Pantalla de control, donde se aprecian distintas imágenes de la intervención destinada a acabar con una arritmia infantil.QUIRÓNSALUD / EFE
agencia efeReportaje
Al igual que los adultos,
los menores pueden experimentar irregularidades en los latidos del corazón, las
cuales pueden afectarlos a cualquier edad, pero en la mayoría de los casos
suelen comenzar entre los 8 y 15 años, explican los especialistas en el
diagnóstico y tratamiento de este desorden cardíaco.
La arritmia es un trastorno de la frecuencia (pulso) o
del ritmo cardíaco, por el cual el corazón puede latir con demasiada rapidez o
lentitud o de modo irregular. Estas irregularidades o desigualdades en las
contracciones del corazón pueden no causar daño, ser la señal de otros
problemas cardíacos o un peligro inmediato para la salud, según las
enciclopedias médicas.
Normalmente el corazón
trabaja como una bomba que lleva sangre a los pulmones y al cuerpo. Para ayudar
a que esto suceda, este órgano muscular tiene un sistema que produce y conduce
señales eléctricas y nerviosas, garantizando que se contraiga de manera
ordenada. Pero a veces este sistema eléctrico tiene problemas y entonces se
producen las arritmias, explican.
Al igual que los adultos, los niños también pueden
padecer arritmias. Mientras que en los primeros la más frecuente es la
fibrilación auricular, lo más habitual en los menores son las taquicardias
supraventriculares, explican desde el Hospital Universitario Quirónsalud Madrid
(HUQM), en España.
Las arritmias en menores
pueden ocurrir a cualquier edad, pero en la mayoría de los casos suelen
comenzar entre los 8 y 15 años, explica el doctor Tomás Datino, jefe de la
Unidad de electrofisiología y arritmias del HUQM (www.quironsalud.com/hospital-madrid).
“Lo más común es que
produzcan en el niño un pulso rápido, palpitaciones, fatiga y mareo y que
excepcionalmente provoquen una pérdida de conocimiento. A veces se detectan de
manera casual en un electrocardiograma realizado por otra causa”, según el
doctor Datino.
“Las bradicardias, o tener el pulso lento, también
pueden ocurrir, aunque son menos frecuentes en la infancia”, puntualiza.
TRATAMIENTO TEMPRANO.
Antes, en los casos de
arritmias, se solía retrasar la intervención esperando el aumento de tamaño del
niño y manteniendo estable al paciente con medicación, “pero ahora preferimos
abordarlas precozmente, porque el tratamiento invasivo es más eficaz y poseemos
la tecnología y la experiencia para realizarlo con seguridad” enfatiza Datino.
Se trata de una intervención precoz que permite que
los niños que padecen estas taquicardias no sufran las limitaciones para
realizar actividad física debidas a las arritmias, y puedan llevar “una vida
saludable desde mucho antes”, según afirma el doctor Datino.
“Realizamos un estudio
electrofisiológico durante el cual hacemos a la vez el diagnóstico específico y
el tratamiento de esta enfermedad. Este estudio puede realizarse con anestesia
local, pero para mayor tranquilidad y seguridad, en los menores suele
realizarse con anestesia general”, explica.
El procedimiento consiste
en la punción de una vena o arteria, normalmente a nivel femoral, por donde se
introducen catéteres que avanzan por el sistema vascular hasta el corazón.
Con el catéter se estimulan diferentes partes del
corazón para lograr el diagnóstico. Cuando se detecta de dónde procede la
arritmia, se efectúan pequeñas quemaduras con calor o frío con la punta del
catéter para eliminar las células que la originan, según detalla el doctor
Datino.
Mediante esta
intervención se soluciona el problema en la conducción de la electricidad
dentro del corazón, que es el origen de las pulsaciones elevadas, añade.
Explica que este
procedimiento tiene una eficacia superior al 90 por ciento, y que una vez
retirado el catéter el paciente “pasa unas horas en la sala de recuperación y,
después, una noche hospitalizado para realizar una vigilancia de la zona de la
punción y de su despertar”.
Tras ser dado de alta el
niño puede hacer vida normal, evitando hacer deporte o grandes esfuerzos al
menos durante una semana. Después de ese periodo de precaución, puede llevar a
cabo actividad, según Datino.
DETECCIÓN CASUAL.
Señala que muchas
taquicardias supraventriculares se detectan a partir de los electrocardiogramas
obligatorios que las federaciones deportivas requieren antes de federar a un
niño.
“A menudo la arritmia
imposibilita la practica de deporte, pero después de someterse al
procedimiento, el niño puede realizar su actividad sin inconvenientes”, señala
Datino.
Explica que las
taquicardias supraventriculares en la mayoría de los casos tienen buen
pronóstico, pero son limitantes si se tiene que realizar mucha actividad
física, por ejemplo deportes.
Este tipo de taquicardia
también puede asociarse con el síndrome de Wolff-Parkinson-White (WPW), lo que
implica un riesgo de muerte súbita. No es lo más frecuente, pero en estos casos
está muy indicado hacer el procedimiento de ablación, según Datino.
Señala que antiguamente
se esperaba a que el paciente creciera y pesara más de 25 kilos o tuviera un
tamaño corporal suficiente, ya que es más difícil moverse con el catéter en un
corazón muy pequeño como el de un niño, pero actualmente no hay una edad mínima
para esta intervención, que puede efectuarse a edades tempranas.
“Se puede esperar unos
años si la taquicardia es bien tolerada, pero en el caso de que el
procedimiento sea urgente, incluso se puede efectuar en bebés”, concluye
Datino.