Sociedad 5.0: la sociedad
japonesa superinteligente como modelo global
PROYECTO DE INVESTIGACION
HÁBITAT INTELIGENTE AUTOSUFICIENTE 2030
SERA PIONERA EN ADAPTAR SOCIEDAD
5.0 AL MUNDO RURAL
‘VANGUARDIA DOSSIER’
La investigadora Mateja Kovacic analiza cómo el
Gobierno japonés ha promovido la internet de las cosas, el ‘big data’, la IA,
la robótica y la economía colaborativa
La sociedad
5.0 es una sociedad conectada y superinteligente donde el big data, la internet
de las cosas, la inteligencia artificial (IA) y los robots se encuentran
completamente integrados con el objeto de proporcionar una infraestructura
digital y física para la vida cotidiana de todos los ciudadanos.
Se
trata de un segmento estratégico de la reforma fiscal económica (Política
Básica sobre Gestión y Reforma Económica y Fiscal 2016) y una de las
estrategias de crecimiento de una institución con un nombre revelador: Consejo
sobre Inversiones del Futuro. Si bien la sociedad 5.0 se
presentó casi como un programa aislado (y así se informa sobre ella en los
medios de comunicación nacionales y globales), lo cierto es que forma parte de
la reforma fiscal económica y que la inversión proyectada para el futuro es
señal de su centralidad en la política económica e industrial del país.
El plan
subrayó de modo especial las tecnologías médicas robóticas y los cuidados en el
ámbito de la vida asistida; sobre todo, para las personas de mayor edad.
Por ello,
no resulta sorprendente que el actual proyecto sociedad 5.0 defina como
intereses fundamentales la movilidad, la asistencia sanitaria, la asistencia
social y la vida asistida. Lo novedoso es que la nueva sociedad estará
hiperconectada y será eficiente a la hora de integrar las tecnologías más
avanzadas de nuestra época para hacer frente a esos intereses fundamentales.
Ello
requiere la creación de una red de cosas y datos en la que cada nodo
digital-físico (ya sea un robot personal en la vivienda o un asistente de IA en
el smartphone) garantice a todo el mundo cierta calidad de vida. Como se ha
indicado al principio, esos intereses son también intereses económicos, razón
por la cual el gran paradigma para el consumo de transporte, asistencia sanitaria
y logística es ante todo la capacidad económica del individuo. Japon
ha creado la sociedad 5.0 Japon ha creado la sociedad 5.0
Japón es
una sociedad que envejece: se estima que en el 2065, las personas con 65 y más
años representarán un 38,4% de toda la población del país (según el Ministerio de Asuntos Internos y
Comunicaciones). Eso significa la reducción de la mano de obra y el
aumento de los costes médicos y de Seguridad Social. Según la Federación Nacional de Aseguradoras Médicas, los gastos médicos de Japón
pasarán de 41,3 billones de yenes en el año fiscal 2016 a 57,8 billones en el
año fiscal 2025. Japón tiene la mayor proporción de personas mayores del mundo:
en el 2017, 26,3% de su población tenía 65 o más años. En el 2014, el
porcentaje fue de 25,8%. Consciente de que será el primer país (aunque no el único)
en tener que enfrentarse con esas cuestiones sociales, el Gobierno japonés ha
ido colocando el énfasis en la internet de las cosas, el big data,
la IA, la robótica y la economía colaborativa, esforzándose por ser el líder
mundial en la creación de una sociedad superinteligente.
Eso
también significa que el Gobierno japonés apunta a crear un modelo, que lleva a
cabo un primer experimento mundial, con objeto de que sea seguido por
otros.
