La
tecnología y los insumos de asistencia facilitan la vida de las personas
mayores o con discapacidad; sin embargo, de los 2500 millones de individuos que
precisan uno o más de esos productos en el mundo, mil
millones no los tienen, sobre todo en los países de renta baja y media,
donde el acceso puede ser de apenas un 3%.
Un informe
conjunto de la Organización
Mundial de la Salud (OMS)
y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) divulgado este
lunes revela por primera vez la necesidad global de acceso a la tecnología y
productos de asistencia que van desde sillas de ruedas y audífonos, hasta
aplicaciones que faciliten la comunicación o el aprendizaje.
El documento
estima que con el envejecimiento de la población y el avance de las
enfermedades crónicas a nivel mundial, el número de personas que requerirá uno
o más productos de asistencia aumentará a 3500 millones para 2050.
UNICEF Cuba El profesor Carlos Bartolomé ha dedicado su vida a enseñar a niños y niñas con discapacidad visual a desenvolverse en su entorno en Cuba.
Les cambia la vida
El director de la OMS destacó
cómo la tecnología de asistencia cambia la vida de las personas que las
necesitan al facilitar la educación de niños con discapacidades y
permitir el empleo y la interacción social de las personas con alguna
discapacidad, así como la vida independiente y digna de las personas mayores.
“Negar a las personas el acceso a
estas herramientas no sólo es una violación de los derechos humanos,
es también una falta de visión económica”, dijo Tedros Adhanom Ghebreyesus,
llamando a los gobiernos, la industria, los donantes y la sociedad civil a
financiar y priorizar el acceso a la tecnología de asistencia y a brindarle a
todos la oportunidad de alcanzar su potencial.
Los productos de apoyo son un
medio para participar en la vida comunitaria y en la sociedad en condiciones
de igualdad; sin ellos, las personas discapacitadas sufren exclusión,
corren riesgo de aislamiento, viven en la pobreza, y pueden caer en situación
de hambre y verse obligadas a depender más del apoyo familiar, comunitario y
gubernamental.
Los organismos de la ONU sostuvieron
que el impacto positivo de los productos de asistencia va más allá de mejorar
la salud, el bienestar, la participación y la inclusión de los usuarios
individuales puesto que las familias y las sociedades también se benefician.
Argumentan que ampliar el acceso
a productos de asistencia asequibles, seguros y de calidad reduce los
costos de salud y bienestar, como las hospitalizaciones recurrentes o las
prestaciones financieras estatales, en tanto promueve una fuerza laboral más
productiva al estimular indirectamente el crecimiento económico.
Brechas profundas
No obstante estos beneficios, en
un análisis de 35 países, las dos agencias de la ONU hallaron una gran brecha
en el acceso a los productos de asistencia y recalcaron que ese déficit es
notable entre las naciones de bajos y altos ingresos.
Según ese estudio el acceso a la
tecnología de asistencia varía del 3% en las economías más pobres al
90% en las ricas.
El alto precio
de esos productos es, generalmente, el principal obstáculo para
disfrutarlos. Los datos indicaron que dos terceras partes de las personas que
los usan han pagado por ellos o han recibido ayuda financiera de sus familiares
y amigos para adquirirlos.
Las agencias de la ONU señalaron
que un sondeo en 70 países encontró grandes carencias en la prestación
de servicios y el personal capacitado en tecnología de asistencia,
particularmente en las esferas cognitivas, de comunicación y de autocuidado.
Además, las encuestas hechas anteriormente por la OMS habían resaltado ausencia de conciencia y los precios inasequibles, al igual que la falta de servicios, calidad, variedad y cantidad adecuada de los productos de asistencia.