Militares detienen momentáneamente a un joven para revisar si lleva tatuajes relacionados a las pandillas mientras patrullan el sur de Quito, el viernes pasado.(FOTO AP/DOLORES OCHOA)
AGENCIA
APQuito, Ecuador
Tras una
semana sacudida por la violencia, algo ha cambiado en el país y no es que hayan
parado las muertes. Es el tono de la respuesta oficial que ahora resuena con la
misma épica que utilizó el gobierno de Nayib Bukele.
Nunca se había visto un asalto armado en directo en un canal
de televisión como el del martes, pero tampoco la reacción institucional que
sobrevino: un fuerte despliegue de uniformados con armas largas y tanquetas
patrullando en zonas residenciales y reteniendo a cualquiera que considerasen
sospechosos.
Uno de los
nuevos criterios para que un civil termine con los brazos en alto y sometido a
la criba de la fuerza pública es llevar tatuajes, un indicio de pertenencia a
banda criminal que se normalizó en los controles policiales del país
centroamericano.
AP explica cómo Ecuador ha comenzado a replicar prácticas de
política de mano dura e intolerancia a la violencia:
SE CONSTRUIRÁN CÁRCELES IGUALES A LAS
DE EL SALVADOR O MÉXICO
Sin disimulo
y con ironía, el presidente de Ecuador, Daniel Noboa, dejó claro esta semana
cuál es el modelo que va a seguir para combatir la violencia: cárceles de alta
seguridad, máxima y super máxima.
“Para todos los Bukele ‘lovers’ es una cárcel igualita,
igualita... Si quieren ir, pasear, conocerla, quedarse una noche, pueden ir:
cometan un crimen”, describió en una entrevista una semana antes de la nueva
secuencia de ataques en el país.
Noboa presentó el jueves los bocetos de dos nuevas prisiones
que, aseguró, estarán listas en 10 u 11 meses y que la compañía que las
construirá es la misma y "bajo el mismo diseño que hizo las cárceles en
México y que las hizo en El Salvador”.
Tendrán
guardias anónimos con el rostro cubierto, construcción blindada, triple
perímetro de seguridad, autosuficiencia eléctrica y de tratamiento de aguas y
con celdas para cuatro, dos y un solo reo, en función de su nivel de
peligrosidad.
LOS TATUAJES, UNA SEÑA SOBRE
PERTENENCIA A GRUPO CRIMINAL
La camiseta levantada, las piernas del pantalón remangadas y
contra la pared. Tener un tatuaje ahora en Ecuador puede ser problemático si se
corresponden con los símbolos que acostumbran a tener los miembros de grupos
criminales como Los Choneros, Los Lobos o Los Tiguerones.
Los
militares, que han asumido ahora las tareas de seguridad interna, registran a
cualquiera que les parece sospechoso en sus patrullajes por las calles y zonas
residenciales en busca de estas marcas que se han convertido en un indicio
delictivo.
Casi 900 personas han sido detenidas en cuestión de días y
cerca de un centenar señalados de “terroristas”, según el último reporte del
Ejército.
LOS ECUATORIANOS CON ANSIA DE MANO
DURA
La demostración de la fuerza pública ha sido aplaudida por
buena parte de la sociedad ecuatoriana, harta de tener que ceder a su
cotidianidad por los recurrentes ataques en los últimos tres años que han
dejado tres récords consecutivos anuales de homicidios. El año 2023 cerró con
más de 7.600 crímenes, según cifras oficiales, y una tasa de más de 40 muertes
violentas por cada 100.000 habitantes, una de las más altas de la región.
Los ecuatorianos venían reclamando contundencia y mano dura
desde los dos gobiernos anteriores a los que reprobaron su política ineficiente
de combate a la delincuencia y votaron por el joven empresario Noboa que
prometió desplegar un plan de seguridad —el plan Fénix, lo llamó— del que no se
han dado a conocer detalles.
En la última semana, al menos cinco delincuentes fueron
abatidos, según informaron las Fuerzas Armadas, sin dar explicaciones sobre las
circunstancias.
Hoy, las tres principales preocupaciones de los ciudadanos
son la inseguridad, el desempleo y la violencia, según encuestas nacionales de
la empresa Cedatos. Hace seis años, al final del gobierno de Rafael Correa,
eran la corrupción, la economía y la inseguridad.
A Bukele, esa fórmula de intolerancia a la violencia le ha
granjeado niveles de popularidad entre los salvadoreños de más del 70%, pese a
que el estado de excepción vigente desde hace más de un año y medio suspende
derechos fundamentales como el de asociación, el de tener acceso a un abogado o
ser informado del motivo de detención.
EL LENGUAJE BÉLICO VS. LAXITUD DE
DERECHOS HUMANOS
Noboa, que lleva poco más de mes y medio en el poder, decretó
el martes que Ecuador está en “conflicto armado interno”, una decisión de la
que no se ha explicado el alcance, pero con la que se catalogó como
organizaciones terroristas a las bandas delictivas que operan en el territorio
con vínculos con el narcotráfico. Y ha repetido que el país está en “guerra”
contra el crimen organizado.
Ahora son un “objetivo militar”, proclamó el comandante de las
Fuerzas Armadas, Jaime Vela.
Un día antes, el presidente había emitido un decreto para
declarar el estado de excepción durante 60 días y poder movilizar a los
militares a funciones de seguridad. También impuso toque de queda nocturno y
suspendió derechos como el de inviolabilidad del domicilio —que permite a la
fuerza pública intervenir en casas sin orden judicial— o el de la no
intercepción de correspondencia.
Su gobierno, además, ha difundido imágenes de intervenciones
en las cárceles, que según las autoridades están en control de los grupos
criminales, en las que muestran a los internos en ropa interior, tumbados boca
abajo y aglomerados en filas como ha hecho El Salvador cuando presenta el
interior de sus prisiones.
En la misma semana, la organización Human Rights Watch se
pronunció sobre la declaratoria de “conflicto armado interno” y advirtió que
puede poner en riesgo los derechos de los ciudadanos si no se aplica con
criterios técnicos.
LA NARRATIVA OFICIAL ENSALZA EL
HEROISMO DE LA FUERZA PÚBLICA
“¿Tú crees que le tengo miedo a la muerte? Yo me muero aquí
parado de pie y con mi pistola en la mano”, iniciaba uno de los vídeos que se
publicó en redes sociales desde la cuenta de la policía de Ecuador esta semana,
acompañado de imágenes de uniformados fuertemente armados en una muestra de
autoridad.
Pese a los cuestionamientos por corrupción y contaminación de
agentes que arrastra el cuerpo policial desde hace años, el gobierno pidió
respaldo ciudadano a la fuerza pública. Y en una muestra de apoyo a los
controles callejeros, algunos ecuatorianos entregaron agua y comida a quienes
patrullaban las calles.
Varios detenidos fueron presentados junto con el arsenal de
armas y municiones incautado ante los medios en una rueda de prensa de los
mandos militares.
Noboa también ensalzó el rol de la fuerza pública y, negando
cualquier tipo de negociación o diálogo con los cabecillas de los grupos
criminales, les retó a enfrentar al Ejército.
“Yo les doy el indulto a esos líderes, salgan a la calle,
enfrenten a los militares y no quieren salir ahora”, contó en un entrevista
radial. “Eso no había pasado nunca”, aseguró. "Estaban acostumbrados a que
ellos atemorizaran al gobierno, atemorizar a la ciudadanía. Ahora ese miedo
tiene que estar en ellos".