La
convergencia entre el espacio físico y el ciberespacio
De modo importante,
la sociedad 5.0 no sólo tiene que ver con la creación de una sociedad
inteligente futura, sino con el crecimiento y fortalecimiento industrial y
económico: con la creación y producción (monozukuri)1 que subraya los
valores realzados por la IA, la internet de las cosas y la robótica. Y se
espera que sean valores centrados en el ser humano. En contraste con el actual
desarrollo de la tecnología y la vida humana descrito como tecnocéntrico, el
nuevo proyecto concibe la sociedad superinteligente como una sociedad donde el
consumidor humano se encuentre en el centro de la prestación de servicios,
desde la asistencia sanitaria hasta la logística pasando por la movilidad. En
términos menos abstractos, la sociedad 5.0 imagina drones encargados del reparto
de mercancías a viviendas particulares, a las personas recurriendo a la IA para
que encargue por ellas comida y diversos servicios, tecnologías de
telepresencia y asistentes personales robóticos y basados en la IA que
posibiliten un cuidado adecuado de los niños, las personas mayores y la
asistencia sanitaria en el hogar, automóviles autónomos susceptibles de ser
llamados por la vivienda inteligente para llevar pasajeros al hospital o de
compras, etcétera. En cada una de esas aplicaciones, la tecnología digital es
concebida para satisfacer las necesidades humanas ofreciendo eficacia,
velocidad y comodidad. En otras palabras, para crear y mantener una sociedad
económica vibrante a pesar de los retos sociales y demográficos. Se trata quizá
de la senda más realista que cabe emprender porque es muy improbable que se
logren invertir los efectos (o las causas) de una sociedad en proceso de
contracción.
Para
hacer frente al problema de una población envejecida en la que no habrá un
número suficiente de cuidadores ni proveedores de servicios médicos, la
información y los datos médicos se compartirán entre los diferentes hospitales
y prestadores de servicios sanitarios, mientras que la teleasistencia, la IA y
los robots garantizarán que las personas puedan vivir de forma independiente en
sus casas y seguir al mismo tiempo conectadas con el mundo. Los robots
personales y domóticos se encargarán de la vivienda, supervisarán el estado de
salud de sus habitantes, proporcionarán compañía y serán útiles encargando
comida, comprando artículos, administrando los servicios de agua, luz o gas, la
asistencia sanitaria, etcétera.
La gama
de los robots variará desde lo humanoide o animaloide hasta la pieza de
mobiliario. Gracias a la internet de las cosas y el big data,
estarán conectados con el hogar y el mundo exterior, mientras que la IA les
proporcionará la suficiente autonomía para ejecutar sus tareas sin intervención
humana.
Otro
problema, la desruralización y la continuada urbanización, se abordará
recurriendo a taxis y autobuses autónomos, así como a drones para el reparto
del comercio electrónico. Se espera que esas tecnologías proporcionen servicios
eficientes, seguros y rápidos en zonas con escasez de mano de obra y una
población en gran medida mayor. Los tractores autónomos (los hay actualmente en
pruebas en Osaka; el Gobierno japonés ha lanzado al espacio un satélite para
ofrecer a esos vehículos una mejor navegación por GPS) trabajarán los campos.
Los robots cosecharán fruta, vegetales y cereales en granjas inteligentes
automatizadas, el transporte público será plenamente autónomo y las redes de
reparto con drones definirán la logística de la nueva época. Japon
ha creado la sociedad 5.0 Japon ha creado la sociedad 5.0
Un
problema que a menudo se pasa por alto es el del deterioro de las
infraestructuras: no sólo la población, también los edificios y otras
infraestructuras envejecen y exigen una mayor inspección y un mayor
mantenimiento. Ahí, el problema no es sólo el incremento de los costes, sino la
falta de mano de obra cualificada. Por esa razón, se empleará una flota de IA,
robots y sensores para inspeccionar y mantener edificios, carreteras, puentes,
túneles y embalses de modo permanente, las veinticuatro horas del día. Ya hay
en uso robots que inspeccionan alcantarillado y tuberías; y habrá cientos de
miles de robots en miniatura que vigilando constantemente puentes, carreteras y
edificios, e informando en el acto al sistema central de los posibles
problemas.
La
realización de transacciones monetarias de forma más rápida, más eficiente y
menos engorrosa se resolverá con la tecnología de la cadena de bloques, las
interfaces abiertas de programación de aplicaciones y el pago sin efectivo.
