EFE
Los Ángeles, Estados Unidos
Coachella es conocido por ser uno de los festivales de
música más reputados de EE.UU., en el que se dan cita referentes
internacionales de géneros diversos, pero en sus 24 años de historia también se
ha configurado como una lucrativa franquicia que factura más de 100 millones de
dólares por edición.
Venta de entradas, ropa -sobre todo ropa- e ingresos por
reproducciones en plataformas digitales engrosan las arcas de este popular
evento celebrado en el club de polo Empire, ubicado en la ciudad desértica de
Indio (California, EE.UU.).
En 2017, último año que la organización publicó sus
ganancias, se
alcanzó la cifra récord de 114
millones de dólares.
Los 125.000
asistentes que este año congrega diariamente el festival acuden con la ilusión
de pasar un fin de
semana con amigos y disfrutar de un cartel que en 2023 encabezan
estrellas como el puertorriqueño Bad Bunny, el grupo surcoreano de k-pop
Blackpink, el cantautor estadounidense Frank Ocean o la artista española
Rosalía.
Existen dos
modalidades para acceder al evento: comprar una entrada general con un precio
oficial de 570 dólares, o hacerse con la versión VIP, que es de aproximadamente 1.000 dólares.
Tras el lleno
absoluto de esta edición, centenares de personas desplazadas de distintas
partes de Estados Unidos principalmente llegaron sin entrada e incluso optan
por pagar cantidades que pueden duplicar los anteriores importes.
El
alojamiento que ofrece la organización tampoco es aconsejable para todos los
bolsillos, pues
el precio asciende a 150 dólares por el derecho a poner tu propia tienda de
campaña o 6.000 dólares entre cuatro personas el fin de semana si se prefiere
pernoctar en una carpa ya instalada.
LA MODA,
RECLAMO Y NEGOCIO EN EL FESTIVAL DE COACHELLA
El Festival de
Coachella, que repite
alineación los próximos viernes, sábado y domingo, es uno
de los momentos más esperados para los seguidores de la moda en general y del
estilo californiano en particular.
Miles de jóvenes
eligen sus "looks" más llamativos incluso los meses previos a la cita
con creaciones en muchos casos inspiradas en sus cantantes preferidos para
destacar en el conocido evento que se celebra desde 1999.
Es el caso de la
mexicana Armida, natural del estado de Baja California Sur (México), que
asistió a Coachella con un vestido ceñido de cuero para rendir homenaje a la
agrupación musical femenina Blackpink: "Me encantan, llevo mucho tiempo
esperando este momento y ni siquiera sé cómo voy a reaccionar cuando las
vea".
Una visión que
compartió a EFE y con la que coincidió Carolina, una estadounidense de raíces
mexicanas, que afirmó esperar "con ansias" el concierto de
Rosalía.
"Incluso ya
me visto como ella en mi día a día", añadió la joven emocionada.
El
estilo "Motomami" de la intérprete española es una de las sensaciones
del Festival de Coachella 2023 junto
al peinado y las camisetas personalizadas con el nombre de Bad Bunny.
Este furor por la moda también es aprovechado por la tienda oficial de
Coachella, donde se venden productos y prendas exclusivas ante una fila de
centenares de personas que aguardan durante más de una hora su turno.
Camisetas,
sudaderas, mantas, gorros, gorras y pañuelos a la venta por un precio que
oscila entre los 40 y los 150 dólares.
"No sé
exactamente cuánto vendemos. Las sudaderas es lo que más se llevan, la genérica
en colores oscuros se ha agotado ya y no tenemos previsto reponerla. Sé que de
aquí han salido ya más de 2.000 prendas", detalló una de las trabajadores
del enclave comercial a EFE.
Finalmente, el
último foco de ingresos para Coachella son los pagos recibidos por las
visualizaciones en sus redes sociales tras transmitir en directo unos
conciertos que, solo en 2019, superaron los 82 millones de
reproducciones.
Plataformas como YouTube abonan a los creadores una media de 18 dólares cada mil reproducciones en su servicio en Estados Unidos.