EFE
Tokio, Japón
El director del Centro de Investigación del Consejo
de Políticas Públicas de Japón, Isao Itabashi, llamó hoy a revisar las medidas
de seguridad en los actos electorales tras el aparente atentado fallido de la víspera contra el primer ministro, Fumio
Kishida.
El experto en antiterrorismo calificó de "muy grave" el hecho de
que Kishida fuera el "objetivo" el supuesto ataque
durante un mitin, y señaló la necesidad de "discutir las medidas de
seguridad que deben tomarse en campaña electoral", después de que el ex
primer ministro Shinzo Abe fuera asesinado durante un evento similar el pasado
julio.
Kishida fue evacuado de un acto de campaña en la
ciudad de Wakayama (oeste) el pasado sábado instantes después de que un
artefacto fuera arrojado desde el público. El objeto estalló poco después,
mientras que el supuesto autor del ataque fue inmovilizado en el lugar de los
hechos y arrestado por la policía.
En una entrevista a la cadena estatal NHK, Itabashi destacó la "rápida
reacción" de los servicios de seguridad que permitieron poner
a salvo a Kishida al darse cuenta de que un objeto había sido lanzado hacia el
primer ministro y desde el lugar donde se congregaban varios centenares de
personas a la espera de un discurso electoral del mandatario.
Itabashi señaló que el artefacto, que explotó menos
de un minuto después de que Kishida fuera evacuado del lugar, podía tratarse de
una "bomba de tubo" por su forma cilíndrica y aspecto metálico, un
tipo de explosivo casero que puede resultar letal y cuya elaboración implica
cierta complejidad técnica.
El hecho de que el detenido portara un segundo
objeto similar al lanzado en el momento de ser inmovilizado podría indicar que
se trató de un ataque "premeditado", dijo el experto, que no obstante
recordó la necesidad de aguardar a los resultados de la investigación en curso.
El director del Centro de Investigación sobre
Políticas Pública de Japón calificó
de "suerte" que el explosivo no estallara con más rapidez tras
haber caído tan cerca de Kishida.
A su juicio, la congregación de personas para
asistir a eventos de campaña en Japón en plena calle "presenta muchas
dificultades de seguridad", como ha quedado de manifiesto con el incidente
de la víspera y con el magnicidio de Abe.
El antiguo primer ministro nipón fue tiroteado por
la espalda mientras pronunciaba un discurso cerca de la estación ferroviaria de
Nara (oeste), por un hombre que se acercó al político por detrás lo suficiente
como para dispararle varias veces de forma letal.
Las autoridades niponas admitieron graves fallos en el dispositivo de seguridad y modificaron ya entonces el protocolo para este tipo de eventos, añadiendo un mayor número de agentes al despliegue en torno a los políticos, entre otras medidas.