La
sociedad 5.0 no tiene que ver con la sociedad de la información ni con la
sociedad digital; tiene que ver con la convergencia entre el ciberespacio y el
espacio físico. Con crear un ecosistema de las cosas y el espacio físico por un
lado y el mundo virtual, digital y artificialmente inteligente por otro. En ese
nuevo sistema convergente que funde el mundo físico y el digital, la diferencia
más significativa entre la sociedad superinteligente y la anterior sociedad de
la información (4.0) es que la primera no depende de los seres humanos para
analizar los datos, sino que hace realidad todo el potencial de la IA. En otras
palabras, será la primera vez en la historia de la humanidad en que la IA va a
permitir, mantener y dar forma al ecosistema de los espacios físico y virtual
sin intervención humana. Ésa es la razón por la que el Gobierno japonés define
la sociedad 5.0 como el paso siguiente en la evolución humana: tras los inicios
en la sociedad cazadora (1.0) y su desarrollo por las etapas de la sociedad
agrícola (2.0), industrial (3.0) y de la información (4.0). Japon
ha creado la sociedad 5.0 Japon ha creado la sociedad 5.0
Vivir una
vida superinteligente
Si todo
ese programa parece muy ambicioso y futurista es porque Japón se está
preparando para el futuro que sin duda llegará: población envejecida,
disminución de la mano de obra, descenso de la tasa de natalidad, pero también
el problema de la inmigración y la creciente demanda de los sectores de
servicios. La sociedad 5.0 se basa en el conocimiento construido en torno a las
ciudades inteligentes y las tecnologías inteligentes, la internet de las cosas,
el big data, la IA y la robótica. Dados los avances actuales y las
promesas futuras en esos ámbitos, no constituye sorpresa alguna que el Gobierno
de uno de los países más avanzados del mundo en términos tecnológicos y
científicos prevea hacer realidad en los próximos diez años la sociedad 5.0.
Los Juegos Olímpicos de Tokio del 2020 servirán de oportunidad para probar
muchas tecnologías nuevas y, al mismo tiempo, como modelo para Japón y el mundo
entero en la aplicación de nuevas tecnologías. De hecho, el Gobierno japonés ya
ha anunciado que los vehículos autónomos, los robots de servicios y los
servicios mejorados por medio de la IA, como la traducción lingüística, se
utilizarán en las Olimpiadas del 2020, un momento en que los ojos de la
comunidad internacional estarán puestos sobre Japón.
La visión
de la sociedad 5.0 tiene que ver con la ubicuidad, la integración y las redes.
Hasta ahora, la conducción y el reparto automáticos, por ejemplo, se han
utilizado de forma separada de las viviendas inteligentes, donde los sensores,
la telepresencia y los robots de servicios se han integrado de forma separada
del entorno exterior y en ocasiones de la propia casa. La nueva visión concibe
los espacios exterior e interior como interconectados en la medida en que el
conocimiento humano se extiende libremente a los objetos inteligentes y los
manipula en espacios privados y públicos. Es lo que se muestra en el vídeo
promocional de la sociedad 5.0 realizado por el Gobierno japonés y disponible
online. En el vídeo, una colegiala se despierta en su casa situada en una
pequeña ciudad rural de Japón y un dron de reparto la espera en el exterior
para entregarle un paquete, luego conversa en la cocina con un electrodoméstico
acerca de su desayuno, que es preparado automáticamente; un asistente de IA le
recuerda que tiene que ir al instituto y le encarga el almuerzo en un
establecimiento camino de la parada del bus escolar de forma que ya esté
preparado cuando pase a recogerlo. Mientras tanto, la abuela es visitada por un
médico a través de un monitor, y el médico le proporciona asistencia a partir
de las lecturas inteligentes de su presión sanguínea hechas en la misma casa.
