Europa
Press
Madrid
El
exministro de Exteriores de Haití Claude Joseph, primer ministro
interino tras el asesinato del presidente Jovenel Moise, ha puesto en marcha un
nuevo proyecto político con el que aspira a atraer a la juventud y reflotar un
país que "se está muriendo", frente a un régimen como el actual que,
a su juicio, está marcado por las sombras de sospecha y la corrupción endémica.
Joseph,
antiguo encargado de negocios en la Embajada haitiana en España, es el
principal promotor de Comprometidos por el Desarrollo (EDE, por sus siglas en
francés), una formación que define como "de centro" y con la que
quiere reunir a "los líderes del mañana", entre los que se incluye.
"Es
el momento porque la juventud en Haití no confía en los líderes tradicionales.
Estamos buscando alternativas mejores", explica en una entrevista a Europa
Press en Madrid, desde donde llama también a sumar a la diáspora haitiana a un
proceso de transformación al que no se atreve a poner fechas.
El
asesinato de Moise en julio de 2021 supuso para Haití un paso más en un vacío
institucional que sigue sin resolverse a día de hoy, con una administración
interina a cargo de Ariel Henry que no ha marcado ningún plazo electoral. La
creciente inseguridad y el declive humanitario, ejemplificado en un brote de
cólera, enturbian aún más el contexto.
Joseph
lamenta que el país está "enormemente dividido", fruto de "un
sistema corrupto" que actúa "en detrimento de la gente". Según
el exministro, al mando están "oligarcas" que controlan prácticamente
todos los sectores y que "pusieron" al frente de Haití al actual
presidente.
"Están
cómodos con Henry", explica Joseph, que no duda en involucrar a este
supuesto entramado con el magnicidio de Moise y de señalar al actual mandatario
interino como "principal sospechoso" del crimen, por sus supuestos
contactos con los responsables directos.
De hecho,
considera que Henry es lo que se entiende como un "mal actor"
político y, por tanto, pide que se le incluya en la 'lista negra' de sanciones
que han comenzado a elaborar países como Estados Unidos. "Si alguien
participa en el asesinato de Jovenel Moise, debe ser sancionado",
apostilla.
El
exministro, en cambio, no ve con buenos ojos el envío de una nueva misión de
Naciones Unidas, otra de las iniciativas planteadas por la ONU para tratar de
atajar la actual emergencia. Una misión de este tipo, afirma, "es muy
probable que apoye al Gobierno interino", pese a que sea "ilegítimo e
impopular".
Joseph
aboga por mejorar la capacidad de la Policía, con unidades "bien
entrenadas, bien pagadas y bien equipadas", ya que de lo contrario no se
pueden enfrentar a grupos armados como el que esta misma semana ha dejado más
de una veintena de muertos en Cabaret, una localidad al norte de Puerto
Príncipe.
Ve en
esta mejora de las capacidades propias una herramienta clave para garantizar la
seguridad y romper con el actual "círculo vicioso", ya que cree que
el Gobierno interino se sirve de la actividad de las bandas para justificar que
no se pueden convocar elecciones a corto plazo.
"Está
claro que no tienen ninguna voluntad de celebrar elecciones", pero
"sólo mediante las elecciones podremos comenzar de nuevo", insiste.
Joseph lamenta que este proceso no sea "prioridad" para una
administración que quiere aguantar "todo el tiempo que pueda en el
poder".
EDE
aspira a concurrir a esa ansiada cita con las urnas con candidatos en todos los
frentes, también en el presidencial. Preguntado por si se ve como presidente,
Joseph se muestra dispuesto "si es lo que decide el partido" y
defiende que "tiene buenas ideas para el país" y experiencia en
puestos de responsabilidad.
EL "RACISMO" DE
ABINADER
Joseph se
ha mostrado especialmente crítico en las últimas semanas con la política de
deportaciones de República Dominicana, país vecino cuyas prácticas también ha
puesto en duda la oficina de la ONU para los Derechos Humanos.
El
exministro distingue entre los ciudadanos dominicanos, que "son buena
gente", y una clase política que, en su opinión, utiliza a los haitianos
para tapar problemas internos a costa de no respetar los acuerdos bilaterales
en vigor.
El
presidente dominicano, Luis Abinader, "es un racista que odia a Haití
y a los haitianos", dice sin medias tintas Joseph, quien acusa a las
autoridades dominicanas de separar familias, efectuar deportaciones de
madrugada o perpetrar "malos trato".
La
seguridad, añade, "es un pretexto". "No creo que los haitianos
representen una amenaza para la seguridad de República Dominicana, eso no es
cierto", dice, defendiendo la contribución de sus compatriotas también
para el desarrollo del país vecino.
En
contraposición con sus opiniones sobre las políticas dominicanas, Joseph
considera a España "un muy buen aliado" de Haití, donde
nunca ha antepuesto "intereses estratégicos". Así, subraya la
importancia de la ayuda para la cooperación y el desarrollo llegada desde
España y agrega: "Llevan años preocupándose de Haití".