Miembros
del sindicato UAW hacen un piquete frente a la planta de ensamblaje de Ford
Michigan en Wayne, Michigan.MATTHEW
HATCHER / AFP
agencia afpEstados Unidos
El sindicato de tres grandes fabricantes de automóviles estadounidenses
lanzó una huelga simultánea sin precedentes en tres plantas de Estados Unidos
para exigir aumentos salariales, una medida que amenaza la economía y que
recibió el respaldo del presidente Joe Biden.
Frente a la
planta de Ford en Wayne, en la región de Detroit (Michigan), bocinas y aplausos
saludaron la llegada del presidente del poderoso sindicato United Auto Workers
(UAW), Shawn Fain, quien poco antes había anunciado los tres sitios elegidos
para iniciar el paro, uno en cada grupo involucrado: General Motors, Stellantis
y Ford.
Además de Wayne, los otros dos centros que en huelga son
plantas de montaje en Wentzville (Misuri), de GM, y en Toledo (Ohio), de
Stellantis.
"Hoy
estamos reuniendo a nuestros miembros. Mañana estaremos en la mesa de
negociación", declaró el viernes por la tarde Fain, quien afirmó que los
tres grupos habían recibido una "contraoferta exhaustiva".
Pero el movimiento podría extenderse, subrayó Fain, quien
instó a los aproximadamente 146.000 miembros del sindicato que trabajan para
estos fabricantes a estar dispuestos a hacer huelga en función de la evolución
de las negociaciones.
En un primer indicio del efecto de las huelgas, Ford dijo que
despedirá temporalmente a 600 trabajadores de puestos "directamente
afectados" por la paralización de tareas.
Un conflicto
social prolongado podría tener consecuencias políticas para Biden, cuya gestión
de la economía recibe críticas, en particular debido a la persistente
inflación.
No obstante, el mandatario respaldó este viernes el reclamo
de los trabajadores, al asegurar que las "ganancias récord" de los
fabricantes de automóviles deben repartirse de forma "justa".
Biden dijo que los trabajadores no habían podido beneficiarse
de los enormes beneficios empresariales, que superaron los 20.000 millones de
dólares para los tres gigantes sólo en el primer semestre de 2023.
"Las
compañías han hecho ofertas significativas, pero creo que deberían ir más allá
para asegurar que las ganancias empresariales récord se traduzcan en convenios
récord para la UAW", dijo Biden en la Casa Blanca y abogó por un acuerdo
"justo y beneficioso para ambas partes".
- 40% de aumento -
En campaña para la reelección en 2024, Biden se mueve en un
terreno espinoso y debe hacer un equilibrio entre el apoyo expresado a los
sindicatos y el temor por las consecuencias para la economía estadounidense de
esta huelga.
Las
negociaciones entre sindicatos y constructores para elaborar los nuevos
convenios colectivos por cuatro años comenzaron hace dos meses.
Los empleados exigen aumentos salariales y más beneficios,
mientras que los fabricantes, que han registrado ganancias en los últimos años,
apretaron las tuercas tras la crisis financiera de 2008.
La última huelga del sector, que se remonta a 2019, sólo
afectó a GM. El paro duró seis semanas.
El UAW exige un aumento salarial de alrededor de 40% en
cuatro años, mientras que los tres fabricantes no han superado el 20% (Ford),
según el gremio.
Los tres gigantes históricos de Detroit también se negaron a
conceder días adicionales de vacaciones y a aumentar las pensiones,
proporcionadas por fondos específicos de cada empresa.
- Oferta "competitiva" -
En un comunicado, Ford dijo que estaba "absolutamente
comprometido a alcanzar un acuerdo que recompense a los empleados y proteja la
capacidad de Ford para invertir en el futuro".
El grupo calificó la oferta que hizo al sindicato hace más de
dos días como "históricamente generosa".
Interrogada el viernes en CNN, Mary Barra, directora de GM,
defendió las propuestas de los fabricantes, que incluyen "no sólo un
aumento del 20% del salario bruto, sino también una participación en los
beneficios, una asistencia sanitaria de clase mundial y varias características
más".
"Creo que tenemos una oferta muy competitiva sobre la
mesa", afirmó.
La compañía Stellantis, en tanto, dijo en un comunicado estar
"extremadamente decepcionada por la negativa de los líderes del UAW a
comprometerse responsablemente para llegar a un acuerdo justo".
Intentando calmar las aguas, Biden habló por teléfono el
jueves por la noche con Fain y los líderes de los constructores.
A mediados de agosto, abogó por un acuerdo "justo"
y en el que todos ganen, fortaleciendo los derechos de los trabajadores durante
la transición a los vehículos eléctricos.
Según el analista de CFRA Garrett Nelson, las empresas "están llenas de efectivo y (...) probablemente puedan resistir una huelga más tiempo que los empleados".