Un camión cargado de block desde Haiti, con fines de construir un muro para cerrar el paso fronterizo por Dajabón
Ante el rumor que circula y extiende en la comunidad haitiana de Juana Méndez, referente a que República Dominicana abriría la frontera este lunes 9, habitantes de esa localidad llegaron este domingo 8 del presente mes de octubre de 2023 hasta el puente fronterizo con un camión cargado de block, dispuestos a construir un muro para cerrar el paso por Dajabón.
La
información empezó a circular luego del anuncio hecho por el presidente Luis
Abinader, de flexibilizar las medidas gubernamentales que dieron curso al
cierre de las fronteras marítima, terrestre y área.
Esto, aunque en la parte migratoria las medidas seguirán
invariables.
La Policía
Nacional y Fronteriza de Haití tuvo que realizar varios disparos y lanzar
bombas lacrimógenas para dispersar a la multitud, logrando poco después
restablecer el control en el área.
Mientras los agentes de policía haitianos disparaban los
gases lacrimógenos en el área del puente fronterizo, soldados del Cuerpo
Especializado en Fronteriza Terrestre (Cesfront) mantenía el reforzamiento del
lado dominicano.
Los que ignoran el cierre
La Policía
Nacional y Fronteriza de Haití tuvo que realizar varios disparos y lanzar
bombas lacrimógenas para dispersar a la multitud, logrando poco después
restablecer el control en el área.
Mientras los agentes de policía haitianos disparaban los
gases lacrimógenos en el área del puente fronterizo, soldados del Cuerpo
Especializado en Fronteriza Terrestre (Cesfront) mantenía el reforzamiento del
lado dominicano.
Los que ignoran el cierre
Por otra
parte, la agencia EFE publicó ayer que los haitianos prefieren ignorar las
consecuencias del cierre fronterizo dispuesto por República Dominicana en
represalia a la construcción de un canal de riego en el río Masacre, asumiendo
sin quejas el desabastecimiento causado por la medida, que no les doblegará en
su afán por terminar la obra.
Más de la mitad de lo que consumen los haitianos procede de
República Dominicana, según cifras oficiales, que también muestran que Haití es
el segundo socio comercial del país vecino.
Los productos de alimentación dominicanos son de los más
demandados por Haití, que también precisa de medicinas y materiales de
construcción (principalmente hierro y cemento), así que, desde el cierre, la
carestía es evidente en los mercados públicos y en las mesas de los hogares
haitianos.
Precios y
contrabando
En el Mercado de Frutos, en el corazón de Pétion-ville, tiene
un puesto Myriam Dorestant, una tendera a quien no le importa el cierre de la
frontera, señaló a EFE, porque aunque “parte de las frutas vienen de República
Dominicana, también producimos frutas en Haití”, aunque solo disponen de los
productos de temporada, por eso hay escasez.
También se aprecia una subida de precios, ya que las bandas
armadas que extorsionan a los transportistas les exigen “dinero extra para
dejarles pasar”, y eso se acaba repercutiendo en el precio al que los
comerciantes venden sus productos, afirmó Myriam.
La situación
de inseguridad que reina en el país desde hace al menos cinco años está
teniendo un gran impacto en la seguridad alimentaria de Haití, no solo por el
control de las carreteras en las secuestran y extorsionan a los conductores.
Las bandas armadas también invaden las regiones consideradas como el granero
del país.
Productos dominicanos como los cocos, los higos bananeros y
los huevos apenas se encuentran en los mercados de Haití y, de encontrarse, su
precio se ha duplicado o incluso triplicado en pocos días. Además, ha comenzado
a circular la idea entre comerciantes y consumidores de que pueden estar
envenenados.
Y ante la escasez aumenta el contrabando. Los pocos productos
dominicanos que continúan entrando en Haití lo hacen ilegalmente, entre ellos
un gran número de huevos podridos que han invadido los mercados en los últimos
días.
Vídeos que circulan en redes sociales muestran a personas
cruzando a pie zonas fronterizas no controladas para comprar productos
dominicanos y venderlos en el mercado haitiano, y varios comerciantes
confirmaron a EFE que encuentran productos gracias al contrabando que existe
entre los dos países desde hace décadas.
Actitud frente a la crisis
Eliette Pierre aún consigue productos dominicanos a pesar del
cierre de la frontera. “Nos las arreglamos para encontrar productos, aunque
sean caros”, explicó a EFE, sin ambages.
Este comerciante vende salami, perritos calientes, carne y
alitas de pollo procedentes de la República Dominicana y admite que el cierre
de la frontera “está teniendo un impacto” en su negocio, pero “eso no es un
problema”, para él lo importante es continuar y terminar el canal de riego, que
definió como “un proyecto excelente”.
No importan las pérdidas “mientras participemos en un
proyecto para nuestro bienestar. Los dominicanos tienen que dejar de tomarnos
por tontos”, añadió, mientras atendía a los compradores.
“El canal o la muerte”
El apoyo de la población a la construcción del canal se hace
patente en eslóganes como “El canal no se detendrá” (KPK en creole) o “el canal
o la muerte”, que están por todas partes.
En las redes sociales se ha lanzado una verdadera campaña
para volver al consumo de productos locales. Es una de las pocas veces en la
historia reciente del país que se aprecia un sentimiento nacionalista y de
unidad en torno a un proyecto ante el que cristianos, budistas, intelectuales,
profesionales y agricultores se dan la mano.
“Las fronteras deben permanecer cerradas. Los dominicanos
pueden quedarse con sus productos, nosotros vamos a vender otras cosas. En vez
de comer carne, comeremos arenques y bacalao. Los haitianos comerán lo que
encuentren. Dios nos ayudará, no moriremos. Y después, seremos
autosuficientes”, dijo Eliette Pierre, tendera que también se formó como
especialista en informática.
“Un enemigo común”
La idea aquí es dar al presidente dominicano y a los
dominicanos una lección de historia, recordarles de lo que son capaces los
haitianos cuando unen sus fuerzas para luchar contra un enemigo común.
Como consecuencia, se está produciendo una revalorización sin
precedentes de la producción local, explicó a EFE otra vendedora, Simone, cuyas
frutas y verduras son de producción haitiana.
“Haití lo produce todo. Si no hubiera inseguridad, podríamos
encontrar todo lo que necesitamos para comer”, opinó.
“Resistimos. No tenemos ningún problema”, dijo, convencida de
que “el canal no se va a parar. El canal será nuestro. Nos beneficiará. Los
extranjeros no te quieren. Lo único que hacen es explotarte”, agregó. El
presidente dominicano, Luis Abinader, decretó el cierre de las fronteras con
Haití desde el 15 de septiembre para forzar la paralización de los trabajos de
toma de agua, aunque las medidas no han frenado el proyecto y, mientras, del
lado dominicano comerciantes y productores sufren pérdidas millonarias por la falta
de comercio con Haití, obligando al Gobierno a acudir en su auxilio.