EFE, Por
M. Ángeles Martínez
Madrid,
España
¿Qué es ChatGPT? “Soy un modelo de lenguaje, lo que significa que mi
función principal es generar texto de forma coherente y fluida en respuesta a
preguntas o indicaciones dadas”, explica sobre sí mismo el propio assistant,
(asistente), como le gusta que le llamen.
Lanzado
el 30 de noviembre de 2022 de forma gratuita por la empresa estadounidense
OpenAI, ChatGPT es un sistema de programa informático o “chatbot” con un
lenguaje basado en la inteligencia artificial, es decir, la creación y diseño
de elementos capaces de razonar por sí mismos utilizando como paradigma la
inteligencia humana.
Esta
aplicación, que a los pocos días de presentarse se convirtió en un fenómeno
viral, cuenta con el GPT-3.5, un modelo de lenguaje con más de 175 millones de
parámetros, que está entrenado con una enorme muestra de texto extraída de
internet para responder a tareas relacionadas con el lenguaje en tiempo real.
PARA QUÉ
SIRVE
Aún en fase de
prueba y por tanto con limitaciones, permite sin embargo elaborar cualquier
tipo de texto, resúmenes, artículos periodísticos, chistes, guiones, o incluso
crear contenidos casi a la carta y lo puede hacer con el número de caracteres
deseados y con una rapidez de respuesta mayor al tiempo empleado para formular
la pregunta.
Permite chatear
en multitud de idiomas, “es coherente, tiene en cuenta lo hablado previamente
en una conversación y es capaz de identificar temas sobre los que es mejor no
hablar”, según ha comprobado EFE.
La propia
OpenAI, la compañía que lo ha creado, en cuya fundación participó el
multimillonario estadounidense Elon Musk, pero de la que luego se desvinculó,
destaca de esta herramienta el formato de diálogo con el que opera y las
posibilidades que genera.
"El formato
de diálogo hace posible a ChatGPT responder a preguntas de seguimiento, admitir
sus errores, cuestionar premisas incorrectas y rechazar solicitudes
inapropiadas", explica la firma.
CÓMO
FUNCIONA
“He sido
entrenado usando una gran cantidad de texto escrito por humanos”. “Mi objetivo
es imitar el lenguaje humano lo más precisamente posible”, dice el propio
asistente.
Sin embargo, y
aunque está adiestrado en la lectura de millones de páginas web, ChatGPT no
está conectado a la red de internet y sus “conocimientos” se detienen en 2021,
por lo que de momento no puede responder a hechos que se producen
recientemente.
Comete
incorrecciones y no puede, por ejemplo, pronosticar el tiempo, ni aprender de
sus errores, como hace la inteligencia humana. Ahora bien, si alguien cuestiona
una de sus respuestas equivocadas, el sistema admite su fallo y trata de buscar
una solución.
Precisamente los
técnicos trabajan en la actualidad para cubrir esta laguna en el desarrollo de
técnicas de entrenamiento y aporte de más datos.
¿ALTERNATIVA
A GOOGLE?
Entretanto, y
aunque en ocasiones sus resultados sean erróneos o contradictorios, ya hay
quien ve ChatGPT como una alternativa rápida a una búsqueda en Google y como
contrapartida la plataforma de internet ha lanzado ya “Bard”, su nuevo
"chatbot", creado también por AI en aparente respuesta al de su
competidora.
Así las cosas, y
pese a las novedades, interrogantes y limitaciones, de lo que no hay duda es de
que el futuro ya está aquí.
Según Sam
Altman, máximo ejecutivo de OpenAI, ChatGPT es por ahora una "demostración
temprana" de lo que será posible hacer con las interfaces de lenguaje
basadas en inteligencia artificial.
"Pronto
podrás tener asistentes útiles que hablen contigo, respondan preguntas y den
consejos. Más adelante se podrá tener algo que vaya y haga tareas por ti.
Eventualmente podrás tener algo que te descubra nuevos conocimientos",
decía Altman en Twitter el día de la presentación del asistente.
LOS
“PEROS”…
En enero de
2023, recién puesto en marcha el "chatbot" de OpenAI, Mike Sharples,
profesor emérito de Tecnología Educativa de la Open University del Reino Unido
y precursor del nuevo sistema de chat, defendía el uso crítico de esta
herramienta en educación, ya que decía, "permite aprender a partir de las
inmensas posibilidades que nos ofrece" aunque a su vez advertía de los
riesgos que la misma comporta al "democratizar el plagio", un nuevo
"reto", para las instituciones académicas a partir de ahora, junto
con el riesgo de que los estudiantes utilicen este sistema para permitirse no
elaborar sus trabajos.
En este sentido
Sharples destacaba también que, aunque esta tecnología "es enormemente
capaz de elaborar textos creíbles", "no puede tener información en
tiempo real, no puede reflexionar sobre lo que han escrito, no tiene un modelo
explícito de cómo funciona la palabra y es amoral", ya que "es una
máquina de lenguajes, no un sistema de razonamiento".
Es la razón por
la que el Instituto de Estudios Políticos de París, uno de los principales
centros de formación de las élites políticas y administrativas francesas,
anunciaba en 2023 la prohibición de ChatGPT, sin mención explícita del mismo en
los trabajos escritos u orales de sus alumnos. Y la misma reacción se ha
producido en las escuelas de Estados Unidos, que se han apresurado a limitar el
uso de la aplicación por temor a que el software pueda perjudicar el
aprendizaje.
Pese a todo, el mismo profesor Sharples auguraba que el uso de la IA en las aulas será similar al de las primeras calculadoras o el de los móviles, donde la respuesta "primero fue ignorarlos, después rechazarlos, prohibirlos y finalmente intentar adaptarse".