Rolando
Álvarez, obispo de Matagalpa, en un diálogo nacional entre el gobierno y
miembros de la sociedad civil, en Managua, Nicaragua, el 3 de mayo de 2021.(AP FOTO/MOISÉS CASTILLO, ARCHIVO).
agencia apCiudad de
México
El gobierno de Nicaragua
confirmó ayer domingo que excarceló al obispo católico Rolando Álvarez,
condenado a 26 años de prisión por conspiración y otros delitos, y lo envió en
un avión con destino al Vaticano.
Junto a Álvarez, una de las figuras religiosas más
críticas del ejecutivo de Daniel Ortega y su vicepresidenta y primera dama,
Rosario Murillo, otros 18 religiosos aterrizaron en Roma y fueron recibidos por
las autoridades vaticanas, según asegura un comunicado oficial difundido.
La información no ha sido
confirmada hasta el momento por la Santa Sede.
El documento contiene los nombres de los 19 sacerdotes
excarcelados y desterrados de Nicaragua, incluido el de Álvarez, y según se
indica “el viaje hacia el Vaticano de dos obispos, quince sacerdotes y dos
seminaristas” se concretó gracias a las “muy respetuosas y discretas
coordinaciones realizadas” a través del papa Francisco y de la Secretaría de
Estado de la Santa Sede.
Rolando Álvarez, obispo
de Matagalpa, al norte del país, era la voz más crítica de la Iglesia católica
que aún permanecía en Nicaragua. Fue encerrado en la cárcel Modelo de Managua y
condenado por “conspiración” propagar noticias falsas, obstrucción de la
justicia y desacato a la autoridad, tras negarse a ser deportado a Estados
Unidos junto a 222 opositores excarcelados y desterrados hace casi un año.
Como parte de la condena,
también se le retiró la nacionalidad nicaragüense.
Previamente estuvo privado
de libertad desde agosto de 2022, cuando la policía estableció un cerco en
torno a su Diócesis de Matagalpa, a unos 130 kilómetros al norte de Managua.
El obispo auxiliar de
Managua, monseñor Silvio Báez, exiliado en Miami desde 2019, había comunicado
más temprano la noticia de la excarcelación y destierro en una misa en la
iglesia de Santa Agatha.
EN COMUNICACIÓN
Báez, que mantiene
comunicación permanente con Nicaragua desde que salió del país, dijo que obtuvo
la información “desde esta mañana, tanto desde Roma como de Washington y desde
Managua”.
El comunicado gubernamental mencionó como un
reconocimiento las posibilidades de “diálogo franco, directo, prudente y muy
serio” con la jerarquía de la Iglesia católica.
Con anterioridad, el
gobierno de Nicaragua ha calificado a la Iglesia como “una mafia” y a los
obispos como “demonios con sotana”, después de acusarlos de haber apoyado la
rebelión social de 2018, que puso en jaque a la administración sandinista con
protestas multitudinarias durante varios meses.
Con la voz quebrada por
la emoción, el obispo Báez agradeció al papa Francisco “por su interés, su
cercanía y su cariño por Nicaragua” y a “la eficacia de la diplomacia
vaticana”.
“Lo cuento con profunda alegría”, señaló el prelado.
“La dictadura sandinista criminal de Daniel Ortega no ha podido contra el poder
de Dios”, agregó tras asegurar que los religiosos ya aterrizaron en el
aeropuerto Fiumicino de Roma “y han sido acogidos por la Santa Sede”.
Agregó que todo ocurrió
después “de haber orado incesantemente” por la liberación de Álvarez y de los
demás religiosos “injustamente secuestrados” desde hace casi un mes.
Por su parte el
presbítero Uriel Vallejos, párroco de Sébaco (norte) y exiliado en Estados
Unidos, informó del destierro muy temprano en su cuenta de X.
“Los Ortega-Murillo,
quiere dejar sin sacerdotes a Nicaragua. Otro avión lleno de pastores del
pueblo al exilio. Viva Nicaragua libre!! Viva la Iglesia Católica!! Vivan los
curas exiliados!! Vivan los exiliados!!”, escribió Vallejos.
La lista de los
expulsados de Nicaragua incluye al obispo de Siuna (noreste), a monseñor
Isidoro Mora y a varios sacerdotes que son autoridades en la Arquidiócesis de
Managua, como los vicarios Silvio Fonseca, Miguel Mántica y Carlos Avilés.
Los demás religiosos
desterrados fueron identificados en el comunicado como Óscar José Escoto, Jader
Danilo Guido, Pablo Villafranca, Héctor Treminio, Marcos Díaz, Fernando Calero,
Mykel Monterrey, Raúl Zamora, Gerardo Rodríguez, Ismael Serrano, Jader
Hernández y José Gustavo Sandino, así como los seminaristas Alester Sáenz y
Tony Palacios.
Ésta es la segunda
expulsión de sacerdotes que estaban encarcelados en Nicaragua. El 18 de octubre
pasado, el gobierno de Ortega desterró a 12 curas tras una negociación con el
Vaticano, según se informó oficialmente en Managua.
A inicios de este año, el
papa Francisco expresó su inquietud por la “preocupante situación de Nicaragua”
y por la “crisis que se prolonga desde hace tiempo con dolorosas consecuencias
para toda la sociedad nicaragüense, en particular para la Iglesia católica”.
También hizo un llamado a “un diálogo diplomático respetuoso”.