Patrullas motorizadas de la Policía Nacional se desplazan a través de una calle del sector Los Guandules
“Aquí estamos en toque de
queda”, así es como están viviendo los residentes de la calle La Esperanza, del
sector Los Guandules, tras la ola de violencia a que se están enfrentando las
vecindades.
Un vendedor de “chimi” dijo que después del 1 de enero
no ha vendido nada y que a las 8:00 de la noche ya no hay gente transitando la
calle. Además, indicó que los policías pasan, pero “solo de día” y, de noche,
la presencia es poca.
Motoristas del lugar dicen estar preocupados, porque
su única fuente de trabajo se ve afectada ya que, a las 7:00 de la noche, “ya
no hay gente transitando.
Moradores temen hablar con la prensa por temor a las
bandas, del mismo modo que prefieren omitir su nombre por su seguridad.
En horas de la mañana, se
pudo apreciar muchas viviendas cerradas, igual que algunos colmados y bancas.
Pocos establecimientos de ventas que se mantenían abiertos.
“Aquí no se puede ni
hablar, porque cuando vas al destacamento te tiran para adelante (queriendo
decir, los delatan), ellos mimos”, aseguró un vecino del sector que también
dijo los menores andan “con más armas que los mismos policías; aquí todo el
mundo está armado”.
En un recorrido de reporteros del Listín Diario a
través de varias calles de Los Guandules, los vecinos coincidieron en
identificar los mismos problemas que afectan a todos. Mujeres que prefirieron
omitir sus nombres contaron que todo comenzó el día 1 de enero, de madrugada, cuando
una persona “chocó a una indigente y la dejó tirada”.
Según ellas, siempre
andaba en la calle, “tenía vicios, pero por aquí todo el mundo la quería”.
Narraron que en ese
instante todas las personas que estaban compartiendo en lugares donde se vende
bebidas alcohólicas se fueron a ver el accidente y fue ahí cuando comenzó todo.
Explicaron que fue en ese momento cuando pasaron varios muchachos en un motor y
le dispararon a otro, luego la otra banda fue “a buscar problemas”.
La tía de uno de los
muchachos que, supuestamente, es parte de una en el barrio, dijo que tienen que
medicar a su hermana porque “para nerviosa con todo lo que está haciendo su
hijo”. Su sobrino no aparece desde el pasado 2 de enero.
CARENCIAS
“Ya van como cuatro muertos
en lo que va de año”, expresó un vecino de la calle Santa Lucía.
Otro residente dijo a
reporteros de este diario que el barrio no ofrece oportunidades para los niños
y jóvenes.Estos últimos no estudian, ni trabajan, por lo que mantienen su mente
en ocio. Afirma que la sociedad dominicana está muy degradada.