El cambio climático es uno de los factores de riesgo que impulsan el aumento de ciertas enfermedades, como el dengue.
La agencia sanitaria advierte que en 2023 se ha observado un repunte de
los casos de dengue en todo el mundo, con la aparición simultánea de brotes que
se han extendido a regiones anteriormente no afectadas por la enfermedad, en
gran parte a causa del cambio climático. Actualmente, unos 500 millones de
personas en América Latina están en riesgo de infección por dengue.
La Organización Mundial de
la Salud (OMS) advirtió este viernes que la incidencia mundial del dengue
ha aumentado notablemente en las últimas dos décadas, lo que plantea un desafío
sustancial para la salud pública.
Tras un ligero descenso de
los casos entre los años 2020 y 2022 debido a la pandemia de COVID/19 y a
una menor tasa de notificación, en 2023 se ha observado un repunte de los casos
de dengue en todo el mundo, caracterizado por un aumento significativo del
número y la aparición simultánea de múltiples brotes, que se han extendido a
regiones anteriormente no afectadas por la enfermedad.
Entre 2000 y 2019, la
agencia documentó una multiplicación por diez de los casos notificados en todo
el mundo, que pasaron de 500.000 a 5,2 millones. El año 2019 marcó un pico sin
precedentes, con casos notificados que se extendieron a 129 países.
Cinco millones
de casos
La transmisión del dengue
es cíclica y cabe esperar grandes brotes cada tres o cuatro años.
La agencia señaló que,
durante la pandemia de COVID-19, observaron la transmisión moderada del dengue
en algunas regiones y una transmisión baja en otras, lo que llevó a una acumulación
de personas sin inmunidad a ciertos serotipos del virus del dengue. Sin
embargo, los datos sobre los serotipos de dengue circulantes son
limitados.
Desde principios de 2023,
la transmisión en curso, combinada con un pico inesperado de casos, ha dado
lugar a una cifra cercana al máximo histórico de más de cinco millones
de casos y más de 5000 muertes relacionadas con el dengue notificados
en más de 80 países y territorios. Cerca del 80% de estos casos se han
reportado en el continente americano.
El cambio climático influye
en el incremento de los casos.
El dengue se transmite por
picaduras de mosquitos y se da, sobre todo, en zonas urbanas de climas
tropicales y subtropicales. Sin embargo, el calentamiento global está haciendo
que haya casos en zonas cada vez más alejadas de los trópicos.
“El cambio climático tiene
definitivamente un impacto porque las temperaturas más cálidas crean las
condiciones para que los mosquitos que portan la enfermedad se expandan”,
explicó a la prensa en Ginebra la jefa del equipo de la OMS, Diana Rojas
Álvarez, sobre el arbovirus.
Los mosquitos que
transmiten el dengue ahora son capaces de sobrevivir a los inviernos en Europa
y en Sudamérica.
Dengue en América
Latina
Entre el 1 de enero de 2023
y el 11 de diciembre de 2023, se documentó un total de 4,1 millones de
casos sospechosos de dengue en 42 países y territorios del continente
americano, y 15 países notificaron un brote activo.
Aunque el dengue es endémico
en la mayoría de los países de América del Sur, México y América Central, así
como en los países del Caribe, en el segundo semestre de 2023 se ha producido
un aumento alarmante de los casos, con un acumulado anual que supera
todos los totales anuales anteriores y que en algunos países se
extiende más allá de las zonas de transmisión históricamente afectadas, señaló
la OMS.
La agencia advirtió que
aproximadamente 500 millones de personas en la región están en riesgo de
infección por dengue en la actualidad.
Además, han detectado la
circulación simultánea de todos estos serotipos en Brasil, Colombia, Costa
Rica, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá y Venezuela.
Factores de
propagación
Varios factores están
asociados al aumento del riesgo de propagación de la epidemia de dengue, entre
ellos:
la distribución cambiante
de los vectores, especialmente en países que antes no padecían dengue
las consecuencias de los
fenómenos de El Niño en 2023 y el cambio climático, que provocan un aumento de
las temperaturas y de las precipitaciones y de la humedad
la fragilidad de los
sistemas sanitarios en plena pandemia de COVID-19
la inestabilidad política y
financiera de los países que afrontan crisis humanitarias complejas
y los elevados movimientos
de población
Estos factores también
suponen un reto para la respuesta a la epidemia y el riesgo de una mayor
propagación a otros países.
La OMS señaló que la
debilidad de los sistemas de vigilancia en muchos países afectados puede haber
provocado retrasos en la notificación y la respuesta, así como la no
identificación de los síntomas, lo que ha contribuido al aumento de los casos
graves de dengue.