“No se encontraron datos
patológicos con relación al acto”, cita el diagnóstico emitido por el médico de
turno en la emergencia del Hospital Provincial Doctor Toribio Bencosme,
sobre la evaluación a la señora de 75 años, quien se presumía habría sido
abusada sexualmente por su hijo, que luego murió tras recibir una golpiza.
El documento fue escrito a
mano sobre una hoja timbrada por el Seguro Nacional de Salud y el centro de
salud en fecha 25 de diciembre de este año, y entregado a los familiares por un
médico de emergencias, en cuya firma solo fue posible identificar el nombre de
Noé, y a quien el fiscal de turno acompañó durante el chequeo.
Darío Antonio
González, de 53 años, fue
sorprendido por su hermana cuando supuestamente abusaba sexualmente de su
madre. Inmediatamente, fue apresado y entregado a la policía.
En ese lapso, recibió una
golpiza y fue penetrado con un palo, lo que le provocó graves heridas internas
que detonaron en un paro cardíaco cuando se encontraba hospitalizado, donde
finalmente falleció, según sus familiares.
EL SUPUESTO HALLAZGO
Ynés Gonzales, hija de la señora de 75 años y hermana de Darío,
fue quien encontró la escena que la hizo sospechar de que se trataba de un
abuso sexual.
Cuenta que fue a su casa
materna, donde se encontraba su hermano en estado de ebriedad, lo acostó y
encendió el abanico y luego le preguntó a su mamá que quería para cenar y salió
a prepararlo.
Al retornar a la casa, explica que todo estaba apagado
y pensó que se había ido la luz, por lo que procedió a encender la linterna del
celular para buscar el interruptor y se encuentra con su hermano encima de su
madre.
“Yo me quedé sorprendida.
Le digo dime, ¿qué tú haces? ¿Qué es esto? Y él me dijo '¿qué está pasando?'.
Yo no encontré que hacer y llamé al exesposo mío, y él se lo llevó esposado y
lo entregó a la policía”, cuenta Ynés.
La hija de la señora
narró que al momento de hallar a su hermano encima de su mamá, este tenía la
ropa interior hasta la mitad de su parte íntima, pero que al parecer no la
llegó a penetrar.
LA MUERTE DE DARÍO
Estefany
Carolina Paulino, hija mayor de
Darío, cuenta que fue a la cárcel del cuartel de Moca a visitarlo.
“Yo le pregunté, papi,
¿cómo usted está? Me dijo bien, pero me hacía señas con los ojos”, narra.
Dice que solo le
permitieron ver a su papá en presencia del “probó” de la cárcel, quien estaba
asegurándose con su comportamiento y comentarios, de que Darío no dijera nada
de los maltratos que había recibido, según explica.
Estefany cuenta que le preguntó si había comido, a lo
que respondió que “no, yo no he comido nada” y el probó de manera agresiva
contestó “pero dile porqué no has comido nada”, a lo que Dario dijo “yo no he
comido porque no tengo hambre, no me ha pasado nada por aquí (señala la
garganta) y tengo un dolor muy fuerte aquí abajo (se toca el abdomen) por eso
es que yo no he comido, pero yo estoy bien”.
“Con los ojos me lo dijo
todo. Lo violaron”, indicó la joven, información que más tarde un preso que
estaba a su lado le confirmó al decirle “a tu papá le hicieron esto. Tu papá
pasó la noche entera gritando”.
Ya en el hospital, cuando
iban a realizarle la sonografía, ella se percató de que el policía no venía
atrás y “lo frenó” y le dijo “dígame que todo lo que le han hecho a usted. Ahí
me dijo: Ay, mi hija, los policías mandaron a los presos a darme golpe y lo
preso me metieron en un palo por mi parte”.
Explica que cuando le
hicieron la sonografía, el papá tenía toda la tripa revolteada, las heces
fecales se le salían solas, un gran hematoma en la vejiga, “por dentro un
desorden totalmente”.
Mientras se encontraba en el hospital, la azúcar y la presión, en conjunto con los golpes y desgarres, terminaron en un paro cardíaco que acabó con la vida de Darío. Por Ashley Martines, Listin Diario