Fotografía cedida por la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA) donde se aprecia al huracán Ian visto desde el satélite GOES-East de esta agencia estadounidense. EFE
AGENCIA EFEMiami, EE.UU.
El Niño tiende a producir un aumento de las
temperaturas del agua del Pacífico en el área del trópico, cerca del Ecuador, y
"ese aumento, aunque en términos de números no es muy grande, tiene un
impacto importante sobre la atmósfera"
La temporada oficial de huracanes comienza este
jueves en la cuenca atlántica con pronósticos que indican que el número de
ciclones puede estar dentro del promedio y la incógnita de cómo afectará la
presencia del fenómeno climático El Niño.
Después
de cinco años ausente, El Niño va a desarrollarse en el Pacífico a partir de
ahora y a continuar "bastante pronunciado" el resto del año, dice a
EFE Anthony Reynes, meteorólogo de la Administración Nacional de la Atmósfera y
los Océanos (NOAA, por sus siglas en inglés) de EE.UU., de la que depende el
Centro Nacional de Huracanes (NHC).
Por
lo general, eso significa "unas condiciones atmosféricas que se tornan
menos favorables para el desarrollo de los ciclones (en el Atlántico), no
solamente para su formación, sino para que mantengan una intensidad más alta
durante la temporada", agrega.
Eso
es un motivo de esperanza para los habitantes de los países ribereños del
Caribe, las Bahamas, las Bermudas y los estados del sur y sureste de EE.UU. que
pasan seis meses pendientes de los boletines meteorológicos y han padecido en
los últimos cinco años temporadas muy activas.
La de 2020 marcó un récord absoluto, con 30
tormentas con nombre, de la cuales 14 llegaron a huracanes y de estos, 7 fueron
huracanes mayores, es decir, con vientos máximos a partir de 111 millas por
hora, que equivalen a 178 km/h.
EL NIÑO EN EL UMBRAL
La
temporada de huracanes en el Atlántico comienza este 1 de junio y va hasta el
30 de noviembre y la NOAA ha pronosticado que este año habrá al menos 12
tormentas con nombres, de las que entre 5 y 9 llegarán a huracanes y de estos
uno podría ser huracán mayor.
Existe un 40 % de probabilidades de que sea una
temporada "casi normal", un 30% de una temporada por encima de lo
normal y un 30 % de una temporada por debajo de lo normal, según NOAA.
Reynes considera que el fenómeno El Niño puede
contribuir a que la casi normalidad se concrete o incluso a que sea una
temporada por debajo de lo normal, pero advierte que esa opinión se basa en
estadísticas y proyecciones y no en "datos exactos".
El
Niño tiende a producir un aumento de las temperaturas del agua del Pacífico en
el área del trópico, cerca del Ecuador, y "ese aumento, aunque en términos
de números no es muy grande, tiene un impacto importante sobre la
atmósfera".
"Esto cambia el patrón de vientos y, por
lo general, se traduce en que aquí, en el área del Atlántico, podemos tener
vientos en los niveles altos de la atmósfera que se tornan menos favorables
para el desarrollo de ciclones", dice.
El meteorólogo indicó que, de todas maneras, lo
importante de cara al inicio de la temporada es que las personas estén
preparadas para lo que puede venir.
NO
LE TEMA SOLO AL VIENTO
En este sentido, Reynes llamó a la población a
que cuando se anuncie una tormenta o huracán no presten atención solo a los
pronósticos de la fuerza que alcanzarán sus vientos, sino también a los que se
refieren a la lluvia y a la marejada ciclónica, que pueden ser igual o incluso
más peligrosos.
"Tenemos que empezar a cambiar la
mentalidad del público en general para que dejen de estar enfocados en la
escala de vientos", subraya para indicar que el huracán Ian, que devastó
una amplia zona de Florida en 2022 con su catastrófica marejada ciclónica, dejó
una importante lección.
"Si usted está en un área de evacuación,
si está expuesto al peligro de una marejada ciclónica, deje su casa y siga
todas las instrucciones de las autoridades para que usted y su familia se
salven", dice Reynes.
Ian tocó tierra el 28 de septiembre en el
suroeste de Florida con vientos máximos sostenidos de 250 km/h (155 mph) y una
marejada ciclónica de 17 a 20 pies (de 5,1 a 6 metros).
De las 156 personas que murieron a causa del
paso de este huracán, que antes de EE.UU. tocó Cuba, 55 se ahogaron debido a la
subida del nivel del mar, que entró en la tierra y arrasó con todo