Fotografía de archivo del primer ministro de Haití, Ariel Henry.PRESIDENCIA DE HAITÍ
AGENCIA EFE
El Gobierno haitiano dijo
este domingo que espera un resultado "rápido y positivo" sobre la
misión multinacional que Kenia se ha ofrecido liderar para ayudar a combatir la
violencia en Haití, pero cuyo despliegue fue prohibido esta semana por el
Tribunal Superior de Nairobi.
En un comunicado, el Gobierno de Haití afirmó que está
dando seguimiento a "la evolución
del caso de Kenia", tras la prohibición de mil policías al país
caribeño, que atraviesa por una crisis en todos los órdenes, agravada por la
violencia de las bandas armadas.
Haití agradeció al
presidente keniano, William Ruto, y al pueblo de esa nación el aceptar asumir
el liderazgo de la misión, solicitada por el primer ministro haitiano, Ariel
Henry, y respaldada por Naciones Unidas, así como a los países que han ofrecido
distintos tipos de asistencia con el fin de restablecer el orden y la seguridad
lo antes posible en la nación.
También dio las gracias "a todos aquellos que seguirán acudiendo
para ayudar a construir una paz duradera en Haití y
permitirnos volver a la democracia", al tiempo que aprovechó la
oportunidad para invitar a todas "las estructuras sanas de la sociedad a
formar un grupo para la gobernanza colectiva e inclusiva de esta transición con
el fin de facilitar la celebración de elecciones generales lo antes
posible".
Frente a las amenazas de
bandas armadas que siguen sembrando el pánico, "no es el momento de
aventurerismos, ni de volver a las maniobras que en el pasado contribuyeron a
agravar la situación del país", reza la nota.
A la vez, invitó a
mantener la calma, a apoyar a las fuerzas constitucionales del orden "y a no dejarse intimidar por
campañas de desinformación y amenazas de violencia".
Así, ante un anuncio por
parte de un pequeño colectivo de una huelga de tres días a partir de mañana, el
Gobierno animó a la población en general y, en especial, a los estudiantes y
comerciantes a realizar libremente sus actividades cotidianas.
Haití está inmerso en una
profunda crisis marcada por la violencia extrema, con grupos armados que
controlan la capital, Puerto Príncipe, y otras partes de su territorio, y son
responsables de centenares de asesinatos, violaciones, secuestros y otros crímenes.
Además, en este país, el
más pobre de América, cerca del 50 % de la población sufre inseguridad
alimentaria y la mitad de sus algo más de 11 millones de habitantes vive en la
pobreza.