El
expresidente norteamericano James Monroe.
"América para los
americanos" es la frase con la que el presidente estadounidense James
Monroe inauguró hace 200 años una doctrina en contra del colonialismo europeo,
pero que ha sido usada a lo largo de la historia para justificar el
intervencionismo de EE.UU. en Latinoamérica.
Aunque la Administración demócrata de Barack Obama
(2009-2017) dio la doctrina Monroe por enterrada, Estados Unidos la recuperó en
su política hacia Venezuela durante el Gobierno del republicano Donald Trump
(2017-2021), quien aspira a volver al poder en 2025.
La amenaza sigue tan
presente en algunos países latinoamericanos que incluso el presidente
venezolano, Nicolás Maduro, anunció el lunes pasado que su Gobierno conmemorará
con "voz de rebeldía y de denuncia" el bicentenario de la doctrina
Monroe.
¿QUÉ ES EXACTAMENTE ESTA DOCTRINA?
Dicha política nace del
discurso sobre el Estado de la Unión que dio el presidente James Monroe
(1817-1825) ante el Congreso el 2 de diciembre de 1823 y en el que arremetió
contra el colonialismo europeo.
En un momento en el que
varios países latinoamericanas estaban luchando por su independencia, Monroe
advirtió de que cualquier intervención europea en el continente americano sería
vista como una amenaza a la paz y la seguridad de Estados Unidos y que
Washington respondería.
La doctrina Monroe fue bien
acogida por las naciones latinoamericanas inicialmente, porque les permitía
estar respaldados por un actor cada vez más relevante para enfrentarse al
intervencionismo de las potencias europeas.
"Pero a medida que la
brecha de poder entre EE.UU. y el resto de los países se fue haciendo más
grande, apareció el recelo latinoamericano, y a partir de 1900 empezó a verse
la cara más perversa en América Central", explica a EFE Juan Battaleme,
director académico del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales
(CARI).
INICIO DEL INTERVENCIONISMO
El mayor problema fue el
llamado Corolario de Roosevelt, una profunda alteración a la doctrina Monroe
aplicada en 1904 por el presidente Theodore Roosevelt (1901-1909) que incorporó
"la decisión de intervenir en los asuntos internos de los países latinoamericanos
que afectaran los intereses de EE.UU.".
Ese período mucho más
intervencionista fue fuertemente repudiado. Las izquierdas latinoamericanas
actuaron en consecuencia.
El historiador de la Universidad de Misuri Jay Sexton,
autor de 'The Monroe Doctrine: Empire and Nation in Nineteenth-Century
America', explica a EFE que la doctrina Monroe es una muestra de los
"debates internos sobre el papel que debe tener Estados Unidos en el
mundo".
Para el experto, la
doctrina no habla específicamente del intervencionismo estadounidense en
América Latina pero ha sido reinterpretada y utilizada como una herramienta
para justificar la injerencia de EE.UU. en la región.
Por ejemplo, Estados
Unidos invadió en 1916 la República Dominicana invocando la doctrina Monroe y argumentando
que era necesario proteger la estabilidad de la región frente a posibles
intervenciones de potencias europeas.
Battaleme apunta que la
doctrina Monroe justificó la ocupación de las instituciones estatales por parte
de los militares y dio pie a las violaciones de los derechos humanos en los
países latinoamericanos en muchos casos con el apoyo de EE.UU., salvo durante
la presidencia de Jimmy Carter (1977-1981).
¿UN DOCTRINA MUERTA?
En 2013, John Kerry,
secretario de Estado de la Administración de Obama, declaró ante la
Organización de los Estados Americanos (OEA) que la doctrina Monroe había
terminado y que la relación entre Estados Unidos y América Latina debía ser la
de socios iguales.
Pero en 2019, John Bolton,
consejero de Seguridad Nacional de Trump, invocó de nuevo la doctrina Monroe
ante la crisis de Venezuela, cuando Washington reconoció como presidente
interino del país suramericano al líder opositor Juan Guaidó.
El Gobierno Biden ha
buscado desmarcarse de esa postura, aunque políticos de la región siguen
refiriéndose a la doctrina Monroe en sus discursos, como Maduro en Venezuela,
el boliviano Evo Morales, el mexicano Andrés Manuel López Obrador, el
nicaragüense Daniel Ortega o el cubano Miguel Díaz-Canel.
La muerte el pasado
miércoles de Henry Kissinger supone el cierre de un ciclo justamente cuando se
cumple el bicentenario de la doctrina, porque el ex secretario de Estado de
EE.UU. "fue arquitecto" también de esa política, dice Battaleme.
"Hoy la doctrina
Monroe se encuentra un tanto quebrada por la competencia entre grandes poderes;
la disruptiva presencia política y comercial de China, de Rusia, de Irán",
opina Battaleme, quien también forma parte del International Institute for
Strategic Studies (IISS).
Pero salvo casos como el de
Venezuela, Bolivia o Nicaragua, "el resto de los países latinoamericanos
sigue fijando sus intereses de seguridad nacional alineados con los de los
Estados Unidos", asegura el experto.
Las elecciones
presidenciales del próximo año en Estados Unidos, en las que Trump parte como
favorito en las encuestas frente a Biden, pueden marcar un nuevo capítulo en la
historia de la doctrina Monroe.
Según Paxton, todos los
contendientes en las primarias republicanos, incluido Trump, abogan por
"usar a América Latina como una fuente de poder y sustento para Estados
Unidos".
"Si gana cualquiera de
ellos, la política exterior estadounidense será muy diferente a la
actual", predice el historiador.