La Serie del Caribe del
2024 fue memorable. Dos veces se rompió el récord de asistencia para un partido
en la historia del torneo, se impuso una nueva marca de boletos vendidos para
el evento caribeño y los Tiburones de La Guaira, dos días después de lanzar el
segundo juego sin hit ni carreras que se haya visto en el Clásico del Caribe,
terminaron con una sequía de títulos para Venezuela de 15 años, venciendo a la
República Dominicana en la final, en una revancha de la edición pasada.
Sin embargo, algo que quizás haya pasado por debajo de
la mesa, y que podría resultar en muchas satisfacciones para el béisbol
latinoamericano en un futuro cercano, fue el brillante desempeño de los jóvenes
managers que dirigieron en la serie.
Cuatro de los siete
dirigentes de la Serie del Caribe inician apenas su andar como estrategas de
béisbol. Y si lo hecho en este evento sirve como presagio de algo, entonces
éstos cuatro estrategas sólo podrán ascender en los próximos años.
Quizás el nombre de mayor impacto es el de Yadier
Molina, de 41 años, quien ha tenido un año y medio bien movido desde que colgó
los ganchos tras 19 campañas en las Mayores con los Cardenales de San Luis en
el 2022.
Poco después de anunciar
su retiro, el puertorriqueño tomó las riendas de los Navegantes del Magallanes
en la Liga Venezolana de Béisbol Profesional. A los meses dirigió a la
selección de Puerto Rico en el Clásico Mundial de Béisbol y después hizo lo
propio con los Criollos de Caguas en el béisbol de su país, llevándolos al
campeonato para ganarse el derecho de ser la representación boricua en la Serie
del Caribe.
De a poco, Molina ha
impuesto su estilo de juego en sus dirigidos, mostrando en ocasiones una
especie de “Yadi-Ball” con los Criollos. Pero ahora, Molina se concentrará en
sus nuevas labores como asesor especial del presidente de operaciones de
béisbol de los Cardenales, John Mozeliak.
“Overall (en sentido general), fue un torneo de mucha
experiencia para cada uno de nosotros”, indicó Molina. “Jugadores, dueños, GM.
Bien contento con esta experiencia que me dieron”.
Por el lado de la
República Dominicana está Gilbert Gómez, quien con apenas 31 años asumió las
riendas de los Tigres del Licey a mediados de diciembre, tras la salida de José
Offerman del club. Gómez llevó al Licey a conquistar su 22da corona dominicana
y alcanzar la final de la Serie del Caribe.
En poco tiempo Gilbert Gómez se han granjeado como uno de los jóvenes talentos en el aspecto dirigtencial.FUENTE EXTERNA
MLB.Miami
Gómez, quien admitió
haber crecido siguiendo la carrera de Robinson Canó en sus tiempos como jugador
– a quien dirigió en esta Serie del Caribe – dirigirá este año a la filial de
Clase-A Port St. Lucie, con quienes fungió como coach de banca en el campeonato
pasado.
“Es un paso grande, más cerca de lo que quiero ser en
mi futuro, que es dirigir en los más altos niveles”, expresó mediante la Prensa
del Licey en su momento. “Agradecer al equipo por la oportunidad y es un reto
que asumo con respeto y responsabilidad. Siento que esta liga me prepara para
esos puestos en Estados Unidos”.
Por el lado de Curazao
estuvo Hainley Statia, quien llevó a la representación de su país a la segunda
fase del torneo por primera vez en su historia, dando un paso importante con
respecto a su primera Serie del Caribe el año pasado, cuando terminaron con
registro de 2-5.
Durante todo el torneo,
Statia y el resto de la escuadra curazoleña habló sobre las implicaciones
positivas que puede traer esta participación en la Serie del Caribe al
desarrollo del deporte en el país. A la vanguardia de ese esfuerzo estuvo
Statia, quien con 38 años, mostró sus capacidades para dirigir un vestuario con
varias figuras importantes, como Didi Gregorius, Jonathan Schoop, Andrelton
Simmons, Jurickson Profar y Wladimir Balentien.
Statia tiene experiencia como coach dentro de las
organizaciones de los Cerveceros y más recientemente con los Angelinos.
Sin embargo, quizás la
estrella del grupo sea el panameño José Mayorga, quien fue reconocido como el
manager del Equipo Todos Estrella de la Serie del Caribe, llevando a los
Federales de Chiriquí al tercer lugar del torneo, sumando el segundo mejor
récord del evento, con seis triunfos en ocho compromisos.