Camino de la parada del bus, la muchacha pasa junto a un tractor inteligente
que está arando un campo, recoge el almuerzo encargado en el establecimiento
escaneando un código de su teléfono y luego espera junto con otro estudiante el
bus autónomo que los llevará al instituto. Ésa es, en pocas palabras, la
sociedad 5.0. Japon ha creado la sociedad 5.0
Japon ha creado la sociedad 5.0
El vídeo describe fielmente una
visión de la sociedad futura en la que el individuo se encuentra en el centro
del uso tecnológico integrado, con una economía centrada en los servicios y el
consumidor. Los sistemas básicos de la sociedad 5.0 descritos en el vídeo son
la logística, el transporte, la asistencia sanitaria, los sistemas inteligentes
de la cadena alimentaria, la agricultura inteligente y los sistemas de
producción inteligentes. Además, subraya la cadena de valor energético, los
nuevos sistemas de producción, el seguimiento global del entorno, las
infraestructuras inteligentes y resilientes, la cordialidad, la resiliencia
ante los desastres y los sistemas integrados de desarrollo de materiales. Todo
ello pide el desarrollo de ámbitos tecnológicos específicos, incluidos la arquitectura
de sistemas relacionados con la internet de las cosas, la IA, la tecnología de
dispositivos inteligentes y la tecnología de redes o la informática, sin
descuidar la ciberseguridad porque los sistemas virtuales son frágiles y
susceptibles de ser objeto de ciberataques.
El vídeo muestra soluciones
tecnológicas clave, pero también presenta cuestiones sociales a las que hay que
hacer frente: las protagonistas son una muchacha y su abuela que aparentemente
viven aisladas en una pequeña población del Japón rural. La muchacha representa
la joven generación futura, mientras que la abuela es la futura sociedad
envejecida. Sin embargo, al incluir a la persona joven y la mayor, el vídeo
promocional comunica la esperanza de que el futuro no es viejo: la población de
Japón se verá revitalizada por las nuevas tecnologías. Para reafirmar esa
visión de renovación y revitalización, el estudiante con el que la muchacha se
encuentra en la parada del bus es mayor que ella, y ella siente una evidente
atracción por él; se trata también de un guiño al hecho de que la sociedad 5.0
apunta a revitalizar la familia, de cuya desaparición se responsabiliza al
descenso de la tasa de natalidad. Es decir, el vídeo representa a la sociedad
futura centrada en el ser humano, al tiempo que afirma los valores sociales y
culturales actuales. Y, desde luego, transmiten la impresión de que los
protagonistas del vídeo gozan plenamente de su vida, el principal objetivo del
plan de la sociedad 5.0.
Todo ello, según considera el
Gobierno japonés, puede alcanzarse mediante una interacción humana y no humana
en la cual los objetos no humanos, como los teléfonos inteligentes, los robots,
los asistentes de IA, las tecnologías basadas en la nube, ayudan a los seres
humanos en la red de intercambio de información. Sin embargo, a pesar de que
Japón es uno de los países con mayor intensidad tecnológica del mundo, el
Gobierno es consciente de que necesita fomentar una cultura de emprendeduría e
innovación con el fin de crear y perfeccionar las tecnologías necesarias para
una transformación a semejante escala. Así, no es ninguna sorpresa que el
Gobierno se haya dedicado a enviar funcionarios y expertos al extranjero para
aprender de otros países. La principal tarea al integrar muchos dominios no es
tanto borrar la frontera entre el mundo físico y el virtual como reestructurar
la industria manufacturera y crear un ecosistema de actividades empresariales e
industriales que permita la exploración de ideas únicas e innovadoras con el
fin de crear soluciones tecnológicas para los problemas sociales.
De lo
inteligente a la internet de las cosas
El énfasis gubernamental en las
cuestiones energéticas y medioambientales evidencia que la visión de la
sociedad 5.0 no sólo es integradora en la forma en que las tecnologías rodean a
los seres humanos y se convierten en su modo de interactuar con el entorno.
