La Comisión
Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) publicó este jueves sus
proyecciones económicas para 2023, las cuales prevén una desaceleración
del crecimiento económico para toda la región.
En un
contexto de crecientes incertidumbres externas y restricciones internas, la
Comisión espera que el crecimiento alcance el 1,2%.
En medio de
las turbulencias del sector financiero, la elevada inflación, los efectos
actuales de la invasión rusa de Ucrania y tres años de COVID, los países de la
región enfrentan nuevamente en 2023 un margen limitado de maniobra en
cuanto a la política fiscal y monetaria.
Al igual que
en el resto del mundo, la inflación en la región muestra una tendencia
a la baja, pero permanecerá en niveles elevados en comparación a los de
antes de la pandemia.
La Comisión
prevé que dejen de aumentar las tasas de interés en varios
países de la región, pero sus efectos se verán reflejados con más fuerza este
año, tanto en el consumo, como en la inversión.
Además, dada
la reciente volatilidad financiera global evidenciada por los problemas en la
banca de países desarrollados, el organismo prevé que los países continúen
aplicando medidas para estabilizar el sistema bancario.
En el ámbito
fiscal, las autoridades cuentan con poco margen de maniobra debido a altos
los niveles de deuda pública. En este contexto, la Comisión advierte que se
requerirán medidas para fortalecer la capacidad recaudatoria y
redistributiva en toda la región.
Cae toda la actividad regional con
excepciones puntuales en México y América Central
La comisión
estima que todas las subregiones tendrán un menor crecimiento en 2023 en
comparación con 2022.
Así, América
del Sur crecerá un 0,6% en 2023 (por un 3,8% en 2022), el grupo conformado por
Centroamérica y México aumentará en un 2% (en comparación con un 3,5% en 2022)
y el Caribe (sin incluir Guyana) subirá un 3,5% (con un 5,8% en 2022).
La
ralentización en América del Sur se produciría por la baja en los precios de
los productos básicos y por las restricciones al espacio que la política
doméstica tiene para apuntalar la actividad.
En el Caribe
la desaceleración se debe principalmente al impacto de la inflación tanto en
los ingresos reales, y con ello el consumo, como en los costos de producción,
con un efecto negativo en la competitividad de las exportaciones tanto de
bienes como de turismo.
Si bien el
crecimiento de este año representa una contracción respecto a 2022, para
las economías de América Central y México se han dado en algunos casos
revisiones al alza respecto de lo que la CEPAL previó a fines del año pasado.
Esta situación se debe al crecimiento de los Estados Unidos, principal socio
comercial y primera fuente de remesas de sus países, que afectaría tanto al
sector externo como al consumo privado.
La proyección de crecimiento de 2023 para la región está sujeta a riesgos a la baja ante la posibilidad de que resurjan y se acentúen las turbulencias del sistema bancario global -o del sistema financiero en su conjunto- lo que resultaría en un endurecimiento más persistente de las condiciones financieras mundiales, con los consecuentes impactos sobre el acceso y costo de financiamiento.