EFE
Panamá
Un total de
13 cuerpos no reclamados ni identificados de los 37 migrantes que fallecieron
en el accidente de autobús en Panamá el pasado febrero fueron enterrados este
viernes en el norte del país, cerca de la frontera con Costa Rica donde ocurrió
la tragedia, la peor de este tipo en la nación centroamericana.
"En
este momento se procede al entierro de solemnidad de 13 personas, 5 personas
(fueron) debidamente identificadas, un nigeriano, una persona eritrea, un
brasileño y 2 haitianos", dijo a los periodistas en David, en la provincia
de Chiriquí, la fiscal de la zona, Melissa Isabel Navarro Rodríguez.
La fiscal
explicó que "ocho personas no fueron debidamente identificadas, y se
encuentran incluidas en este grupo", pero apuntó que sí saben que proceden
de Camerún, Ecuador, Haití, Brasil, Cuba, Colombia y Venezuela.
Agregó que
en la morgue quedaron "tres menores de edad, dos de nacionalidad
ecuatoriana y un niño de nacionalidad venezolana", todos
"identificados".
El Instituto
de Medicina Legal y Ciencias Forenses (IMELCF) de Panamá informó que los
"13 restos humanos no identificados o no reclamados de migrantes"
fueron enterrados en "una fosa individualizada de cadáveres debidamente
registrados, que facilita la exhumación cuando los familiares reclamen algún
cuerpo".
Las
autoridades forenses detallaron en un comunicado que "a futuro se
construirán nichos humanitarios", como ya se hizo en la provincia de
Darién, donde se encuentra la peligrosa selva fronteriza con Colombia por la
que diariamente cruzan cientos de migrantes en su camino hacia Norteamérica.
La
sepultura, conocida como entierro de solemnidad, se realizó en un cementerio en
David con la presencia de autoridades panameñas, la Iglesia católica y una
asesora forense de la Cruz Roja Internacional.
El director
general del IMELCF, José Vicente Pachar, declaró que las personas "que
hayan perdido sus seres queridos" y "sepan que posiblemente están
aquí en Panamá pueden venir" para hacer los "cotejos y si coinciden
se procederá con la entrega de los restos".
El pasado 15
de febrero un autobús que trasladaba a 67 migrantes desde un albergue en
Darién, la peligrosa frontera con Colombia, hasta otro en Chiriquí, se
accidentó causando la muerte de 39 personas, 37 migrantes y dos panameños,
según los últimos datos oficiales, que rebajan la cifra previa de 40
fallecidos.
Los cuerpos
quedaron desmembrados dada la violencia del accidente, lo que complicó la
identificación, pero las autoridades lograron "reconocer 21 personas
extranjeras que fueron debidamente entregadas a su familiares o a sus
embajadas", señaló la fiscal.
El año
pasado, 248.284 migrantes cruzaron la selva del Darién, una cifra inédita
empujada por el éxodo venezolano, mientras que este año ya la transitaron unos
58.000, un número 5 veces superior al mismo lapso de 2022, según cifras
oficiales hasta la primera semana de marzo.
Panamá
registra a los migrantes que cruzan la mortal selva - uno de los pasos
migratorios más peligrosos del mundo-, donde son víctimas de accidentes, robos
y enfermedades, y les ofrece asistencia de salud y alimentación en albergues,
donde hay presencia de organismos humanitarios.
Tras ello,
los migrantes son trasladados en buses, costeados por ellos mismos, hacia otra
instalación limítrofe con Costa Rica, para que sigan su camino hacia Estados
Unidos.