EFE
Medellín,
Colombia
El
cantautor colombiano Juanes, el niño gigante de Medellín, el que convirtió
canciones en himnos con su banda Ekhymosis, el que puso de moda la
camisa negra y alcanzó la plenitud regresando a su origen, cumple este
martes 50 años con una carrera llena de éxitos que les ha dado alas a los
músicos de su país.
Nacido el
9 de agosto de 1972 en Medellín, Juan Esteban Aristizábal Vásquez, ícono del
rock latino, ha vendido más de 20 millones de discos y acumulado 26
Grammy Latinos y tres Grammy desde que tomó hace cerca de 25 años su
mochila para perseguir en solitario "el sueño americano".
Para
Carlos "Cal" Acosta, quien trabajó por años en la industria musical
como empresario, columnista y director de emisoras, los artistas locales
"carecían de confianza", y ahí está la dimensión de estrellas como
Juanes, Shakira y Carlos Vives, quienes lograron proyectar a Colombia como
potencia musical.
"Juanes es
uno de esos tres pilares sobre los que se apoya la confianza del músico joven
colombiano", afirmó a Efe Acosta, quien fue director de talentos de
compañías discográficas que firmaron Ekhymosis y al cantautor en sus inicios.
Antes de esa
llamada del productor argentino Gustavo Santaolalla, que en Los Ángeles
(EE.UU.) cambió por completo la vida de Juanes y disparó su carrera con
"Fíjate Bien", su primer álbum como solista, el intérprete de "A
Dios le pido" y "Fotografía" ya había transitado un camino y
conquistado pequeñas cimas cuando aún estaba en construcción.
"Me tocó
verlo luchar mucho para ser lo que es hoy en día. Juanes no era solo su voz,
sino su alma. Cuando escuchaba sus canciones, sabía que teníamos a un
'rockstar' en Medellín", relató a Efe Luis Guillermo Sosa,
"Pike", quien era pinchadiscos de estaciones de radio como La Mega y
Radioactiva.
Contrastes
y fuertes influencias
Juanes se
enamoró de la música en las tardes de guitarra y canto con sus cinco hermanos.
En Carolina del Príncipe, el pueblo de Antioquia donde nacieron sus padres,
Javier Aristizábal y Alicia Vásquez, y pasó parte de su infancia, encontró sin
proponérselo parte de sus influencias con las canciones que sonaban en las
cantinas.
De una infancia
arrullada por Gardel, Los Visconti y Los Chalchaleros, el menor de los
Aristizábal, diseñador industrial que nunca ejerció, migró a la guitarra
eléctrica cuando descubrió en su adolescencia a Metallica, Slayer y Sepultura,
entre otros.
"Me crié en
una familia muy metida en la música popular, de corte folclórico, pero a los 13
años escuché por primera vez el disco 'Born in the USA', de Bruce Springsteen
y, sin entender una palabra, me volví loco", rememoró.
De
Medellín para el mundo
En las calles de
Medellín, un hervidero musical en los años 80, moldeó su espíritu creativo. Se
hizo más radical y rebelde con el metal como forma de expresión y escape para
la guerra entre el Estado y la mafia que padecía la ciudad.
"Juanes
siempre ha sido un paisa más. Nunca cambió ni perdió su esencia. Llegaba a las
entrevistas en moto y con su cabello largo", recordó "Pike".
Siendo un
quinceañero formó Ekhymosis, que explotó en la ciudad con el álbum "Niño
Gigante", del que se desprende el éxito "Solo", elegida canción
del año en 1993 y una oda al rock. Luego vinieron canciones como "Ciudad
Pacífico", "Sin rencores", "De madrugada" y
"Raza".
Surgió un
momento de rompimiento con algunos fanáticos que rechazaron ese sonido más
cercano al pop, pero Juanes no estaba dispuesto a restringirse como compositor
e intérprete. Esa libertad creativa le permitió ver la luz en 1997 a "La
Tierra", una reflexión sobre la patria convertida en himno, que puso a los
colombianos a cantar al unísono: "Ama la tierra en que naciste, ámala es
una y nada más...".
"De esa
época, cuando aún no era una superestrella, puedo decir que Juanes ya era un
joven genio de la música", señaló "Cal" Acosta, quien conoció en
primicia ese emblemático tema en un restaurante de Medellín, cuando la mexicana
Marusa Reyes, mánager de Caifanes, estaba muy cerca del colombiano.
"Ella le
crea la autopista para que él salga", cuenta "Cal", tras
sembrarle la idea de ser solista.
Música y
activismo
Juanes, padre de
Luna, Paloma y Dante, y pareja de Karen Martínez, concluyó su aventura con
Ekhymosis en 1999 y emprendió un viaje más ambicioso. Empezó con su disco
"Fíjate bien" en el que mezcló ritmos latinos y expuso sus
sentimientos profundos sobre su familia y la violencia en su país, al hablar de
las minas antipersonal, como un asomo del activista en el que se convertiría
con su Fundación Mi sangre.
Emergió en su
música un sonido pop-rock y probó con ritmos como cumbia, porro, salsa,
vallenato y hasta carrilera con "La camisa negra", una canción que
dominó los listados musicales al conquistar con su letra pícara, que remitió a
las cantinas de Carolina del Príncipe, donde levantaron una estatua de bronce
con la figura del cantante, homenaje que se suma al parque Juanes de la Paz,
construido en Medellín.
Con la consigna de
"Se habla en español", que incluso expuso en los Grammy, su música se
fue extendiendo por toda Latinoamérica y abrió puertas con temas como
"Nada valgo sin tu amor", "Es por ti", "Me
enamora" y "Yerbatero", entre otros.
El año pasado,
además de cumplir el sueño de hacer una colaboración con Metallica, eligió
volver a sus raíces con el álbum "Origen" para reencontrase con esas
melodías que en el pasado lo impulsaron a seguir el camino del arte y lo
llevaron a ser, a sus 50 años, la superestrella que hoy es.
"Por su
juventud, vio en el metal la posibilidad de hacer su música, pero en realidad
desde muy joven ya traía el talento para convertirse en un artista supremamente
versátil, de una visión 360", aseguró "Cal".