El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, izquierda, se acerca a su silla antes de reunirse con el canciller francés, Stephane Sejourne, el lunes 5 de febrero de 2024, en Jerusalén.(GIL COHEN-MAGEN/FOTO COMPARTIDA VÍA AP)
El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu rechazó ayer miércoles los
términos que planteó Hamás para un acuerdo de cese del fuego y liberación de
rehenes, comprometiéndose a continuar la guerra hasta “la victoria absoluta” y
rechazando cualquier pacto que permita al grupo miliciano mantener control
total o parcial de Gaza.
Las
declaraciones de Netanyahu, que efectuó mientras el secretario de Estado
estadounidense Antony Blinken se encuentra en la región para tratar de mediar
un acuerdo de cese del fuego, son un indicio de que la difícil diplomacia
podría ser descarrilada, y también dejan ver la amplia brecha que persiste
entre Israel y Hamás al ingresar la guerra a su quinto mes.
Netanyahu señaló que la presión militar era la mejor forma
para liberar a los cerca de 100 rehenes que siguen cautivos en la Franja de
Gaza, a donde fueron llevados después de que Hamás realizó un ataque
transfronterizo en el sur de Israel el 7 de octubre, el cual detonó la guerra.
El primer
ministro hizo sus declaraciones en respuesta a un plan detallado de tres fases
que presentó Hamás, el cual se desarrollaría a lo largo de 4 meses y medio. El
plan, en respuesta a una propuesta de Estados Unidos, Israel, Qatar y Egipto,
estipula que se liberaría a todos los rehenes a cambio de cientos de palestinos
encarcelados en Israel, incluidos altos mandos del grupo miliciano, y que el
conflicto llegaría a su fin.
Uno de los objetivos de Israel en la guerra es destruir las
capacidades militares y de gobierno de Hamás, y la propuesta del grupo
miliciano de hecho lo mantendría al frente del poder en Gaza y le permitiría
reconstruir sus capacidades militares.
“Ceder ante las delirantes exigencias de Hamás que hemos
escuchado este día no sólo no conduciría a la liberación de los cautivos, sino
que simplemente abriría las puertas a otra masacre”, declaró Netanyahu en una
conferencia de prensa televisada a nivel nacional.
Tras las
declaraciones de Netanyahu, un funcionario de Hamás, Osama Hamdan, dijo que una
delegación viajará a El Cairo para más conversaciones, una muestra de que las
negociaciones continuarán.
Por su parte, Blinken indicó que aún es posible llegar a un
acuerdo.
“Aunque hay algunos puntos no negociables que han sido muy
claros en la respuesta de Hamás, pensamos que crean espacio para que se
concrete un acuerdo y trabajaremos en ello incansablemente hasta que lo
consigamos”, dijo en una conferencia de prensa nocturna.
Blinken,
quien visitó la región por quinta ocasión desde que la guerra comenzó, también
impulsa un acuerdo de posguerra más amplio en el que Arabia Saudí normalizaría
relaciones con Israel a cambio de una “vía clara, creíble y oportuna para la
creación de un Estado palestino”.
Pero Netanyahu, cuya popularidad va en declive, se opone a un
Estado palestino, y su coalición de gobierno podría venirse abajo si se percibe
que otorga concesiones en ese sentido.
HAMÁS PRESENTA SUS CONDICIONES PARA
UN ACUERDO POR REHENES
La respuesta
de Hamás a la propuesta de alto el fuego fue publicada por el periódico libanés
Al-Akhbar, cercano a la poderosa milicia libanesa Hezbollah.
Un responsable de Hamás y dos funcionarios egipcios
confirmaron su autenticidad. Un cuarto funcionario, al tanto de las
negociaciones, aclaró posteriormente la secuencia de las liberaciones. Todos
hablaron a condición de guardar el anonimato porque no están autorizados a
informar a la prensa acerca de las negociaciones.
En la primera fase, con una duración de 45 días, Hamás
liberaría a las mujeres y niños que siguen cautivos, además de a hombres
mayores y enfermos a cambio de un número no especificado de presos palestinos
retenidos por el gobierno israelí. Israel también se retiraría de las zonas
pobladas, cesaría sus operaciones aéreas, permitiría la entrada de mucha más
ayuda y el regreso de los palestinos a sus casas, incluso en la devastada zona
norte del enclave.
