Manifestantes
israelíes protestan contra la ofensiva militar de Israel sobre Gaza en Tel
Aviv, ante el cuartel general del Ejército israelí este sábadoJOAN MAS AUTONELL/EFE
JOAN MAS AUTONELL EFETel Aviv, Israel
Pese a que los llamen traidores o incluso los agredan, un reducto de israelíes ha empezado a protestar estos días a pie de calle contra la guerra de Gaza.
Son una
minoría, pero exigen firmemente un alto el fuego, un discurso a contracorriente
ante la retórica belicista ahora imperante en Israel.
"Un ojo por ojo y nos quedaremos todos ciegos",
decía la pancarta escrita en hebreo de Tal Mitnick, un joven israelí de 18 años
que con otras decenas de personas salió el sábado por la tarde al centro de Tel
Aviv para oponerse a la ofensiva de su país sobre la Franja.
En pleno
conflicto con el grupo islamista Hamás, que el pasado 7 de octubre hizo un duro
ataque contra Israel que dejó más de 1,400 muertos y 242 cautivos, hay pequeños
colectivos contrarios al esfuerzo de guerra generalizado que piden otras vías
de actuación no militares ante la Franja, donde han muerto ya más de 9,500
personas por los incesantes bombardeos del Ejército israelí.
"El único camino para acabar con esto es un alto el
fuego, la liberación de los rehenes y negociaciones de paz", aseguró
Mitnick, mientras protestaba ante el cuartel general del Ejército israelí en
Tel Aviv, un área céntrica que es punto habitual de movilizaciones los sábados
por la tarde tras el Shabat (día de descanso judío).
En la zona se manifestaron este 2023 durante meses los
opositores a la reforma judicial del Gobierno israelí, pero tras estallar la
guerra con Gaza que hace casi un mes sacudió todo Israel, el aire de las
movilizaciones cambió: ahora se concentran ahí familiares de los rehenes que
anhelan su vuelta a casa, así como grupos de indignados con el Ejecutivo de
Netanyahu que denuncian su "nefasta gestión".
"A casa
ahora, ahora, ahora", reivindicaron en la misma zona este sábado los
parientes de los cautivos, en un evento ante el Museo de Artes de Tel Aviv que
igual que las semanas previas volvió a juntar a miles de personas con banderas
israelíes y carteles exigiendo la liberación de sus allegados, entre ellos
niños, mujeres o ancianos.
Mientras que esta movilización fue calmada y emotiva, a pocos
metros de distancia había grupos de ultraderechistas israelíes que insultaban e
intimidaban a los manifestantes contra la guerra.
"El pueblo de Israel vive" o "Váyanse a
Gaza" eran algunos cánticos que les gritaban, mientras uno de ellos
arrebataba con agresividad la pancarta de congregados como Yeheli Shalick,
israelí de 23 años y miembro del Partido Comunista que pedía "el fin de la
guerra".
Según alegó,
el discurso militarista ya presente en Israel se acentuó mucho más desde el
estallido del conflicto. Ahora, expresar posturas críticas o contrarias a la
ofensiva a Gaza "está casi fuera de la ley", se está convirtiendo en
un tipo de disidencia, asegura.
"Queremos decir no a la vía militar", remarca
Shalick, que asegura que "la derecha quiere solucionar ahora la cuestión
con limpieza étnica y genocidio contra los palestinos, algo que es inmoral".
En país de ideología muy nacionalista y cada vez más
inclinado a la derecha, Shalik explica que puntos de vista como el suyo son
"marginales", e incluso hay miembros de su familia que le dejaron de
hablar por ello.
"Soy la
oveja negra", reconoce.
Entre compañeros que levantan carteles reivindicando el
derecho a la vida de los palestinos o denunciando la violencia de los colonos
israelíes en Cisjordania ocupada, Tal Mitnick cuenta que tras acabar sus
estudios secundarios hace poco renunció al servicio militar obligatorio
"por la opresión que sufren los palestinos a diario".
"La población israelí va al Ejército como si fuera
normal, pero nuestra sociedad está muy militarizada y debemos librarnos de
ello", opina Mitnick, que podría ser encarcelado por rechazar ir a la
mili.
Este extremo es muy raro en Israel, donde cada año los
jóvenes que se niegan a servir en las fuerzas armadas se cuentan con los dedos
de la mano.
En el contexto bélico actual, cuando 360,000 reservistas
fueron llamados a filas, la postura de Mitnick es aún más mal vista.
"Me llaman traidor, pero al final este es mi hogar.
Estoy luchando por mi seguridad, por la de mis vecinos y la de la gente de Gaza
y Cisjordania. Solo quiero seguridad para todos nosotros", concluye.