Funcionarios de protección civil trasladan
las pertenencias de los residentes en un barco al continente desde la isla
Gardi Sugdub, arriba, frente a la costa caribeña de Panamá, el miércoles 5 de
junio de 2024. (AP
Foto/Matías Delacroix)
(Matias Delacroix / Associated Press)
ISBERYALA,
Panamá —
ISBERYALA, Panamá (AP) —
Recién instalados en sus nuevas casas en tierra firme tras dejar una pequeña
isla en el Caribe panameño azotada por el aumento del nivel del mar, algunos
desplazados indígenas colocaron de inmediato sus tradicionales hamacas en el
portal para aprovechar una ligera brisa que venía de las montañas en una tarde
calurosa.
“Ahora está más fresco,
allá (en la isla) a esta hora eso es un horno”, señaló Augusto Walter, de 73
años, quien se mudó el miércoles por la mañana y esperaba a su esposa, que se
había quedado un poco más en la isla preparando comida. Otros tres familiares
vivirán en la casa. Él trajo su hamaca, que es lo que se usa mayormente para
dormir y descansar en la isla.
Los habitantes Guna que han
dejado esta semana sus apiñadas viviendas en la isla Gardi Sugdub, están
ocupando sus nuevos hogares aunque enfrentan un contratiempo: falta que les
instalen la electricidad y les llegue el agua potable.
La mayoría de las 300 familias de la isla habían
trasladado sus pertenencias en lanchas y vehículos hasta el miércoles por la
tarde a las nuevas casas de la comunidad bautizada como Isberyala, establecida
en lo que fue antes un terreno de cultivo de yuca en la comarca Guna Yala,
rodeada de montañas.
Funcionarios de los servicios de protección civil
dijeron que esperan terminar con esa operación el jueves. Alrededor de siete u
ocho familias, con unos 200 miembros, permanecerán en Gardi Sugdub, según sus
autoridades.
Es el primero de más de 60 poblados de las costas del
Caribe y Pacífico de Panamá que se tendrán que desplazar a zonas más seguras en
las próximas décadas debido al incremento del nivel del mar asociado al
calentamiento global.
“Sentimos que acá estamos más cómodos, con más
espacio”, aseguró a The Associated Press López sentado en una hamaca que
también colocó en el portal de su nueva casa en la barriada con calles
pavimentadas y nombres de legendarios sailas, las máximas autoridades en la
etnia Guna. “En Gardi Sugdub estábamos muy apretados en viviendas para mucha
gente, ya no se cabía y el mar se nos metía cada año”.
Al igual que la mayoría de las familias que se han
mudado, López y su esposa no tenían aún electricidad y tampoco agua potable,
según constató AP durante una visita al lugar. Ellos se ayudaron en su primera
noche en tierra firme con una lámpara de batería que trajeron de la isla y dos
estufas de gas para cocinar sus alimentos.
“De vez en cuando vamos a cruzar también a la isla”,
se consoló López, quien es uno de los sailas en Gardi Sugdub.
Muchas familias recién mudadas han optado por regresar
a la isla por la tarde debido a la falta de luz en sus casas. Funcionarios del
Ministerio de Vivienda dijeron que la nueva barriada tiene electricidad y
alumbrado nocturno en las calles, pero que cada casa tiene que hacer un
contrato con la compañía eléctrica para recibir un servicio prepago, algo que
no se sabe cuándo lograrían formalizar. En cuanto al agua, señalaron que se
licitaron cuatro pozos para proveer el líquido vital a la comunidad, pero que
si se daba algún problema con la electricidad dejaría de operar la planta que
envía el agua a las casas. Aseguraron que no tenían reportes de daños por parte
del contratista, pero que iban a investigar.
“No es que la casa sea grande, pero el espacio es
suficiente para nosotras, vivíamos en una isla sofocante y hacinada desde hace
bastante tiempo”, afirmó mientras llevaba dos galones de agua a la nueva
vivienda que trajo de Gardi Sugdub. “Claro está que vamos a extrañar todo allá
y yo especialmente las tardes de danzas”. En la isla hay una casa donde se
practica el baile tradicional guna.
La nueva urbanización en medio del bosque húmedo
cuenta de momento con unas canchas para jugar baloncesto y vóleibol, una casa
grande con techo de paja y paredes de adobe para las reuniones de las altas
autoridades que se inauguró en abril y otra para celebrar una ceremonia
tradicional de los gunas, quienes pueblan casi 50 de las 365 pequeñas islas del
archipiélago caribeño de Guna Yala.
Las casas en Isberyala —que en lengua guna hace
referencia al árbol de níspero— son de 40,96 metros cuadrados, con dos
recámaras, una sala-comedor, un baño y una pequeña tina atrás para lavar la
ropa. Las 300 casas —destinadas para igual número de familias— llaman la
atención por su techo color ladrillo y paredes pintadas de crema y mostaza, con
calles pavimentadas y un parquecito con asientos de cemento.
Construidas a un costo de más de 12 millones de
dólares por el gobierno, las viviendas tienen en la parte trasera un terreno de
300 metros que sus dueños podrán utilizar para ampliarlas o sembrar allí
hortalizas u otros cultivos, que será parte del nuevo cambio que tendrán que
hacer en tierra firme.
“A mí no me interesa mucho el traslado porque yo no
voy a convivir con ellos, prefiero estar acá, es más relajante”, dijo sentado
en un muelle desde donde se ven otras islas turísticas cercanas Augencio
Arango, de 49 años.
Él no creía que el cambio climático fuera el
responsable de la mudanza, sino decisiones tomadas por las personas. “El hombre
es el que daña la naturaleza. Ahora quieren cortar todos los árboles para hacer
las casas en tierra firme”.
Dijo que su mamá, abuela y hermano se trasladarán a
Isberyala y que él se quedará en Gardi Sugdub con sus tías.
“La verdad no sé por qué la gente quiere vivir allá.
Es como vivir en la ciudad, encerrados y ya uno no puede salir, y las casas son
chiquitas”, se lamentó.
Unos trabajadores avanzaban a unas cuadras en la construcción
de una casa de madera de dos plantas, que según estiman podría tener un costo
de 15.000 dólares, algo sorprendente en medio de un desplazamiento histórico en
la isla.
“No nos vamos a ir”, dijo uno de los indígenas
constructores, Robertino Martínez, de 53 años. “Eso será hasta que llegue la
muerte”. El cementerio de la isla está ubicado en tierra firme.