La segunda fase, que se negociaría durante la primera,
incluiría la liberación del resto de los rehenes, en su mayoría soldados, a
cambio de todos los detenidos palestinos mayores de 50 años, incluidos
insurgentes de alto rango. Israel dejaría libres a otros 1,500 prisioneros, 500
de los cuales serían elegidos por Hamás, y completaría su retiro de Gaza.
En la tercera fase ambas partes intercambiarían los cuerpos
de rehenes y prisioneros muertos.
LA VICTORIA ES “CUESTIÓN DE MESES”
En la conferencia de prensa en la que respondió a las
exigencias de Hamás, Netanyahu dijo que las fuerzas armadas israelíes habían
alcanzado muchos de los objetivos que se trazaron y que la victoria era “una
cuestión de meses”.
Dijo que el ejército había desmantelado 18 de los 24
batallones de Hamás, destruido túneles y abatido a milicianos, y que la presión
militar sobre el grupo miliciano era la mejor forma de conseguir la liberación
de los rehenes. Indicó que ya se llevan a cabo preparativos para que las
fuerzas militares se adentren en la ciudad fronteriza de Rafah, en el sur del
territorio, donde cientos de miles de palestinos desplazados se han refugiado
tras huir de los combates.
“Estamos en camino de conseguir una victoria absoluta”, dijo
Netanyahu. “No hay otra solución”.
Hamás sigue presentando una firme resistencia en distintos
puntos del territorio, y sus fuerzas policiales han vuelto a las calles en
lugares de donde el ejército israelí se ha retirado.
Netanyahu descartó cualquier acuerdo que deje a Hamás en
control de cualquier parte de Gaza. Dijo también que Israel es la “única
potencia” capaz de garantizar la seguridad a largo plazo.
En una conferencia de prensa realizada inmediatamente después
de la presentación de Netanyahu, rehenes liberados a finales de noviembre como
parte de un acuerdo señalaron que les preocupa que la postura del primer
ministro sea demasiado rígida y que los cautivos restantes y sus familias paguen
el precio.
“Si usted mantiene esa postura de buscar el desplome de
Hamás, no habrá rehenes que liberar”, dijo entre lágrimas Adina Moshe, quien
fue liberada luego de casi 50 días en cautiverio. Hamás aún retiene a más de
130 personas, pero se cree que unas 30 de ellas han perdido la vida, la gran
mayoría durante el ataque del 7 de octubre.
CRECE LA MISERIA EN GAZA
En Gaza, donde los palestinos anhelan el final de unos
combates que han sacudido todos los aspectos de sus vidas, se habla poco de
grandes acuerdos diplomáticos.
“Rezamos a Dios para que esto termine”, dijo Ghazi Abu Issa,
quien huyó de su casa y se refugió en la ciudad de Deir al Balah, en el centro
del enclave. “No hay agua, ni electricidad, ni comida ni baños”.
Quienes viven en tiendas de campaña se han visto afectados
por las lluvias y las inundaciones invernales. “Nos han humillado”, agregó.
Madres con bebés recién nacidos no ha conseguido leche ni
pañales, y si se consiguen son a precios sumamente inflados. Algunas han tenido
que recurrir a comida sólida para alimentar a bebés menores de 6 meses, a pesar
de los riesgos a la salud que eso conlleva.
La cifra de palestinos muertos en el conflicto ascendía a
27,707 personas, indicó el Ministerio de Salud en Gaza, controlado por Hamás.
Eso incluye 123 cadáveres traídos a hospitales en las últimas 24 horas, dijo el
ministerio ayer miércoles. Por lo menos 11,000 heridos necesitan ser evacuados
con urgencia de Gaza, añadió.
El conteo del ministerio no distingue entre víctimas civiles
y combatientes, pero sostiene que la mayoría de los fallecidos son mujeres y
menores.
Israel ha ordenado a los palestinos evacuar áreas que
conforman dos tercios del pequeño enclave costero. La mayoría de los
desplazados están atestados en el pueblo sureño de Rafah, cerca de la frontera
con Egipto, muchos de ellos en albergues saturados administrados por la ONU.