Varias personas sostienen carteles con la imagen del fallecido presidente de Irán, Ebrahim Raisi, durante un acto en su memoria en la plaza Vali-e-Asr, en el centro de Teherán, Irán, el 20 de mayo de 2024. (AP Foto/Vahid Salemi)
(Vahid Salemi / Associated Press)
DUBÁI, Emiratos Árabes
Unidos —
DUBÁI, Emiratos Árabes
Unidos (AP) — Iraníes afligidos vestidos de luto comenzaron a reunirse el
martes para los funerales y procesiones fúnebres por el presidente del país, el
ministro de Exteriores y los otros fallecidos en un accidente de helicóptero,
una serie de ceremonias organizadas por el gobierno que buscan tanto honrar a
las víctimas como proyectar una imagen de fortaleza en el inestable Oriente
Medio.
Para la teocracia chií de
Irán, las manifestaciones multitudinarias han sido cruciales desde que millones
de personas salieron a las calles de la capital, Teherán, para recibir al gran
ayatolá Ruhollah Jomeini en 1979, durante la Revolución Islámica. Se estima que
un millón de personas participaron en 2020 en el cortejo fúnebre del general de
la Guardia Revolucionaria Qassem Soleimani, quien fue asesinado por un dron
estadounidense en Bagdad.
Está por ver si el
presidente Ebrahim Raisi, el canciller Hossein Amirabdollahian y los demás
fallecidos atraerán una asistencia similar, especialmente porque Raisi falleció
en un accidente de helicoptero, llegó al poder en las elecciones con menor
participación en la historia del país y durante su mandato se produjo una
amplia represión de la disidencia. La fiscalía ya advirtió en contra de
cualquier celebración pública por su muerte y, desde el siniestro, en las
calles de la capital se ha visto una fuerte presencia de las fuerzas de
seguridad.
Raisi, de 63 años, parecía estar en la lista de
posibles sucesores del líder supremo del país, el ayatolá Ali Jamenei, de 85
años. Su muerte pone esta elección en duda, sobre todo porque no hay ningún
clérigo que pueda heredar el cargo antes las elecciones previstas para el 28 de
junio.
“La muerte de Raisi se produce en un momento en el que
el régimen islamista está consolidado”, escribió Alex Vatanka, experto en Irán
del Instituto de Oriente Medio. “En el corto plazo, en Teherán no habrá vacío
de poder; sin embargo, el Irán post Jamenei parece de pronto mucho menos
predecible de lo que era unos días atrás”.
El martes por la mañana, el cortejo fúnebre encabezado
por un vehículo que transportaba los féretros de los fallecidos, avanzó
lentamente por las estrechas calles del centro de Tabriz, la ciudad más
importante cerca del lugar donde se produjo el siniestro el domingo. Miles de
personas vestidas de negro caminaban lentamente junto a los ataúdes, algunos
arrojando flores, mientras un locutor lloraba a través de un altavoz por unos
hombres a los que describió como mártires.
La teocracia iraní declaró cinco días de luto y animó
a la población a asistir a las sesiones públicas de duelo. Normalmente, los
empleados gubernamentales y los estudiantes acuden en masa a estos actos,
mientras que otros lo hacen por patriotismo, curiosidad o para presenciar
acontecimientos históricos.
En el conjunto del país, la población rural suele
abrazar más de cerca la fe chií y al gobierno, pero Teherán tiene desde hace
tiempo una opinión muy distinta acerca de Raisi y de las políticas de su
ejecutivo debido a las protestas masivas que han sacudido la capital durante
años.