El
presidente electo de Guatemala, Bernardo Arévalo, saluda a la gente a su
llegada a una marcha de indígenas para reclamar la renuncia de la fiscal
general de Guatemala, Consuelo Porras,(AP
FOTO/MOISÉS CASTILLO)
AGENCIA APCiudad de Guatemala, Guatemala
Las protestas en las que miles
de guatemaltecos apoyaron esta semana al presidente electo, Bernardo Arévalo,
sugieren que los esfuerzos de algunos funcionarios por impedir su presidencia
han despertado una nueva determinación entre muchos ciudadanos de defensa de la
democracia.
Las demostraciones públicas de rechazo a las maniobras de
la fiscalía general habían sido modestas en el mes desde la victoria rotunda de
Arévalo. Pero el lunes, miles de personas marcharon de forma pacífica por las
calles de la ciudad, y el martes los manifestantes cortaron autopistas
importantes en varios puntos del país.
En el pasado, Guatemala ha
estado entre los países peor clasificados de América Latina por su apoyo a la
democracia, según el Barómetro de las Américas, que mide las actitudes en la
región desde hace tres décadas. En los últimos 15 años, el apoyo a la
democracia como mejor forma de gobierno alcanzó su puntuación más alta en 2014
con un 62,9%, y cayó a un mínimo del 48,4% en 2017.
LA MEJOR FORMA DE GOBIERNO
Apenas unas semanas antes de las
elecciones de este año, solo el 48% de los encuestados dijeron que la
democracia era la mejor forma de gobierno, lo que situaba a Guatemala en último
lugar de la región, según los datos aún no publicados de los investigadores del
Laboratorio LAPOP de la Universidad de Vanderbilt, que realiza el sondeo.
Pero desde las elecciones, los
guatemaltecos han visto esfuerzos de partidos derrotados y de la fiscalía
general por impugnar los resultados. Arévalo ha descrito las investigaciones
sobre su partido y las autoridades electorales como un intento de golpe de
Estado, y la misión de observadores de la Organización de Estados Americanos
dijo que las acciones de la fiscalía parecían dirigidas a impedir que Arévalo
asumiera el cargo.
Sandra Paz, de 55 años,
participó en la protesta que convocó Arévalo ondeando la bandera de Guatemala.
“Estoy aquí en apoyo a la democracia de nuestro nuevo
presidente, para que pueda ejercer su cargo sin corrupción, que los corruptos
lo dejen ejercer su cargo”, dijo la mujer, que explicó que a pesar de tener
artritis y padecer dolores al caminar “estoy aquí apoyándolo”.
Rachel Schwartz, profesora
asistente de estudios internacionales y regionales en la Universidad de
Oklahoma, que fue asistente de investigación y experta en Guatemala para el
Barómetro de las Américas, dijo que si bien los datos del sondeo se reunieron
antes de los comicios, lo que ha visto después sugiere que el accidentado
proceso electoral ha tocado una fibra sensible.
“Creo que dado lo que he visto
en las calles y en la Plaza de la Constitución y en medios sociales, creo que
este proceso está movilizando a la gente”, dijo Schwartz, que estaba en
Guatemala durante la primera ronda electoral en junio.
La percepción de la democracia
en Guatemala, señaló, está muy entrelazada con la percepción de la corrupción.
CASOS DE CORRUPCIÓN
En torno al 76% de los
guatemaltecos encuestados dijo que más de la mitad de los políticos del país
está implicado en casos de corrupción, la cifra más alta jamás registrada en el
país y superada sólo por Ecuador y Perú este año.
Entonces llegó Arévalo, el
último candidato anticorrupción que seguía en la campaña. Su mensaje caló entre
los votantes, especialmente jóvenes, en contraste con la ex primera dama Sandra
Torres, asociada a la clase dirigente establecida y con la que se enfrentó en
la segunda vuelta el 20 de agosto.
Un objetivo central de las protestas de esta semana ha sido
la fiscal general, Consuelo Porras. “¡Renuncia, Consuelo!”, creaban los
manifestantes el lunes.
La confianza de los
guatemaltecos en la fiscalía general ha decaído de forma continuada desde que
tocó techo en 2017, y este año ha caído al 42%, según el Barómetro de las
Américas.
Porras asumió el cargo en
2018, y en 2021 fue sancionada por el gobierno estadounidense por prácticas
antidemocráticas y socavar las investigaciones anticorrupción. Ella ha negado
las acusaciones.
La oficina de Porras tiene
investigaciones en marcha sobre cómo reunió el Movimiento Semilla de Arévalo
las firmas necesarias para inscribirse unos años antes, así como sobre unas
acusaciones de fraude electoral que los observadores independientes consideran
infundadas.
Arévalo es uno de los que cree
que la democracia del país está en un terreno resbaladizo, pero 'piensa que eso
ha cambiado desde las elecciones. Ahora más gente “apuesta” por la democracia,
dijo el presidente electo en una entrevista reciente con The Associated Press.
"De alguna manera este estado corrupto en el que hemos vivido tiene bajo las formas institucionales de una democracia las prácticas de gobiernos autoritarios y la gente está empezando a ver que eso no conduce a ningún lado”, dijo Arévalo.