AGENCIA EFChiclana de
la Frontera, España
Acudir a un concierto de
Alejandro Sanz es enfrentarse a algo distinto en cada cita, plantarse ante
quizá el artista pop en solitario más importante desde los 90, pero también es
hacerlo ante una persona sensible, que sabÃa que esta noche cerraba una etapa
en España para hacer las Américas desde septiembre.
Y como cualquier persona que
deja su tierra para trabajar, se ha subido al escenario con un tono melancólico
y nostálgico, antecedido por un montaje en vÃdeo y sus palabras en off
recordando su infancia: “No encajaba entre los iguales, me sentÃa el raro.
Intentaba salir a la calle para encajar pero no terminaba de encontrarme”.
Luego, la apoteosis.
La orquesta ha comenzado a hacer
temblar el Concert Music Festival de Chiclana de la Frontera, en Sancti Petri,
y allÃ, en la costa de Cádiz, una de las provincias que lleva en el corazón, ha
comenzado a cantar ‘No es lo mismo’, y el público ha empezado a arropar a su
artista, aquel que pasó de ser el que cantaba ‘Los chulos son pa cuidarlos’
amparado bajo Alejandro Magno, a ser santo y seña de España, como la tortilla
de patatas, la paella o los pactos electorales.
“Va por vosotros, disfrutadlo. Nos vemos luego, después del
concierto”, dice el cantante, y comienzan los primeros acordes de ‘Quisiera
ser’, y en dos canciones ya tiene a su gente donde quiere susurrando desde el
micrófono que “quisiera ser la sangre que envuelves con tu vida, quisiera ser el
sueño que jamás compartirÃas”. Solo leva dos temas y ya manda sobre miles de
personas, Asà es Alejandro Sanz.
A partir de ahà todo ha sido
cuesta abajo para él en su escenario de la costa de Cádiz. ‘Mi marciana’,
‘Camino de rosas’… las canciones que toda fan de él se debe conocer de memoria,
y él, desde arriba, con el corazón ‘partÃo’ del todo; “Esta noche acaba la gira
aquà en España, no sé hasta cuando, pero…, siempre te estaré esperando”.
Confesión y sigue la fiesta.
Y todo sin esconder su amor
por la provincia gaditana, de la que dice que “cuando la luz de Cádiz se va, es
para iluminar el resto del universo”, pero si lo dice antes de cantar ‘La
fuerza del corazón’ cualquiera protesta.
Y si, además, sube al escenario la gente de la Fundación
Alalá para cantar al lado de él la historia de su corazón partió, el futurible
emigrante Alejandro Sanz no puede evitar emocionarse.
Un poco de historia para
contar que Alalá apoya la integración social a través de la educación de niños
y jóvenes en riesgo de exclusión social, potenciando la formación en valores y
utilizando como herramienta de motivación la cultura, el arte y el deporte.
El cierre del concierto ha
sido para que lloren hasta los menos sensibles, con los hijos del cantante en
el escenario y flamenco en directo en su voz, un fin de fiesta digno de las
mejores juergas nocturnas hasta el amanecer, esas que solo concluyen, guitarra
en mano, cuando amanece o cuando se termina el agua con misterio.
Ahora, toca descansar, cargar pilas y coger aviones desde
septiembre, con primera parada el 16 en San Juan de Puerto Rico, seguir el 21
en Orlando y el 23 en el Miami Jade Arena, en una gira que le tendrá dos meses
sin pisar territorio español, pero más necesaria que nunca una vez pasado el
periodo de sombra que tuvo más que preocupados a sus fans en el final de la
primavera.
Si todo va bien, la gira terminará e 29 de octubre en la ciudad mexicana de León, y entonces el cantante descansará y comenzará a pensar en nuevas ideas para que sus conciertos no sean siempre lo mismo, y, desde luego, no lo son.