AGENCIA EFE
La industria editorial
afronta el reto de la Inteligencia Artificial (IA), un nuevo desafío para los
derechos de propiedad intelectual pero que "no tendría que sustituir la
creatividad y el ingenio que requiere este sector", coincidieron especialistas
reunidos en la mexicana Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara.
La preocupación por la inteligencia artificial se hizo
evidente en la edición 37 de la feria considerada la más importante de habla
hispana. Durante los nueve días, el tema apareció en mesas y charlas
relacionadas con la actividad editorial hasta las que debatieron acerca de
política exterior.
Para algunos
especialistas consultados por EFE no hay que temer a este recurso, sino
adaptarse a él, pues hasta el desarrollo actual sólo recopila y mezcla datos ya
existentes, pero no podrá sustituir los procesos creativos que conlleva la
escritura de un libro.
“No son máquinas creativas, sí pueden ayudarnos a
hacer una imagen nueva, pero porque nosotros decimos quiero esto y quiero con
aquello, entonces la creatividad siempre va a estar detrás, es el ser humano el
que propone cómo hacer las cosas”, afirmó en entrevista Miguel Alcubierre,
investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Añadió que en los
procesos creativos estará siempre la supervisión humana para saber si eso que
la inteligencia artificial generó tiene sentido o si responde al contexto,
consideró.
“Ahí también está el
juicio humano, simplemente yo creo que lo va a facilitar muchísimo (el trabajo)
no va a matar la creatividad, creo que al revés, nos va a ayudar a tener mayor
creatividad y ser mucho más rápidos en probar nuevas ideas”, enfatizó.
En internet han comenzado a surgir videos o artículos
con consejos acerca de cómo escribir un libro mediante el Chat GPT, el chatbot
desarrollado en 2022, e incluso se han hecho públicas imágenes, diseños y
fotografías creadas con esta tecnología, lo que hace preguntarse a mucha gente
si sus trabajos serán sustituidos por una máquina.
Carlos Coello,
especialista en este tema declaró a EFE que las industrias creativas deben ver
a la inteligencia artificial como un apoyo para desarrollar su trabajo de una
manera distinta
“No debiera afectarlos,
es más bien un apoyo a la gente creativa, son los trabajos rutinarios los que
están en peligro, seguramente sí (desaparecerán algunos trabajos) pero surgirán
otros, esa es la buena noticia, van a desaparecer trabajos tal vez demasiado
rutinario y van a surgir otros que ahora ni siquiera podemos imaginar”,
expresó.
Kent Larson, director del grupo de investigación City
Science en el MIT Media Lab, no es tan positivo en su análisis de los
potenciales peligros y amenazas de la inteligencia artificial y afirmó en
entrevista con EFE que un sector de las industrias creativas está comenzando a
sentir los efectos de la aplicación de esta herramienta.
Le preocupan profesiones
como el diseño gráfico o los que están en la industria del cine y la
televisión, cuyas empresas quieren usar la inteligencia artificial para clonar
digitalmente el rostro de actores y actrices sin una remuneración.
“Actualmente son empleos
no de tan alto nivel, son de tareas más mundanas y automatizables, todavía los
seres humanos conservan el nivel creativo o las altas tareas creativas, sin
embargo, no sabemos qué puede pasar en los próximos cinco o diez años porque
sigue avanzando la tecnología”, sentenció.
El caso de las empresas cinematográficas y televisivas
de Hollywood ha prendido las alarmas para la industria editorial en la que
existe el temor de que la inteligencia artificial aprenda y se apropie del
contenido literario y desplace el trabajo de los escritores, un temor que no es
del todo infundado, afirmó a EFE Marco Fernández, especialista del Instituto
Tecnológico de Monterrey.
“El desafío es que la
inteligencia artificial puede aprender de todo el contenido literario que sea
consumido de datos y desarrollar su propio contenido creativo y eso puede desplazar
las oportunidades creativas laborales de los escritores”, dijo.
No obstante, esta
tecnología llegó para quedarse y hay que vivir con ella y adaptarse a ella,
aseguró.
Larson y Fernández
coinciden en que debe haber una efectiva regulación que permita a los
profesionales de las industrias creativas aprovecharla con ciertos límites en
la comercialización y la apropiación de contenidos.
“No podemos lanzar
ninguna inteligencia artificial o tecnología que no puedan explicar sus propios
creadores, la segunda propuesta es hacer pruebas para asegurarnos de que no
generen daño antes de lanzarlas y la más radical se refiere a que se debe
regularla para que no se use para generar ganancias monetarias, solo utilizarla
para el beneficio social”, concluyó.
La edición 37 de la FIL
concluye este domingo tras nueve días de actividades, arrancó el 25 de octubre,
con un programa que reunió a 650 escritores de 45 países, 630 presentaciones de
libros de distintos géneros y unas 3.000 encuentros literarios, culturales,
gastronómicos y presentaciones musicales.