La señora Dulce María Barrera, alías Doña Nena, fue
muerta a estocadas por un haitiano apodado "Keke".ARCHIVO/LD
Las autoridades encaran
dificultades para enfrentar los hechos delincuenciales cometidos por haitianos
que han estado durante muchos años en el país en condiciones de ilegalidad, ya
que su captura se complica, porque no hay ningún tipo de registro, pero mucho
menos cuentan con documentación para poder ser identificados por las
autoridades.
En los últimos meses, la
Policía Nacional ha dado a conocer crímenes cometidos por haitianos que hacen
vida en el país y conviven muchas veces con sus víctimas en calidad de
empleados o que pernoctan en la misma localidad.
El caso más reciente fue el
asesinato de una mujer de 74 años de edad, quien fue encontrada muerta con
varias estocadas en el baño de su vivienda, en un hecho registrado en el sector
Enriquillo del municipio Mao, provincia Valverde.
El fiscal a cargo de las investigaciones, Anewdy Tejada
Estévez, mencionó que Dulce María Barrera, alías Doña Nena, fue atada de pies
manos por su captor que le propinó unas cinco estocadas.
El magistrado dijo que han
activado la búsqueda para fines de investigación de un haitiano apodado “Keke”,
quien era conocido de la mujer y que frecuentaba la casa para limpiar y
realizar otros tipos servicios.
Dijo que el principal
sospechoso, al estar de manera ilegal y no tener ningún tipo de registro, se le
torna un tanto difícil capturarlo, pero no descarta en que en las próximas
horas puedan dar con su paradero para someterlo a la justicia.
Triple asesinato en Villa Isabela
En otro hecho, el interior
de una casa fueron encontrados sin vida, con signos de violencia, Juan José
Soto Cornier, de 72 años de edad, propietario de la Hacienda Josefina, y sus
dos empleados Gilberto Antonio Basilio, 64 años, y la arquitecta Maritza Arelis
Ovalle Ureña, de 63 años. Por este hecho responsabilizan a varios haitianos que
tenían cerca de 15 días trabajando para el hacendado en su propiedad.
El triple crimen se le
atribuye a un haitiano solo identificado como Rodolfo o Blanco, quien era
empleado en la hacienda y dos años después del hecho las autoridades no han
podido dar con su paradero.
Otros crímenes
Un hecho que marcó a los
residentes de Dajabón y gran parte del país, fue la muerte de cuatro personas
miembros de una misma familia y un herido, hecho ocurrido en la comunidad
Aminilla, provincia Dajabón. Las autoridades acusaron a varios haitianos de ser
los responsables de cometer este horrendo crimen.
Por este caso, días después,
en la comunidad Pocito de Guayubín, uno de los presuntos autores de
nacionalidad haitiana cayó abatido al enfrentar tropas policiales que le daban
seguimiento.
Al haitiano fallecido se le ocupó una escopeta, que figura
a nombre del hacendado Ramón Eugenio Medina, alias Papito, de 60 años de edad,
quien fue asesinado en su finca junto a su esposa Carmelina Antonia Cabrera
Ramos, de 49 años; su hijo Daniel Medina Cabrera, de 19 años y un amigo. En la
masacre también resultó herido Cristian de Jesús López, de 25 años, quien fue
ingresado en un hospital de Santiago Rodríguez.
Caso
Víctor Erarte
Un hombre, solo identificado
como “Junior el Haitiano”, cumple medida de coerción por ser el principal autor
de la muerte violenta del destacado folclorista Santiaguero, Víctor Daniel
“Vitico” Erarte.
El cuerpo de Erarte, quien
además era maquillista y coreógrafo, presentaba golpes en diferentes partes de
su cuerpo. Posteriormente, el acta de defunción arrojó que su deceso fue provocado
por asfixia y golpes.
Erarte fue encontrado muerto
en su residencia, con signos de violencia, la noche del pasado 30 de octubre de
2022, en el sector Los Jardines Metropolitanos en Santiago.
El factor común en todos
estos hechos violentos perpetrados por haitianos, es que trabajaban o eran
parte importante de las actividades comerciales, domésticas o de los quehaceres
del hogar y propiedades de sus víctimas. Por Onelio Domínguez, Listín Diario