ARCHIVO - Aspirantes a la candidatura presidencial republicana, 23 de agosto de 2023. (Mark Terrill / Associated Press)
SIMI
VALLEY, California, EE.UU. —
Los rivales de Donald Trump lo
atacaron en reiteradas oportunidades el miércoles durante el segundo debate
entre aspirantes a la nominación presidencial del Partido Republicano, en el
que arremetieron contra el expresidente por ausentarse del evento mientras
tratan de reducir la ventaja que éste lleva de cara a las elecciones primarias.
Trump, en cambio, viajó a
Michigan en un intento de sacar provecho a la huelga del sindicato United Auto
Workers y de atraer a los obreros sindicalizados en un estado crucial que
podría ayudar a decidir la elección general. Sus competidores, mientras tanto,
se negaron a participar en un juego propuesto por los moderadores en la
Biblioteca Ronald Reagan al estilo de los reality show, eligiendo a quién
descartarían de la pugna o votarían “fuera de la isla”.
El tono del debate estuvo muy
alejado de una campaña marcada por los ataques de Trump contra sus rivales y
las instituciones democráticas, así como por sus quejas por una serie de
procesos penales y civiles contra su persona y sus negocios. Los moderadores no
preguntaron por los cargos contra Trump ni por qué las personas en el escenario
estaban más cualificadas que Trump, y en su lugar plantearon temas como
educación, política económica y la frontera entre México y Estados Unidos.
Los candidatos criticaron a menudo a Trump por iniciativa
propia en un intento de distinguirse en un momento crítico cuando apenas quedan
cuatro meses para que las asambleas partidarias de Iowa den inicio formal al
proceso de nominación presidencial. Trump se ha mantenido como favorito pese a
una larga serie de vulnerabilidades, como cuatro acusaciones penales que
incluyen la posibilidad de pasar décadas en prisión.
“Debería estar en este escenario esta noche”, dijo el
gobernador de Florida, Ron DeSantis, quien intenta establecerse como la
principal alternativa a Trump a pesar de sus recientes problemas para
distanciarse del resto de los aspirantes. “Les debe una explicación del por qué
se añadieron 7,8 billones de dólares a la deuda. Eso abrió la puerta a la
inflación que tenemos actualmente”.
Varios de los presentes en el escenario criticaron a Trump
por su ausencia, a diferencia del primer debate, al que el expresidente tampoco
asistió. Apenas unos minutos después del inicio del evento, DeSantis dijo que
el presidente Joe Biden estaba “completamente desaparecido del liderazgo. ¿Y
saben quién también está desaparecido? Donald Trump está perdido”.
El exgobernador de Nueva Jersey Chris Christie, quien ha
basado su campaña en las críticas a Trump, dijo que el exmandatario “se oculta
detrás de los muros de sus clubes de golf y no se presenta aquí a responder
preguntas, como el resto de nosotros que estamos aquí para dar la cara”.
Incluso Vivek Ramaswamy, un empresario que ha descrito a
Trump como “el mejor presidente del siglo XXI”, marcó distancias y dijo que él
era su sucesor natural.
“Sí, respetaré a Donald Trump y su legado porque es lo
correcto”, dijo. “Pero uniremos a este país para llevar al siguiente nivel el
proyecto Estados Unidos Primero. Y será otra generación quien lo haga”.
Trump ofreció un prolongado discurso en Detroit que
continuó después del inicio del debate. El público abucheó cuando dijo que
“estamos compitiendo con los candidatos al puesto”, y se burló de ellos por no
atraer a multitudes tan grandes como él.
Incluso horas antes del inicio del evento en Simi Valley,
unos 64 kilómetros (40 millas) al noroeste del centro de Los Ángeles, los
primeros simpatizantes en aparecer llegaron ondeando banderas de Trump y
colocaron una pancarta con la leyenda: “Trump, nuestra última esperanza para
Estados Unidos y el mundo”.
Sus rivales parecieron sentir su dominio de la campaña el
miércoles e hicieron todo lo que pudieron para cambiar el rumbo de los
acontecimientos.
“Donald, sé que estás viendo. No lo puedes evitar”, dijo
Christie. “Estás evadiendo estas cosas”.
El exvicepresidente Mike Pence se refirió de forma
desdeñosa a Trump como “mi excompañero de fórmula”.
Nikki Haley, exgobernadora de Carolina del Sur y
exembajadora ante Naciones Unidas, atrajo grandes multitudes y nuevo interés
después de su desempeño en el primer debate. Tal como lo hizo en Milwaukee,
intentó buscar una pelea con Ramaswamy por su uso de TikTok, una plataforma de
redes sociales de propiedad china a la que muchos republicanos tachan de
posible herramienta de espionaje de Beijing.
“Sinceramente, cada vez que te escucho me siento un poco
más tonta por lo que dices”, declaró Haley.
Tras un primer debate en el que atacó a sus rivales y los
tachó de “comprados y pagados”, Ramaswamy intentó mostrar un lado más amable
cuando Haley y otros le criticaron. Tras los ataques de Haley sobre su uso de
TikTok, respondió que “creo que estaríamos mejor servidos como Partido
Republicano si no nos ponemos a lanzar insultos personales”.
La noche concluyó cuando los moderadores señalaron que era
improbable que un frente dividido pudiera detener a Trump, pero a continuación
pidieron a los candidatos que dijeran a quién votarían para salir de la isla,
una aparente referencia al reality show “Survivor”. El juego no avanzó mucho
una vez DeSantis dijo que era insultante.
La ubicación del debate era relevante, dado que Reagan es
un símbolo republicano cuyas palabras y momentos decisivos aún influyen en la
política del partido a día de hoy.
Pero Trump ha transformado el partido y lo ha alejado de
Reagan. En su mayoría, los participantes del segundo debate fueron respetuosos
con lo que defendía Reagan, pero tampoco se distanciaron mucho de las
posiciones políticas fundamentales de Trump.
Los demócratas, por su parte, alegaron que el debate no
importaba. Biden estaba en California en ese momento, en un acto de recaudación
de campaña en la zona de San Francisco para su campaña de reelección, que por
el momento parece que repetirá el duelo con Trump.
El gobernador de California, Gavin Newsom, estaba en Simi Valley
en representación de la campaña de Biden y haciendo declaraciones sobre el
debate, que calificó como una competencia menor.