En su participación en las reuniones de primavera del Fondo Monetario
Internacional (FMI) y del Banco Mundial (BM), celebradas en Washington, el
gobernador del Banco Central, Héctor Valdez Albizu, hizo referencia al
desempeño de la economía dominicana.
Sobre ese particular sostuvo que esta “se ha recuperado más rápido de
lo previsto, con un notable crecimiento de 12.3%, equivalente a una expansión
de 4.7% comparado con el nivel de producción real del año 2019, previo a la
pandemia.”
Si cuando originalmente se ofreció la información sobre el crecimiento
de nuestra economía en el 2021, se hubiese hecho en los términos que acabamos
de referir, no habríamos formulado ninguna crítica. Sencillamente, habríamos
permanecido en silencio.
Desafortunadamente, no fue así como se explicó en principio.
Inicialmente, hubo una presentación de la información fuera de contexto. Se
dijo, pura y simplemente, que en el 2021 el crecimiento había sido de 12.3% del
PIB.
Presentado
así, sin hacer referencia a la profunda caída del 2020, que fue de -6.7% del
PIB, ni a la situación del 2019, previo a la pandemia, era hacer creer que
nuestra economía se había expandido, real y efectivamente, en 12.3%.
Eso, por supuesto, era un acto de
manipulación y deshonestidad intelectual, ya que no tomaba en consideración
que, al venir de una situación tan baja, de colapso, lo que había tenido lugar
en nuestra economía era un rebote estadístico.
En su informe sobre los resultados de la
economía dominicana en el 2021, el Banco Central explicó todo eso de manera
deliberadamente confusa. En aquel momento, sostuvo:
“El crecimiento del PIB se situó en 4.7% del
PIB en 2021 con relación al año 2019 reflejando una reactivación real de la
economía dominicana en lugar de un rebote estadístico.”
¿Quién dijo alguna vez que el 4?7% del PIB
fuese un rebote estadístico?
Ese 4.7% del PIB fue el crecimiento real de
la economía dominicana en el 2021, no así el 12.3%, que, comparado con la
catástrofe del 2020, sí refleja un rebote estadístico.
Lo que importa ahora, sin embargo, es que,
con su intervención en las reuniones de primavera de los organismos
financieros multilaterales, el gobernador del Banco Central aclaró
definitivamente el embrollo y zanjó el diferendo.
El regreso del rebote
Cuando se creía que el debate sobre crecimiento económico y rebote estadístico
se había esfumado del escenario de la opinión pública nacional, resulta ahora,
sin embargo, que como por arte de magia ha vuelto a reaparecer.
En efecto, en entrevista realizada por la
periodista y amiga Katherine Hernández, de CDN y el Caribe, al presidente de
Colombia y también amigo, Iván Duque, respecto de mis intervenciones sobre si
el crecimiento de su país y de República Dominicana era real o tan sólo un
rebote, este respondió:
“Siempre es bueno rebotar más que el resto
del mundo. Pero lo que ha ocurrido en Colombia y República dominicana ha sido
crecimiento importante, vigoroso, con recuperación de empleo y reducción de
pobreza.”
El Caribe tituló la entrevista bajo el
epígrafe de, Iván Duque: “República Dominicana y Colombia muestran crecimiento
real, no rebote.”
Es evidente que entre el titular de la
información y su contenido hay una brecha comunicacional o disonancia
cognitiva que conducen a una distorsión de la noticia.
En ninguna parte del texto transcrito de la
entrevista, el presidente Duque afirma que República dominicana y Colombia
muestran crecimiento real, no rebote. Eso no está dicho, en esos términos, en
ninguna parte de la entrevista. Se trata, por consiguiente, de una
interpretación subjetiva de quien tituló la pieza noticiosa.
Al responder la pregunta, el presidente
colombiano, de manera inteligente, haciendo uso de la ironía, no solo no
descartó que hubiese habido rebote en la economía de su país y en la
dominicana, sino que implícitamente reconoció el fenómeno al manifestar que
“siempre es bueno rebotar más que el resto del mundo.”
No fue quien esto escribe, el que sustentara
la tesis de la mitología del crecimiento económico por rebote estadístico,
sino nada más y nada menos que la CEPAL, en su balance preliminar de las economías
de América Latina y el Caribe del 2020.
Habla la CEPAL
En ese informe, el organismo regional de las Naciones Unidas sobre temas
económicos empezaba por explicar que la contracción del 2020, causada por el
confinamiento a que obligó la pandemia fue de -6.7% del PIB, la peor en más de
100 años.
Ante semejante tragedia, los gobiernos de
América Latina reaccionaron aplicando políticas monetarias y fiscales expansivas.
Eso condujo a la CEPAL a sostener que “para el 2021 se espera una tasa de
crecimiento del PIB positiva, que refleja fundamentalmente un rebote
estadístico…”
¿Por qué ese crecimiento esperado del PIB en
2021 sería el reflejo de un rebote estadístico?
Esa respuesta la brinda, con todo el peso de
su autoridad intelectual, Alicia Bárcena, hasta hace poco la directora
ejecutiva de la CEPAL. Lo dijo así:
“La dinámica de crecimiento de la región
este año (2021), si bien responde a las mejoras en las condiciones externas y
la creciente apertura de las economías, está principalmente explicada por una
base de comparación muy baja, producto de la fuerte caída del 2020, que fue de
-6.7%, la mayor desde 1900”.
Más aún, para despejar todo tipo de dudas o
confusión respecto de lo que estaba argumentando, añadió:
“En toda América Latina, la tasa de
crecimiento se explica por un efecto estadístico. En el caso de América del
Sur, podemos determinar que del 5.9% de crecimiento proyectado para el 2021, el
70 por ciento de la cifra es por arrastre, mientras que tan solo el 30 por
ciento del dato es crecimiento genuino”.
Con relación a Colombia, la CEPAL había
proyectado que ese país andino y caribeño, tendría un crecimiento de 7.5%,
pero hay seis puntos, o alrededor del 80 por ciento de esa proyección, que es
arrastre estadístico.
Y efectivamente, así es. El rebote
estadístico, resultado de la caída estrepitosa de la economía, siempre será
distinto al crecimiento real, orgánico y genuino que esta puede experimentar.