EFE
Washington
Estados
Unidos dijo este martes que está "preparado" para la respuesta que
tenga China por la visita a Taiwán de la presidenta de la
Cámara de Representantes estadounidense, Nancy Pelosi, un
viaje que ha molestado a Pekín.
"Estados
Unidos no busca ni quiere una crisis. Estamos preparados para gestionar lo que
Pekín decida hacer", dijo en una rueda de prensa en la Casa Blanca el
coordinador de Comunicaciones del Consejo de Seguridad Nacional, John Kirby.
Kirby
aseguró que las advertencias lanzadas por Pekín durante las últimas horas están
"en la línea" de lo que Estados Unidos había anticipado, y defendió
que "no hay ninguna razón" por la que el Gobierno chino use este
viaje como "pretexto para aumentar su actividad militar" en la
región.
Recordó
que aviones militares chinos sobrevolaron el Estrecho de Taiwán mientras Pelosi
se aproximaba a la isla y predijo que China seguirá protagonizando
maniobras de este tipo durante los próximos días, incluso después de la visita
de la presidenta de la Cámara.
Ante las
quejas de Pekín, el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional afirmó que el
viaje "es consistente" con la política de "una sola China"
defendida por Estados Unidos desde 1979.
"Hemos
dicho que nos oponemos a cualquier cambio unilateral en el statu quo por parte
de cualquiera de los dos lados. Hemos dicho también que no apoyamos la
independencia de Taiwán", afirmó.
Kirby dijo que el viaje es una "decisión" de Pelosi, quien representa un poder
independiente del Ejecutivo, y que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden,
"respeta" su voluntad.
Pelosi
llegó este martes a Taiwán en una visita sin anunciar que ha exacerbado las
tensiones entre Estados Unidos y China, que considera el viaje como una
provocación a la que ha respondido mostrando músculo militar e imponiendo
sanciones a importaciones de la isla.
La
demócrata aterrizó en Taipéi poco antes de la 23.00 hora local procedente de
Kuala Lumpur poniendo fin a un frenesí de especulaciones, ya que su visita
no se había confirmado con anterioridad pese a que medios
estadounidenses y taiwaneses la daban por segura desde la víspera.