Las llamas se elevan desde la superpetroleros de
Matanzas mientras los bomberos trabajan para sofocar el incendio, el 8 de
agosto de 2022. AP.
Las marcas de las quemaduras le recuerdan cada día al
operador de la estación de bomberos de Matanzas (oeste de Cuba) Francisco del
Toro aquel fatídico 5 de agosto cuando enfrentó uno de los peores incendios que
"jamás vio".
"Ese
día estaba de franco (no le tocaba trabajar), pero me llamaron y salí corriendo
para allá", cuenta a EFE este matancero de 63 años que condujo uno de los
carros cisterna del comando especial de bomberos número 12 cercano a la zona
industrial que albergaba tanques con una capacidad de almacenamiento de crudo
de 50.000 metros cúbicos.
Francisco fue de los primeros
en llegar hasta el primer depósito que, según su versión, comenzó a arder tras
la caída de un rayo en la madrugada del 5 al 6 de agosto de 2022.
"Aquello era impactante: el humo, las llamas, nunca
había visto un incendio de esa magnitud", recuerda este testigo de lo que
sería catalogado luego como el mayor desastre industrial en la historia de
Cuba.
Las fuerzas especializadas
cubanas, con el apoyo de expertos de México y Venezuela, tardaron una semana en
extinguir completamente las llamas que para ese momento habían devorado el
resto de los tanques.
Pero Francisco no tenía idea
de a qué se enfrentaba: "Pensaba que era un fuego normal que apagaría
rápido y me iría para la casa a seguir descansando".
"En cuestión de segundos ocurre la explosión y nos dio a todos por
salir corriendo de ahí buscando la carretera. Me metí dentro de mi carro, pero
una bola de candela lo prendió completo y ahí me doy cuenta que tengo el
pulóver (camiseta) ardiendo", relata.
NO VI MÁS A LOS MUCHACHOS
Francisco hace una pausa en el diálogo con EFE en la sala de su casita
modesta ubicada en el reparto Dubrocq, en la comunidad de Versalles
(Matanzas).
Desde esa misma esquina vivió aquellos días de agosto cuando el humo
tiñó de negro el cielo y dio paso a varios días de incertidumbre y silencio.
"Ocurrió en cuestión de segundos: los cuatro carros
(de la estación) incendiados, la explosión, la desesperación por apagar el
fuego que tenía encima, buscar la salida de aquel infierno", cuenta.
Fue entonces que se volcó por
la yerba rodando para apagar las llamas que le quemaban la espalda y parte de
sus codos, pero se dio un golpe en la cabeza y quedó "aturdido" unos
segundos.
"No vi más a los
muchachos (bomberos que estaban en el primer tanque antes de la explosión). En
medio de aquello lo único que pensé fue: ahora sí quedaron atrapados",
lamentó Francisco en referencia a sus colegas cuyo paradero fue una incógnita
en los primeros días.
La suerte quiso que Francisco
encontrara finalmente la carretera que llevaba a su pueblo y pudiera encontrar
"al resto de los compañeros y la ambulancia".
Ninguna investigación oficial
ha esclarecido hasta el momento qué ocurrió exactamente el 5 de agosto de 2022
en la zona industrial de Matanzas.
El grave incendio dejó 17
muertos, entre ellos jóvenes inexpertos de entre 19 y 21 años que cumplían el
servicio militar.
Francisco ha retomado su vida,
pero con una "lección aprendida" de aquellos días. A pesar de su
experiencia traumática se considera un "tipo con suerte" que no tiene
"miedo".
"Yo opero un carro cisterna, he estado vinculado toda mi vida con los bomberos. Me gusta lo que hago, por lo que el miedo no es una opción", remarca.