ASSOCIATED PRESS
PANAMÁ (AP) — El anuncio de un congelamiento del precio de la
gasolina y de una decena de productos de la canasta básica no apaciguó el
martes las mayores protestas registradas contra el gobierno del presidente
Laurentino Cortizo en Panamá, las cuales mantienen cortes en diversos tramos de
la carretera Panamericana y marchas masivas en todo el país canalero.
Cortizo, quien acaba de cumplir
tres de sus cinco años de administración, anunció la víspera que extendía
temporalmente el congelamiento del galón (3.7 litros) de gasolina a toda la
población, una medida que desde fines de mayo sólo beneficiaba al transporte
público de pasajeros. También prometió congelar al menos diez productos de la
canasta básica de alimentos.
El líder panameño dijo que
comprendía la “insatisfacción” de los ciudadanos y atribuyó la escalada de
precios a la pandemia y a la guerra entre Rusia y Ucrania, pero su discurso en
cadena nacional no calmó de inmediato el descontento, que según algunos
analistas también tiene que ver con el añejo problema de la corrupción en el
gobierno y los escándalos.
“El vaso de la tolerancia y la
paciencia que el pueblo panameño mostró a lo largo de varios lustros lo
desbordó el precio del combustible, que es abusivo, entre otras cosas”, señaló
a The Associated Press el analista Miguel Antonio Bernal, profesor de Ciencias
Políticas en la Universidad de Panamá (pública). “Además, tenemos la gran
corrupción que se ha desatado”.
Dirigentes de una huelga
magisterial indefinida criticaron a Cortizo por anunciar sus medidas en
momentos en que se realizan negociaciones para buscarle una salida a las
protestas. También las consideraron insuficientes y hay sectores que exigen una
rebaja mayor del costo de la gasolina, que en las últimas semanas casi duplicó
su precio, a casi seis dólares el galón.
“El precio de la gasolina nos está agobiando a los que
tenemos que viajar a dar clases a nuestras escuelas”, afirmó por teléfono a la
AP Ilbis Rujano, una maestra de una escuela pública en la provincia central de
Veraguas, que participa en las marchas. “Aparte subió el costo de la comida,
que es un golpe a las familias más pobres que deben enviar a sus niños a
clases”.
“¡Esto no se aguanta!”, reclamó.
Panamá, de más de cuatro millones de habitantes, ha tenido
históricamente una economía de servicios bastante estable y con el dólar
estadounidense como la moneda de curso legal, por lo que en el pasado reciente
era casi era inexistente el tema de la inflación. No obstante, eso cambió en
los últimos tiempos y actualmente el alza de precios anual supera el 4,0%,
según algunos economistas.
A las protestas de los maestros y profesores iniciadas la
semana pasada se han sumado los indígenas del occidente panameño —que figuran
entre los que sufren las mayores bolsas de pobreza en el país, de acuerdo a
cifras oficiales—; los trabajadores de la poderosa industria de la construcción
que realizarán una huelga el miércoles pese al anuncio presidencial, entre
otros sectores.
El gobierno pidió el martes a los manifestantes que no
obstaculicen el paso por la carretera Panamericana -internacional- de los
autobuses que a diario transportan a centenares de migrantes irregulares desde
la provincia de Darién, en la frontera con Colombia, hasta una estación de recepción
en una zona limítrofe con Costa Rica, desde donde los extranjeros continúan su
ruta a Norteamérica.
La víspera se registró un altercado entre migrantes y
manifestantes que se negaban a dejar cruzar los autobuses en un tramo en el
occidente. Algunos buses fueron vandalizados, sin registrarse heridos, y
finalmente pudieron avanzar, según las autoridades.
Temprano, trabajadores de la contrucción cerraron
temporalmente una de las principales vías de acceso a la capital desde una zona
del oeste, mientras miles de maestros volvían a marchar hasta la Asamblea
Nacional. Las protestas se han ido caldeando con barricadas en la carretera
Panamericana y otras vías, aparte de los disturbios en los últimos días frente
a la Universidad de Panamá, en la capital.