AP
Washington,
Estados Unidos
El
presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ofreció ayer una visión optimista
sobre el estado de la democracia en el mundo, declarando que los líderes están
“cambiando la marea” para frenar un retroceso de las instituciones democráticas
que dura ya varios años.
En la
inauguración de su segunda cumbre sobre la democracia, Biden destacó los
esperanzadores avances del año pasado, a pesar de la guerra de Rusia en la
vecina Ucrania y de las tensiones de Estados Unidos con China por su influencia
militar y económica en el Indo-Pacífico y más allá.
El
presidente citó signos de progreso en todo el mundo, desde el esfuerzo de
Angola por crear un poder judicial independiente, la iniciativa de Croacia para
impulsar la transparencia gubernamental y las medidas anticorrupción de la
República Dominicana.
En su
país, Biden se refirió al estancamiento de la protección del voto en el
Congreso como prueba del compromiso de su administración con la democracia.
“Hoy
podemos decir, con orgullo, que las democracias del mundo son cada vez más
fuertes, no más débiles”, dijo Biden. “Las autocracias del mundo son cada vez
más débiles, no más fuertes. Eso es un resultado directo de todos nosotros”.
Las
cumbres, que Biden prometió como candidato en 2020, se han convertido en una
pieza importante del esfuerzo de su administración para tratar de construir
alianzas más profundas y empujar a las naciones de tendencia autocrática hacia
cambios al menos modestos.
Dijo que
Estados Unidos gastará 690 millones de dólares en reforzar los programas de
democracia -apoyando todo, desde medios de comunicación libre e independiente
hasta elecciones libres y justas- en todo el mundo.
También
dijo que quería aprovechar la cumbre para fomentar el debate sobre el uso de la
tecnología para “hacer avanzar la gobernanza democrática” y garantizar que
dicha tecnología “no se utilice para socavarla”.
Estados
Unidos ha llegado a un acuerdo con otros 10 países sobre los principios
rectores que deben regir el uso que los gobiernos hagan de la tecnología de
vigilancia, según un alto funcionario de la administración que habló bajo
condición de anonimato para poder adelantar el acuerdo antes de su anuncio
oficial.
A
principios de esta semana, Biden firmó una orden ejecutiva que restringe el uso
por parte del Gobierno estadounidense de herramientas comerciales de espionaje
que se han utilizado para vigilar a activistas de derechos humanos, periodistas
y disidentes de todo el mundo.
Desde la
primera cumbre democrática de Biden en diciembre de 2021, algunos países han
salido de la pandemia del coronavirus y Rusia invadió Ucrania, la guerra de
mayor escala en Europa desde la Segunda Guerra Mundial.
El
presidente ucraniano, Volodymyr Zelenskyy, rebatió a quienes sugerían que era
hora de llegar a un acuerdo negociado con el líder ruso Vladimir Putin.
“Debemos
deshacernos de la ilusión de que transigir con el mal puede aportar algo a la
libertad, y los enemigos de la democracia deben perder”, dijo Zelenskyy en la
cumbre.
El primer
ministro holandés, Mark Rutte, dijo que la invasión era un momento de sacudida
para las democracias del mundo.
“Durante
décadas, la idea de una guerra en Europa parecía impensable. Pero estábamos
equivocados, ya que la brutalización de Ucrania por parte de Rusia ha
demostrado que no podemos dar por sentado que la democracia, la libertad y la
seguridad estén dadas, que sean eternas”, declaró Rutte.
El
presidente de Kenia, William Ruto, afirmó que la construcción de la democracia
es esencial para el crecimiento de las naciones en desarrollo.
Ruto fue
el vencedor el año pasado de las reñidas elecciones presidenciales de Kenia, en
las que el candidato de la oposición Raila Odinga denunció irregularidades.
El
Tribunal Supremo de Kenia rechazó por unanimidad las impugnaciones.
“Este es
nuestro camino hacia el desarrollo sostenible”, afirmó Ruto.
Estados
Unidos organizó la última cumbre en solitario.
Esta vez,
reclutó a cuatro coanfitriones -Costa Rica, Países Bajos, Corea del Sur y
Zambia- después de que los embajadores de China y Rusia criticaran la primera
cumbre y acusaran a Biden de provocar una división mundial con mentalidad de
Guerra Fría.
Aun así, algunos países prefieren no interponerse entre Washington y Pekín, un actor económico y militar cada vez más importante.