Indica que esa visión tiene múltiples planos y que es integradora en el nivel
micro (vidas individuales) y en el nivel macro ( sociedad, entorno); y ello,
tal como se identifica en la sociedad 5.0, exige el encaje de tecnologías que
ya existen y tecnologías que actualmente se desarrollan o que deberían
desarrollarse para lograr los fines de la sostenibilidad social, económica y
medioambiental global. Sin duda, tal programa será transnacional, razón por la
cual el Gobierno japonés subraya su pertenencia a la comunidad global y prepara
el terreno para otros países.
La
sociedad 5.0 es el siguiente paso en tanto que modelo económico, social,
industrial y tecnológico para el mundo, no sólo en términos de evolución
tecnológica humana, sino del paradigma de lo inteligente que
ha definido el desarrollo urbano en los últimos setenta años. Las ciudades
inteligentes se vuelven orgánicas y vivas a
medida que recopilan información mediante cámaras y sensores distribuidos por
la ciudad y la envían para su procesamiento a los sistemas informáticos
centrales, que entonces supervisan el tráfico, la seguridad, las
infraestructuras, etcétera. La ciudad inteligente integra dispositivos físicos,
como sensores, con la tecnología de la información y la comunicación, creando
así una red o lo que generalmente se conoce como la internet de las cosas. La
idea que subyace a la ciudad inteligente es hacer el espacio urbano más
eficiente, seguro y accesible. Singapur y Dubái han aplicado el paradigma
inteligente a escala nacional (Dubái Ciudad Inteligente se lanzó en el 2013 y
Singapur País Inteligente en el 2014). Ahora bien, aunque ambos países también
están desplegando muchas tecnologías relacionadas con la IA y la robótica,
éstas no son percibidas como una parte integrada del paradigma inteligente sino
como extensiones o ampliaciones de lo inteligente. En ese sentido, Japón es el
primer país que explícitamente define y pone en práctica lo inteligente como un
ecosistema de lo físico y lo virtual. En otras palabras, por primera vez en la
historia del paradigma de lo inteligente, los robots y la IA son considerados
como parte integral de lo inteligente. Es algo que tiene sentido porque los
robots se definen por lo inteligentes que son: su autonomía, habilidad y
eficiencia dependen de los programas que lleven incorporados. Y del mismo modo,
aunque la IA se ha percibido por lo común como un cerebro virtual centralizado,
es ahora cuando se hace extensible a robots y tecnologías inteligentes:
dispositivos físicos móviles que permiten la ubicuidad de la IA y garantizan
que lo inteligente pueda desplegarse en cualquier lugar y en cualquier momento.
La
sociedad superinteligente es un esfuerzo a escala nacional para tratar los
síntomas de la sociedad en proceso de envejecimiento que surge en Japón y en
todo el mundo. La comprensión de que el futuro tiene que estar centrado en el
ser humano constituye la fuerza motriz en la creación de una superred de
tecnologías digitales y físicas para mejorar la vida humana. La sociedad 5.0
reconoce que el ser humano actual y futuro es un homo economicus y
que el Gobierno nacional debe priorizar ante todo el crecimiento económico con
el fin de permitir crear y desplegar soluciones tecnológicas a los problemas
sociales, demográficos y económicos. La sostenibilidad del modelo japonés
quedará ya demostrada en el 2020, en los Juegos Olímpicos de Tokio. Si este
paradigma tiene éxito, constituirá un vislumbre del futuro de los países desarrollados
y con una población cada vez más vieja.
1. En 1999, el entonces primer ministro
introdujo el paradigma monozukuri en la producción industrial para estimular la
economía y la industria tras el colapso económico de la década de 1990. El monozukuri (mono, cosa, y tsukuri, hacer) hace referencia al
modo japonés de hacer cosas. En su núcleo se encuentran las nociones de
artesanía, habilidad técnica, innovación tecnológica y transmisión generacional
del conocimiento. El monozukuri se ha convertido en un paradigma general de la
industria japonesa desde hace casi veinte años y también en una estrategia para identificar a Japón en el competitivo mercado mundial.