Ayer en la mañana la Ciudad Colonial había recuperado la limpieza después del desorden colosal del sábado en la noche.
Un profundo
silencio arropaba la mañana de ayer a la Ciudad Colonial. Justo en el parque
Duarte, entre las calles Hostos y Padre Billini, un hervidero desordenado de
personas tomó la madrugada del domingo la ciudad para celebrar supuestamente
Halloween, convirtiendo el escenario en una pesadilla para sus habitantes.
Lo que debía
ser una noche común y de diversión, como es habitual durante fines de semana,
además, porque la fiesta no es una tradicional del país, se convirtió en un
desorden que dejó heridas en el corazón de la ciudad.
Sobre eso
murmuraban y contaron sus residentes a reporteros de LISTÍN DIARIO en el día de
ayer.
“Fue una
pesadilla”, expresó Andrés Figuereo. Y lo dijo así porque mientras estaba en su
casa, tranquilo, rumbo a dormir y con sus hijos pequeños, varios desconocidos
borrachos tocaron fuerte su puerta, como si no estaban ellos allí dentro, para
que les diera acceso a su baño de manera tajante y casi obligatoria.
También una mujer, cuyo nombre decidió reservarse por miedo a
represalias, dijo que los jóvenes estaban como que “eran dueños de todo esto”.
“Orinaron
mis paredes, esos pipís llegaban adentro de la casa, y yo una señora mayor,
tuve que fajarme a echarle agua a eso, cloro, detergentes y a pintar las
paredes yo misma porque me las ensuciaron… Antes esto era de gente civilizada,
de maravilla”, dijo con profundo enojo.
El inicio
Según los testimonios de los moradores en los alrededores del
parque Duarte, la aglomeración inició pasadas las 6:00 de la tarde del sábado.
Una de las versiones indicó que una discoteca de la zona
convocó a una fiesta de disfraces, una información que se extendió por la red social
Tiktok y que sin esperarlo (autoridades de la discoteca), se dieron cita más
personas de lo deseado.
Contaron que
a medida que fueron pasando las horas, más y más gente llegó, y estando bajo el
ojo de la Policía Turística, fueron incontrolables por la gran cantidad, más de
3,000 personas.
“Estos jóvenes vinieron como una avalancha, poco a poco, y
todavía a las 3:00 de la mañana estaban aquí. Fue como una invasión… sin
exagerar, porque esta es un área que durante mucho tiempo ha sido pacífica, un
vecindario de personas que están es sus quehaceres, sin embargo, no fue así…
tenían una bulla tremenda, un comportamiento lamentable y los vecinos no
pudieron dormir”, contó Figuereo.
Los jóvenes de diversos barrios de la capital se concentraron
no solo en los parques, sino que invadieron las principales vías,
convirtiéndolas en intransitables. “El que entraba en un vehículo no podía
salir del área y el que quería salir, tampoco podía… Eran demasiados, que yo no
sé de dónde salieron tantos porque aquí hacen noche larga de museos y no es
así”, narró el hombre.
Otra de las
versiones es que los jóvenes se apersonaron supuestamente bajo la influencia de
que “habían 200,000 pesos escondidos en algún lugar de la zona”.
“Lo que se vivió aquí fue un estado de terror… parecido a
Gaza e Israel. Los turistas corrían despavoridos y las personas metiéndose en
los bares, tiendas, restaurantes… todo porque un descerebrado había puesto
200,000 pesos por ahí”, dijo Aníbal Reyes, vendedor turístico.
Volando azoteas y encima de Duarte
“Yo no sé qué fue lo que pasó por aquí. Eso fue una
sinvergüenzá… el que formó esa actividad debería estar preso para pagar todos
los daños que hay por aquí, mira la capota de ese carro blanco… los tigres se
le subieron arriba”, expresó Ramón de Óleo, quien trabaja como seguridad de un
hotel cerca del parque Duarte.
Cristales de negocios rotos, carros con abolladuras, paredes
emblemáticas sucias de lodo, cúmulo de desechos plásticos y otros, fueron los
daños que quedaron de esa noche, una noche que De Óleo catalogó como de
“terror”.
“Esto se embromó. Esta ahora es una zona totalmente
arrabalizada… Ni la iglesia pudo con ellos. Nos sentíamos presos en nuestro
propio territorio”, dijo Alejandro Horacio, indicando que desde la multitud
escuchaba tiros, piedras, botellas, gritos y discusiones, él estando trancado
en su casa.
Uno de los residentes comentó que se subieron a bailar hasta
en la estatua del patricio Juan Pablo Duarte; además, brincaban verjas,
saltaban azoteas y penetraban negocios en busca de dónde poder orinar.
“Yo considero que este es uno de los parques que más debe
respetarse porque estamos hablando de que es una zona de turismo, se encuentra
la estatua del patricio Juan Pablo Duarte, hay una iglesia. No hubo un mínimo
de respeto… Esos son actos que no se deben permitir en la primera ciudad de
América, eso no está bien”, manifestó Manuel Zabala.
Ross Rodríguez, encargada del restaurante Fénix, ubicado por
el popular “Parque de las Palomas”, contó que colmados fueron saqueados y
personas fueron víctima de atracos a mano armada. También que ocurrieron
incidentes entre bandas que dejaron sangre derramada por todo el parque.