El papa
Francisco, recibido por el presidente de Francia, Emmanuel Macron, a su llegada
a una sesión de la cumbre "Rencontres Mediterraneennes" en Marsella.(AP FOTO/ALESSANDRA TARANTINO)
agencia apMarsella, Francia
El papa Francisco retó ayer
sábado al presidente de Francia, Emmanuel Macron, y a otros lÃderes europeos a
abrir sus puertos a quienes huyen de las dificultades y la pobreza, e insistió
en que el continente no enfrenta una “emergencia” migratoria, sino una realidad
a largo plazo que los gobiernos deben abordar de con humanidad.
En su segundo dÃa en la ciudad portuaria francesa de
Marsella, el pontÃfice se dirigió a los paÃses europeos que han tratado de
cerrar sus puertas a los migrantes y trató de ponerlos en evidencia,
animándoles a responder con caridad. Dijo que los migrantes deben tener caminos
hacia la ciudadanÃa y que el Mediterráneo, que tantos cruzan para tratar de
llegar a Europa, debe ser un faro de esperanza en lugar de una tumba de
desesperación.
“Permitámonos conmovernos con las historias de tantos de
nuestros hermanos y hermanas menos afortunados que tienen derecho tanto a
emigrar como a no emigrar, y no nos cerremos en la indiferencia", dijo el
papa a Macron y a otros en el centro de convenciones de Marsella donde se
celebra una reunión de obispos católicos de la región mediterránea.
OPULENCIA, CONSUMISMO Y DERROCHE
El Mediterráneo “clama por la
justicia, con sus orillas que, por un lado, exudan opulencia, consumismo y
derroche, y por el otro, pobreza a inestabilidad”.
“Frente a la terrible lacra de
la explotación de los seres humanos, la solución no es rechazar, sino
garantizar, en la medida de las posibilidades de cada uno, un amplio número de
entradas legales y regulares”, añadió.
Francisco visita la ciudad del
sur de Francia en momentos que el gobierno de ultraderecha de Italia reacciona
a una nueva ola de llegadas, amenazando con organizar un bloqueo naval a Túnez
y con acelerar las repatriaciones. El ejecutivo francés, por su parte, ha
reforzado las patrullas fronterizas para impedir el paso de migrantes desde
territorio italiano.
Macron saludó a Francisco en un paseo con vistas al puerto
antiguo de Marsella y lo ayudó a entrar caminando al Palais du Pharo. Al lado
de su esposa, el mandatario escuchó cómo un joven voluntario italiano que
trabaja en Grecia y al obispo de Tirana, Albania, quien huyó de su paÃs durante
el gobierno comunista, hablaban del recibimiento que tuvieron en el extranjero.
El gobierno centrista de
Macron ha adoptado una postura más rÃgida en cuestiones migratorias y de
seguridad ante las criticas de los conservadores y la ultraderecha francesa.
Con las elecciones al Parlamento Europeo previstas para 2024, Macron está presionando
para que la Unión Europea refuerce sus fronteras exteriores y sea más eficiente
a la hora de deportar a las personas a las que se le niega la entrada.
Macron y Francisco mantuvieron
después una reunión privada en un aparte de la cumbre de obispos mediterráneos.
El Vaticano ha subrayado que esta no es un viaje oficial al paÃs, sino una
visita a Marsella, en lÃnea con su negativa a acudir a los centros europeos del
catolicismo antes de ir a comunidades más pequeñas donde la Iglesia es
minoritaria o enfrenta complicadas situaciones sociales.
El papa indicó que hablar de
“emergencia” migratoria solo alimenta la “propaganda alarmista” y los temores
de la gente.
QUIEN ARRIESGA LA VIDA NO INVADE
“Quien arriesga su vida en el
mar no invade, busca acogida”, afirmó Francisco. "En cuanto a la
‘emergencia’, el fenómeno migratorio no es tanto una urgencia momentánea,
siempre oportuna para agitar la propaganda alarmista, sino una realidad de
nuestro tiempo, un proceso que involucra a tres continentes en torno al Mediterráneo
y que debe ser gobernado con sabia clarividencia: con una responsabilidad
europea capaz de afrontar las dificultades objetivas”.
Además de Macron, asistieron a
la audiencia el vicepresidente de la Comisióon Europea, MargarÃtis Schinás, la
presidenta del Banco Central Europea, Christine Lagarde, y el ministro del
Interior francés Gérald Darmanin, quien ha dicho que Francia no aceptará más
migrantes de Lampedusa.
En otro tramo de sus declaraciones, Francisco reiteró su
oposición a la eutanasia, que deplora como un sÃntoma de la “cultura del
derroche” que trata a los ancianos y enfermos como seres prescindibles. Al
calificar a la eutanasia de “enfermedad social” criticó a los partidarios del
suicidio asistido como proveedores de “falsas pretensiones de una muerte
supuestamente digna y ‘dulce’ más ‘salada’ que las aguas del mar.”
Es un tema de actualidad en
Francia, donde se supone que Macron presentará en las próximas semanas un
proyecto de ley que legalizarÃa las opciones para poner fin a la vida. La
prensa francesa informó que demoró la presentación de la medida hasta después
de la visita del papa.