crisis que
azota al país.
Esta elección —en la que más de 21,3 millones de electores
están facultados para votar— se perfila como el mayor desafío que ha enfrentado
el oficialismo en sus 25 años en el poder, 11 de ellos bajo el mandato de
Maduro pues el partido gobernante busca mantener el control de todas las ramas
del poder por al menos seis años más, pero su base está dividida, disminuida y
decepcionada, según algunos analistas.
Muchos venezolanos están hastiados con la crisis social y
económica —caracterizada por la pobreza, el hambre, la enfermedad y la
delincuencia— que en la última década empujó a más de siete millones de
personas a emigrar en busca de mejores condiciones de vida.
De los nueve candidatos que enfrentan a Maduro, González
Urrutia, de 74 años, pese a ser casi desconocido por la mayoría de los venezolanos,
se erigió en abril como su principal contrincante luego de que fue bloqueada la
candidatura de la líder opositora María Corina Machado, ganadora por más 92% de
los votos de las primarias de octubre.
Machado fue inhabilitada para ejercer cargos públicos por 15
años justo después de anunciar su intención de participar en las primarias.
González Urrutia fue inscrito originalmente como candidato
provisional a la espera de que Machado lograse revertir su inhabilitación, pero
esa posibilidad fue truncada por el Tribunal Supremo. La postulación de su
primera alternativa, Corina Yoris, también fue bloqueada por razones aún
desconocidas. Finalmente quedó postulado González Urrutia.
Machado ha seguido recorriendo el país para promover la
candidatura del exdiplomático.
Las posibilidades de triunfo de los otros ocho candidatos son
remotas. Estos son el pastor evangélico Javier Bertucci, el exlegislador
opositor independiente Enrique Márquez; Claudio Fermín, exalcalde de Caracas;
el exprisionero político Daniel Ceballos, el abogado Antonio Ecarri, el
comediante Benjamín Rausseo, así como los diputados opositores disidentes Luis
Eduardo Martínez y José Brito. Ninguno de ellos alcanza el 3% en las distintas
encuestas de intención de voto.