ARCHIVO - O.J. Simpson, corredor de los
Bills de Buffalo, trata de avanzar mientras es tirado del jersey por Mike
Curtis, linebacker de los Colts de Baltimore, en un partido del 12 de octubre
de 1975 (AP Foto/archivo)
(Uncredited / Associated Press)
Mucho antes de que la
persecución a la camioneta Bronco conmocionara al público en la televisión y de
que el “Juicio del Siglo” cautivara al paÃs, O.J. Simpson habÃa dejado ya una
marca en el fútbol americano.
El jugador apodado “The
Juice” fue el mejor corredor de su era durante una carrera de 11 años en la
NFL, en su mayorÃa con los Bills de Buffalo. Ganó un campeonato nacional y un
Trofeo Heisman en el nivel colegial, y estableció récords en la NFL.
Pero los logros deportivos
de Simpson quedaron eclipsados, y su imagen se arruinó para siempre ante los
cargos según los cuales mató a su exesposa y al amigo de ella en 1994. Aunque
se le exoneró de asesinato, un juicio civil separado lo declaró después
responsable por las muertes.
El legado de Simpson quedó tan manchado que quizás
ello derivó en las pocas reacciones surgidas el jueves, cuando se dio a conocer
la noticia de su muerte. No hubo reconocimientos públicos por parte de la NFL,
los Bills ni los 49ers de San Francisco, donde jugó sus últimas dos campañas.
El Salón de la Fama del Fútbol Americano Profesional
sà emitió un comunicado atribuido a su presidente Jim Porter.
“O.J. Simpson fue el primer jugador en llegar a una
marca para corredores que pocos consideraban posible en una temporada de 14
partidos, cuando superó las 2.000 yardas”, dijo. “Sus contribuciones en el
terreno se preservarán en los archivos del Salón en Canton, Ohio”.
Previamente, muchos fanáticos han pedido que el equipo
retire el nombre de Simpson del referido muro.
Por lo demás, hay pocos recuerdos de la época en que
Simpson jugó en Buffalo. No hay estatuas. Muchos de sus compañeros y amigos se
han alejado o han muerto.
Tras su éxito en la Universidad del Sur de California,
Simpson no cumplió al comienzo con las grandes expectativas que habÃa generado
como primera selección del draft. Promedió 642 yardas y cuatro anotaciones en
sus primeras tres campañas con los Bills. Algunos pensaron que serÃa un fiasco.
La llegada del entrenador Lou Saban en 1972 cambió la
trayectoria. Saban construyó el ataque de Buffalo en torno de los talentos de
Simpson, lo cual llevó a su despegue.
Logró esas cifras notables en 14 partidos. Su récord
de 143,1 yardas terrestres por encuentro sigue vigente. Rebasó las 1.000 yardas
en cada una de sus siguientes tres temporadas. La de 1975 fue la mejor en
términos generales.
Corrió para 1.817 yardas y 16 anotaciones. Aportó 426
yardas con recepciones y siete touchdowns más por esa vÃa durante aquel año.
Una lesión de rodilla puso fin a su temporada en 1977. Simpson terminó su
carrera en San Francisco, donde creció.