Zac Efron (der.) al lado de Chavo Guerrero Jr. en una vibrante escena de “The Iron Claw”, ya en cartelera. (Brian Roedel/A24)
“The Iron Claw”, que se
encuentra desde este fin de semana en cartelera, no es una película más sobre
la lucha profesional o, como se le conoce por aquí, ‘wrestling’. Se trata, en
cambio, de una cinta de alto nivel en la que se recrean las duras vivencias del
clan Von Erich, afectado por diversas tragedias a lo largo de su existencia.
Aunque hablar mucho del tema
sería arruinar la experiencia para el espectador que no esté familiarizado con
esta historia de la vida real, se puede adelantar que, desde inicios de los ‘80
hasta mediados de los ‘90, la familia tejana, que tuvo hasta a cinco hermanos
involucrados en la disciplina, sufrió pérdidas irreparables que la pusieron a
prueba y que reforzaron de paso el liderazgo de Kevin Von Erich, quien es
interpretado en el filme por el popular Zac Efron (“High School Musical”,
“Extremely Wicked, Shockingly Evil and Vile”).
En ese sentido, “The Iron
Claw” tiene mucha carga dramática y presenta momentos tan emotivos como
realistas, en concordancia con la reputación de su director y guionista Sean
Durkin, cuya primera cinta, “Martha Marcy May Marlene” (2011), era un sobresaliente
‘thriller’ psicológico sobre una joven que buscaba reintegrarse a la sociedad
tras escapar de un tiránico culto.
Esta era una película de
ficción que se inspiraba en sectas reales, lo que genera semejanzas con la
nueva cinta en el sentido de que ambas aluden a las tensiones surgidas dentro
de grupos aislados de personas que comparten un ritual o una pasión con ribetes
obsesivos.
Pero la nueva cinta dedica también una parte generosa
de su metraje a la exhibición de combates sobre la lona, mayormente
interpretados por unos actores que, pese a su desconocimiento inicial de las
reglas de este deporte, terminaron plenamente comprometidos con el proceso.
No lo hicieron solos, claro. Para lograr que Efron y
los demás intérpretes hicieran estas escenas de la mejor manera posible, Durkin
acudió a Chavo Guerrero Jr., un luchador recientemente retirado que, además de
haber causado sensación durante su paso de tres décadas por el ring, pertenece
a una familia de origen mexicano que se ha dedicado a esta esforzada labor a lo
largo de tres generaciones.
El periplo deportivo de los Guerrero se inició en
1937, cuando Gory Guerrero, el abuelo de Chavo Jr. -nacido en Arizona, pero
criado en México-, pisó por primera vez la lona. Los cuatro hijos varones de
Gory se dedicaron a lo mismo, incluyendo al padre de Chavo Jr., Chavo Sr.,
quien trasladó a la familia a Texas.
Un nuevo oficio
Chavo Jr., que nació en El Paso, debutó en un
auditorio azteca a mediados de los ‘90 y estuvo plenamente activo como luchador
hasta hace algunos años, cuando decidió seguir los pasos de su tío Mando y
dedicar la mayor parte de su tiempo a desarrollar las escenas de combate en
programas de televisión (como fue el caso de “GLOW” y de “Young Rock”) y
películas independientes.
“En ‘The Iron Claw’, específicamente, hice todo lo que
tuviera que ver con la lucha, es decir, las coreografías, la coordinación y la
asesoría”, nos dijo recientemente él mismo a través de una conexión por Zoom.
“También me involucré en lo que tiene que ver con la escenografía, el vestuario
y los guiones. Y tuve un pequeño rol como actor: el de Edward ‘The Sheik’
Farhat, un pionero de la lucha que empleaba tácticas muy particulares”.
Nuestro entrevistado no trabajó únicamente con los
actores durante la preproducción, sino que lo hizo en cada una de las etapas del
trabajo. “Durante el rodaje, estaba al lado del director, tratando de lograr
que las escenas de lucha se vieran como él quería”, recordó.
“Había momentos en los que la cámara estaba enfocando
lo que no debía, y había que moverla o hacer que el actor hiciera de nuevo la
escena mirando hacia ese lado”, agregó. “Ajustamos muchas cosas en el set”.
Que Durkin haya hecho una película sobre la lucha
profesional no es una casualidad, ya que esto no es ni por asomo un trabajo
‘por encargo’. En las notas de producción compartidas con la prensa, el
realizador canadiense-americano declara abiertamente su amor por el mismo
espectáculo. Pero eso no quiere decir que supiera cómo iba a filmar todo.
“Sean creció siendo fan de la lucha y,
específicamente, de los Von Erich; eso es lo que lo llevó a hacer esta
película”, retomó Guerrero. “En ese sentido, él tenía evidentemente una idea
bastante clara de lo que quería ver, pero no necesariamente de cómo plasmarlo.
Es ahí que entré yo, para descifrar sus intenciones y tratar de hacerlas
realidad”.
En lo que respecta a las coreografías de combate,
Guerrero no tuvo que hacer un gran trabajo de investigación sobre los movimientos
y las técnicas empleadas por los sujetos reales que eran representados. “Estaba
muy familiarizado con los Von Erich, porque mi familia es de El Paso, Texas, y
ellos estaban en Dallas”, precisó. “Nos conocíamos muy bien y teníamos una
rivalidad competitiva”.
“En esto de la lucha, cada familia
piensa que es la mejor, y no éramos la excepción”, admitió. “¿Repasé algunas
cosas del pasado que se encontraban en YouTube? Por supuesto. Pero ya sabía
cuál era su estilo y de qué iban”.
Realidad y entretenimiento
En más de un sentido, los luchadores son intérpretes
que cumplen un papel. Pero eso no quiere decir que no trabajen duramente en lo
que hacen para enfrentar los enormes esfuerzos físicos que demanda su oficio.
Por ese lado, es curioso ver en una película a actores
profesionales interpretando a luchadores profesionales, porque eso implica
interpretar a unos atletas que, por su lado, tienen ya algo de actores. Y “The
Iron Claw” no esconde la cara ante uno de los aspectos más controvertidos que
rodean a esta disciplina: el hecho de que el resultado de las peleas es
decidido de antemano.
En una escena del filme, Pam, la futura novia de
Kevin, interpretada por Lily James (“Pam & Tommy”), cuestiona las
preocupaciones que este tiene antes de cada enfrentamiento debido justamente a
la situación descrita.